13/03/09
Siempre he renegado de las películas tailandesas. O más concretamente, del terror tailandés porque es lo único que he visto. Pero ahí voy, siempre que ponen una en cartelera tenemos que ir Bake y yo a verla, a pesar de que sabemos en qué terminará la visita. Es como un vicio.
Ya había visto alguna mención de la película y no sé porqué creí recordar que no le daban un mal puntaje. Error, después comprobaría que era imdb con 5.8.
Por aquí le pusieron el terríble título de "eXpectro". Así, con la X grandota. No sé porqué, comenzando por la variación ortográfica que Bake justificó como que antes era un pectro, pero ya no más; y después con la alusión espectral, que tenía poco que ver con el tag: mitad vampiro, mitad demonio. ¿Nos faltó el mitad espectro, mitad bailarina exótica? Ajam. Bueno, el punto es.
"Puedes transmitirle todos tus conocimientos a quien quieras, pero nunca recibir un pago por ellos"
Y ahora me vengo enterando que el director es inglés. Faltaba más. Hablan de la incursión en el cine tailandés desde dentro y bla, pero lo cierto es que es casi tan reprobable como la mayoría de los filmes de terror que he visto de ese país (sin contar, "Alone", Bake, ya lo sé).
Incluso, podría ser que si le quitaramos los elementos de terror tan explícitamente como tal, podría resultar en una película anecdótica, al menos. Ya no digo buena pero, ajam. Eso porque realmente la introducción es entretenida o algo así.
La historia, a diferencia de la mayoría de las películas de terror asiáticas masivas que tratan de entrar en materia a los pocos minutos, parte desde puntos bastante neutrales. Tenemos la vida Dau (oh, no puedo recordar su nombre original) que se cría en una zona rural muy remota de Tailandia. Vive únicamente con su abuela, una mujer muy enferma, aisladas del resto del mundo en medio de la selva. Los niños de los poblados cercanos le temen porque la consideran una bruja, como a su abuela, y en general vive sólo para cuidar de esta. Finalmente se quedan sin dinero y un día al ir a pedir fiado a la ciudad, la señora de la tienda le ofrece una posible solución a la situación y le dice que le conseguirá un trabajo en la capital. Al día siguiente viaja a Bangkok, donde, adivinaron, la recrutarán en un centro nocturno para que entre como bailarina. Y eso es sólo el comienzo.
En todo ese momento, sin ninguna alusión paranormal latente, resulta casi interesante. Sabemos que Tailandia es un país con un mercado sexual importante y sin duda deben haber muchísimas historias similares. Claro, algo estereotípico pero no molesto al menos: la joven que viene de un pueblo perdido y de pronto se encuentra vestida con ropa provocativa y siendo incitada a bailar para un público de extranjeros. Con la ayuda de Pookie, una especie de tutora entre las demás bailarinas, tratará de introducirse en ese nuevo mundo de erotismo y prostitución que le resulta desconocido y además, aterrador.
Todo listo para un drama, ¿no? Tampoco es para tanto. Hasta entonces yo creo que las cosas marchaban bien, me gustaba la mirada a los distintos puntos de Tailandia, a la noción 'paranormal' (el hecho de que la consideraran bruja) como algo adicional, la problemática que se le presentaba con sus típicas situaciones de compañeras envidiosas tratando de hacerla sentir mal. Etc.
Incluso las escenas en el lugar son visualmente entretenidas, no abusan demasiado de la provocación sexual más que para presentarla, aunque uno no puede negar que las jóvenes son guapas y que nunca está de más ver sus presentaciones (a veces un poco arriesgadas como aquella en que una baila sensualmente con un, ajam, pepino en la boca, mientras un hombre semi desnudo con pinta de guerrero y un sable va rebanando el pepino) (ajam, decía yo).
Cuando vamos entrando en materia resulta lento pero quizá poco afortunado. Después de ser rechazada por el primer extranjero que se aprovechó de ella, decide vengarse a las viejas usanzas de la abuela. Todavía la secuencia en que se muestra como hace sus ritos de magia es interesante, personalmente me gustó mucho una escena en que se clava, simbólicamente, un enorme clavo en la lengua. Pero luego tan tan tan taaaan, la venganza: el hombre está tranquila (pero distraídamente) orinando en un baño mixto cuando, ¡oh! una enorme serpiente que nadie vio entrar lo ataca en lo más noble de su desprevenido ser. Ahora sabemos de dónde sacaron la idea para "Snakes on a plane".
A partir de ahí todo comienza a irse terriblemente hacia abajo: Dau trata de dar un giro inesperado a su perfil y se quiere volver una chica sensual y peligrosa. Como esto tampoco resulta del todo fácil comienza a abusar de la magia cuando la requiere: ¿que la compañera del baile sensual con el pepino no le deja el show? nada que un hielo en la pista cuidadosamente colocado debajo de los pies del guerrero con el sable no arregle. Oh.
Luego viene aquella parte que suele gustarme de algunas maldiciones: las condiciones. Dau, claro, como heredera de la magia roja tailandesa cuyo nombre no recuerdo, tiene ciertas reglas que su abuela le dijo que no debía romper. La primera era, claro, que no abusara de la magia, pero esa es fácil de romper. Las demás ya son ridículas, primero porque al no tener el contexto yo no sé qué significa que no se debe pasar debajo de un tendedero (supongo que será alguna variación de las escaleras, por estos lados) ni por qué, entonces, pondría justamente el tendedero cruzando su habitación por el medio. Pero además Dau las rompe todas de los modos más absurdos, hasta la inconsciencia total. Y entonces es cuando llegamos a la premisa de nuestra película: mitad vampiro, mitad demonio. Dau ya anda por ahí practicando muy libremente su sexualidad y después aprovecha a sus clientes y también se los come. Uh.
Los efectos, no digamos, son poco afortunados, como suele suceder en estas películas. Se abusa de ellos pero tampoco demasiado. Para este entonces la idea no solo es mala si no también ya muy aburrida, en esos momentos queremos que se coma a todos y acabe, porque ni siquiera es capaz de llevar un buen climax que nos convenza. Por momentos la atmósfera se trata de ver muy Argento, habían tomas que yo me las imaginaba tomadas de "Suspiria". Pero mal logradas, no es necesario decirlo. Y luego, bueno, viene toda la parte de "detengamos la maldición" entre las amigas de la bailarina que sufrió la furia del sable que contratan a otro brujo para contrarrestarla y por otro lado Pookie (que, hay que decirlo, es lo mejor de la película) que intenta genuinamente ayudarla porque a los amigos se les quiere aunque sean vampiros demonios.
Se alarga hasta lo imposible con escenas bastante innecesarias o que quizá llegaron demasiado tarde. Se pierde entre el "quiero detenerm" / "no puedo detenerme" / "todo es un sueño" / "¿entonces por qué me como a las personas?" y ya para ese momento se vislumbra que no hay un buen final posible. Así que le dan el más sacado de la manga y malo que se encuentran. Fin.
Una película que no parecía del todo mala durante los primeros veinte minutos pero que después llega a ser bastante detestable. No llega a ser extremadamente molesta, como aquella tailandesa del fantasma travesti (que a mí no debió molestarme, siendo travesti, pero ni eso salvó la película de ser malísima), pero tampoco es grata. Tiene un mal ritmo y probablemente su mayor defecto es que termina por ser aburrida sin aportar nada al género. Y sin asustar, según me parece recordar.
Nada recomendable.
¿Entonces por qué sigo viendo cine tailandés? Es un misterio.
Siempre he renegado de las películas tailandesas. O más concretamente, del terror tailandés porque es lo único que he visto. Pero ahí voy, siempre que ponen una en cartelera tenemos que ir Bake y yo a verla, a pesar de que sabemos en qué terminará la visita. Es como un vicio.
Ya había visto alguna mención de la película y no sé porqué creí recordar que no le daban un mal puntaje. Error, después comprobaría que era imdb con 5.8.
Por aquí le pusieron el terríble título de "eXpectro". Así, con la X grandota. No sé porqué, comenzando por la variación ortográfica que Bake justificó como que antes era un pectro, pero ya no más; y después con la alusión espectral, que tenía poco que ver con el tag: mitad vampiro, mitad demonio. ¿Nos faltó el mitad espectro, mitad bailarina exótica? Ajam. Bueno, el punto es.
"Puedes transmitirle todos tus conocimientos a quien quieras, pero nunca recibir un pago por ellos"
Y ahora me vengo enterando que el director es inglés. Faltaba más. Hablan de la incursión en el cine tailandés desde dentro y bla, pero lo cierto es que es casi tan reprobable como la mayoría de los filmes de terror que he visto de ese país (sin contar, "Alone", Bake, ya lo sé).
Incluso, podría ser que si le quitaramos los elementos de terror tan explícitamente como tal, podría resultar en una película anecdótica, al menos. Ya no digo buena pero, ajam. Eso porque realmente la introducción es entretenida o algo así.
La historia, a diferencia de la mayoría de las películas de terror asiáticas masivas que tratan de entrar en materia a los pocos minutos, parte desde puntos bastante neutrales. Tenemos la vida Dau (oh, no puedo recordar su nombre original) que se cría en una zona rural muy remota de Tailandia. Vive únicamente con su abuela, una mujer muy enferma, aisladas del resto del mundo en medio de la selva. Los niños de los poblados cercanos le temen porque la consideran una bruja, como a su abuela, y en general vive sólo para cuidar de esta. Finalmente se quedan sin dinero y un día al ir a pedir fiado a la ciudad, la señora de la tienda le ofrece una posible solución a la situación y le dice que le conseguirá un trabajo en la capital. Al día siguiente viaja a Bangkok, donde, adivinaron, la recrutarán en un centro nocturno para que entre como bailarina. Y eso es sólo el comienzo.
En todo ese momento, sin ninguna alusión paranormal latente, resulta casi interesante. Sabemos que Tailandia es un país con un mercado sexual importante y sin duda deben haber muchísimas historias similares. Claro, algo estereotípico pero no molesto al menos: la joven que viene de un pueblo perdido y de pronto se encuentra vestida con ropa provocativa y siendo incitada a bailar para un público de extranjeros. Con la ayuda de Pookie, una especie de tutora entre las demás bailarinas, tratará de introducirse en ese nuevo mundo de erotismo y prostitución que le resulta desconocido y además, aterrador.
Todo listo para un drama, ¿no? Tampoco es para tanto. Hasta entonces yo creo que las cosas marchaban bien, me gustaba la mirada a los distintos puntos de Tailandia, a la noción 'paranormal' (el hecho de que la consideraran bruja) como algo adicional, la problemática que se le presentaba con sus típicas situaciones de compañeras envidiosas tratando de hacerla sentir mal. Etc.
Incluso las escenas en el lugar son visualmente entretenidas, no abusan demasiado de la provocación sexual más que para presentarla, aunque uno no puede negar que las jóvenes son guapas y que nunca está de más ver sus presentaciones (a veces un poco arriesgadas como aquella en que una baila sensualmente con un, ajam, pepino en la boca, mientras un hombre semi desnudo con pinta de guerrero y un sable va rebanando el pepino) (ajam, decía yo).
Cuando vamos entrando en materia resulta lento pero quizá poco afortunado. Después de ser rechazada por el primer extranjero que se aprovechó de ella, decide vengarse a las viejas usanzas de la abuela. Todavía la secuencia en que se muestra como hace sus ritos de magia es interesante, personalmente me gustó mucho una escena en que se clava, simbólicamente, un enorme clavo en la lengua. Pero luego tan tan tan taaaan, la venganza: el hombre está tranquila (pero distraídamente) orinando en un baño mixto cuando, ¡oh! una enorme serpiente que nadie vio entrar lo ataca en lo más noble de su desprevenido ser. Ahora sabemos de dónde sacaron la idea para "Snakes on a plane".
A partir de ahí todo comienza a irse terriblemente hacia abajo: Dau trata de dar un giro inesperado a su perfil y se quiere volver una chica sensual y peligrosa. Como esto tampoco resulta del todo fácil comienza a abusar de la magia cuando la requiere: ¿que la compañera del baile sensual con el pepino no le deja el show? nada que un hielo en la pista cuidadosamente colocado debajo de los pies del guerrero con el sable no arregle. Oh.
Luego viene aquella parte que suele gustarme de algunas maldiciones: las condiciones. Dau, claro, como heredera de la magia roja tailandesa cuyo nombre no recuerdo, tiene ciertas reglas que su abuela le dijo que no debía romper. La primera era, claro, que no abusara de la magia, pero esa es fácil de romper. Las demás ya son ridículas, primero porque al no tener el contexto yo no sé qué significa que no se debe pasar debajo de un tendedero (supongo que será alguna variación de las escaleras, por estos lados) ni por qué, entonces, pondría justamente el tendedero cruzando su habitación por el medio. Pero además Dau las rompe todas de los modos más absurdos, hasta la inconsciencia total. Y entonces es cuando llegamos a la premisa de nuestra película: mitad vampiro, mitad demonio. Dau ya anda por ahí practicando muy libremente su sexualidad y después aprovecha a sus clientes y también se los come. Uh.
Los efectos, no digamos, son poco afortunados, como suele suceder en estas películas. Se abusa de ellos pero tampoco demasiado. Para este entonces la idea no solo es mala si no también ya muy aburrida, en esos momentos queremos que se coma a todos y acabe, porque ni siquiera es capaz de llevar un buen climax que nos convenza. Por momentos la atmósfera se trata de ver muy Argento, habían tomas que yo me las imaginaba tomadas de "Suspiria". Pero mal logradas, no es necesario decirlo. Y luego, bueno, viene toda la parte de "detengamos la maldición" entre las amigas de la bailarina que sufrió la furia del sable que contratan a otro brujo para contrarrestarla y por otro lado Pookie (que, hay que decirlo, es lo mejor de la película) que intenta genuinamente ayudarla porque a los amigos se les quiere aunque sean vampiros demonios.
Se alarga hasta lo imposible con escenas bastante innecesarias o que quizá llegaron demasiado tarde. Se pierde entre el "quiero detenerm" / "no puedo detenerme" / "todo es un sueño" / "¿entonces por qué me como a las personas?" y ya para ese momento se vislumbra que no hay un buen final posible. Así que le dan el más sacado de la manga y malo que se encuentran. Fin.
Una película que no parecía del todo mala durante los primeros veinte minutos pero que después llega a ser bastante detestable. No llega a ser extremadamente molesta, como aquella tailandesa del fantasma travesti (que a mí no debió molestarme, siendo travesti, pero ni eso salvó la película de ser malísima), pero tampoco es grata. Tiene un mal ritmo y probablemente su mayor defecto es que termina por ser aburrida sin aportar nada al género. Y sin asustar, según me parece recordar.
Nada recomendable.
¿Entonces por qué sigo viendo cine tailandés? Es un misterio.
Tal vez porque esperas encontrar algo que valga el seguir viéndolas. yo prefiero husmear entre el cine Coreano pues así llegue a conocer al mr venganza la mrs y al oldboy, también The host. Del cine Tahilandés no conozco mucho... las pocas que he visto se me hacen muy simples al grado de perder el interés, no así las de golpes patadas y acrobacias, que a pesar de la espectacularidad de sus peleas, no siempre tienen una historia aceptable de fondo.
ResponderEliminarsaludos