Para variar un poco el repertorio de nuestras noches dejamos de lado las películas de terror desde el inicio. También en cierta medida porque tenía poco caso ver "Saw IV" si Bake ni siquiera había visto la II. Ninguno había visto antes una película afgana y no íbamos a permitir que nadie dijera que no nos gusta incursionar en nuevos géneros. Titulada como "Kandahar" (suerte que no se arriesgaron a ponerle un título más 'explícito') y con una portada sugerente, nos adentramos en el mundo femenino afgano, pero también en el mundo pobre, asediado por las guerras y las enfermedades, y habitado por distintos espíritus en busca de la esperanza en las regiones más infértiles.
"Si ves una muñeca no la toques"
En realidad nunca había visto una burka como las que usan en la película, es decir, que verdaderamente cubrieran por completo a la mujer sin dejar a la vista siquiera los ojos. Se me ocurrieron preguntas tontas al respecto como, por ejemplo, cómo reconocerías a una amiga si la vieras por la calle. Suena algo ridículo inicialmente pero también delata esa limitación de la mujer: la mujer se recoge ya no sólo en el hogar, subordinada siempre a la familia (y aún más a la figura masculina) sino también se recoge en sí misma, su espacio real está dentro de su burka y nadie es capaz de ver a través de ella.
Desde una informativa mirada algo occidental la película por momentos se desenvuelve más como un documental que rigiéndose por la trama central, es casi una excusa para mostrarnos este viaje que debiendo ser tan breve se ve poblado de toda clase de peligros y contratiempos. Viene acompañado por la leyenda de 'basada en una historia real' pero ¿cuántas más historias igual de reales deben encontrarse ahí? en cada una de las mujeres que se marchitan dentro de una sociedad opresora. Y esto, claro, sólo si lo vemos desde esta perspectiva, porque evidentemente si nos remitiéramos a otros factores puede que el cambio de otorgarle libertad a las mujeres no terminara con la pobreza, la guerra, las enfermedades y el nivel de vida.
Aunque la mirada occidental, puesto que nuestra protagonista fue criada en Canadá a pesar de ser de nacionalidad afgana, resulta didáctica para el público ajeno a la situación, siento que en algún punto le niega una mayor crudeza. Pienso, por ejemplo, en "Las tortugas pueden volar", donde trata de enfocarse fenómenos sociales similares en otro país de Medio Oriente, pero donde se pasa por alto el hecho de que el espectador podría no entender por completo la situación: se le golpea de lleno con la trama y aún más con la realidad que se refleja en ella.
Por otra parte, la fotografía es impresionantemente hermosa, ciertas escenas muy simbólicas resultan estéticamente preciosas, aunque la historia por sí misma no se sostenga demasiado y tenga un final algo abrupto. La rescato principalmente por su valor documental y el modo en que logra representarlo.
Se agradecería a quienes pudieran recomendar películas donde se retratara la violencia como parte de las sociedades latinoamericanas. Como "Amores perros" o "Carandiru".
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