Bueno, siempre me hago la difícil para responder todas las típicas cosas de 'responde este post...' pero cuando Alberto me invitó a responder con anécdotas de cine no tuve más remedio que ceder. En el fondo soy muy odiosa. En la superficie también.
Las instrucciones son:
* Contar 3 anécdotas relacionadas con el cine. Pueden ser de ámbito personal, observaciones o momentos graciosos. Todas las anécdotas tienen que haber sucedido en la vida real en una sala de cine.
* Pasar el meme a otros 3 bloggeros vía comentario en sus blogs.
Y comenzamos:
1. Ésta tiene que ir primero porque de otra manera es muy tonta, incluso probablemente no funcione demasiado como anécdota. Supondré que todos conocen el ridículo pero adorable video de keyboard cat. Sí, es un gato cuasi puppet tocando un piano, no podría ser más surreal. El caso es que yo estoy obsesionada con él, particularmente con su primera melodía. Y además con el modo que utilizan su intromisión en otros videos. El caso es que ya casi es un chiste local con varios amigos que en ciertos momentos medio incómodos o fuera de lugar, me pongo a tararear la tonadita y a mover frenéticamente mis manitas felinas. Ajam.
Hace unos días fui con Ian y su hermana a ver la insufrible Arrástrame al infierno y para casi la mitad de la película yo ya había adoptado mi pose de 'no estoy disfrutando esto' y ni siquiera hacía comentarios molestos cada cinco minutos (porque yo soy terrible como acompañante de cine, hablo mucho). Entonces tuvo lugar cierta escena verdaderamente incómoda en que incluso uno como espectador no sabe cómo reaccionar: Christine, nuestra insufrible protagonista, va a cenar a casa de los padres de su novio aunque ya sabe que la odian por ser una pueblerina sin chiste. Hécuba, el gato de los padres, la recibe con todo el odio que un gato puede demostrar y ella, ya loquita por escuchar la voz de Lamia a cada momento, trata de quedar bien con los padres diciendo "yo lo entiendo, yo tenía un gato". Su novio la corrige "tú TIENES un gato, a menos de que le haya pasado algo". Y en una situación incómoda ella responde "yo qué sé, así son los gatos" mientras ninguno de los participantes (ni de los espectadores) sabe cómo reaccionar ante tal situación incómoda sin chiste. No pude reprimir la tonadita que habría quedado perfecta en la escena, consiguiendo que mis acompañantes se rieran emotivamente durante los siguientes minutos en una de las escenas menos graciosas de la película. Ante el desconcierto del resto del público.
2. Siempre he creído que hay películas que te llegan en el momento adecuado y respecto a ello probablemente ésta es mi anécdota favorita. En uno de los peores días de mi vida me encontraba vagando sin rumbo muy fijo. Sentía que me había peleado con todas las personas con las que importaba pelearme, que había sido abandonada por todas las personas que importaba que me abandonaran, que no tenía dónde dormir, no tenía qué hacer y estaba por irme de una ciudad en la que de pronto sentía que no había estado nunca. Para cuando me encontré con Bake ya llevaba algunas horas caminando bajo una lluvia desaforada y era incapaz de no resbalarme en cada superficie metálica. Estaba completamente empapada y el refugio más cercano (la casa de Bake) quedaba a más de una hora en camión. Continuamos caminando hasta que encontramos un techo dónde resguardarnos: un pequeño cine de arte perdido por el centro que en aquel entonces no conocía. La entrada costaba apenas unos pocos pesos y decidimos entrar sin preguntarnos siquiera cuál era la película. La sala era larga pero estrecha, con sillas de madera de lo más incómodas y no había nadie. La película sería Sympathy for Lady Vengeance y sería lo primero que vería de Park Chan-Wook. Fue amor a primera vista. Después de varios años y por al menos unas quince veces de haberla vuelto a ver, sigue pareciéndome una película inconmensurablemente hermosa.
3. Vi El proyecto de la Bruja de Blair en uno de los primeros cines que hubo en mi ciudad, sino es que el primero. Sólo tenía dos salas, las bancas eran inamovibles y de madera, las primeras filas de asientos siempre estaban hundidas en un improvisado charco-lago que jamás parecía secarse y de pronto uno podía tener la mala suerte de que una rata pasara por sus pies. Afuera, en el estacionamiento, había una casa que se decía embrujada. Con todo tenía algo de romántico. Fuimos en grupo, prototípicos amiguitos de escuela que quieren ir a ver una película de terror. Éramos los únicos en la sala aunque los suficientes como para casi llenar una hilera. Las mujeres al centro, nadie quería sentarse en las orillas y tener la sensación de que cualquiera podría pasar por esos pasillos oscuros cuando apagaran las luces. Haciéndome la valiente acepté estar ahí, casi exiliada del resto del grupo que se amontaba hacia el de junto conforme la película te iba sumergiendo en su atmósfera. En los momentos a oscuras la sala verdaderamente se sumía en tinieblas, uno no era capaz de ver nada y sólo escuchaba los llantos de bebés de fondo o el sonido siniestro al caso. Era como si entonces no hubiera nadie más, y yo tan cerca de los pasillos oscuros y tan lejos del resto del grupo me sentí, probablemente como nunca más, completamente dentro de una película de terror.
Creo que suenan más emotivos que interesantes. Jo. Con todo tengo que señalar a tres víctimas para que continuen y se me ocurren pocas opciones. Así que me inclinaré por:
Las instrucciones son:
* Contar 3 anécdotas relacionadas con el cine. Pueden ser de ámbito personal, observaciones o momentos graciosos. Todas las anécdotas tienen que haber sucedido en la vida real en una sala de cine.
* Pasar el meme a otros 3 bloggeros vía comentario en sus blogs.
Y comenzamos:
1. Ésta tiene que ir primero porque de otra manera es muy tonta, incluso probablemente no funcione demasiado como anécdota. Supondré que todos conocen el ridículo pero adorable video de keyboard cat. Sí, es un gato cuasi puppet tocando un piano, no podría ser más surreal. El caso es que yo estoy obsesionada con él, particularmente con su primera melodía. Y además con el modo que utilizan su intromisión en otros videos. El caso es que ya casi es un chiste local con varios amigos que en ciertos momentos medio incómodos o fuera de lugar, me pongo a tararear la tonadita y a mover frenéticamente mis manitas felinas. Ajam.
Hace unos días fui con Ian y su hermana a ver la insufrible Arrástrame al infierno y para casi la mitad de la película yo ya había adoptado mi pose de 'no estoy disfrutando esto' y ni siquiera hacía comentarios molestos cada cinco minutos (porque yo soy terrible como acompañante de cine, hablo mucho). Entonces tuvo lugar cierta escena verdaderamente incómoda en que incluso uno como espectador no sabe cómo reaccionar: Christine, nuestra insufrible protagonista, va a cenar a casa de los padres de su novio aunque ya sabe que la odian por ser una pueblerina sin chiste. Hécuba, el gato de los padres, la recibe con todo el odio que un gato puede demostrar y ella, ya loquita por escuchar la voz de Lamia a cada momento, trata de quedar bien con los padres diciendo "yo lo entiendo, yo tenía un gato". Su novio la corrige "tú TIENES un gato, a menos de que le haya pasado algo". Y en una situación incómoda ella responde "yo qué sé, así son los gatos" mientras ninguno de los participantes (ni de los espectadores) sabe cómo reaccionar ante tal situación incómoda sin chiste. No pude reprimir la tonadita que habría quedado perfecta en la escena, consiguiendo que mis acompañantes se rieran emotivamente durante los siguientes minutos en una de las escenas menos graciosas de la película. Ante el desconcierto del resto del público.
2. Siempre he creído que hay películas que te llegan en el momento adecuado y respecto a ello probablemente ésta es mi anécdota favorita. En uno de los peores días de mi vida me encontraba vagando sin rumbo muy fijo. Sentía que me había peleado con todas las personas con las que importaba pelearme, que había sido abandonada por todas las personas que importaba que me abandonaran, que no tenía dónde dormir, no tenía qué hacer y estaba por irme de una ciudad en la que de pronto sentía que no había estado nunca. Para cuando me encontré con Bake ya llevaba algunas horas caminando bajo una lluvia desaforada y era incapaz de no resbalarme en cada superficie metálica. Estaba completamente empapada y el refugio más cercano (la casa de Bake) quedaba a más de una hora en camión. Continuamos caminando hasta que encontramos un techo dónde resguardarnos: un pequeño cine de arte perdido por el centro que en aquel entonces no conocía. La entrada costaba apenas unos pocos pesos y decidimos entrar sin preguntarnos siquiera cuál era la película. La sala era larga pero estrecha, con sillas de madera de lo más incómodas y no había nadie. La película sería Sympathy for Lady Vengeance y sería lo primero que vería de Park Chan-Wook. Fue amor a primera vista. Después de varios años y por al menos unas quince veces de haberla vuelto a ver, sigue pareciéndome una película inconmensurablemente hermosa.
3. Vi El proyecto de la Bruja de Blair en uno de los primeros cines que hubo en mi ciudad, sino es que el primero. Sólo tenía dos salas, las bancas eran inamovibles y de madera, las primeras filas de asientos siempre estaban hundidas en un improvisado charco-lago que jamás parecía secarse y de pronto uno podía tener la mala suerte de que una rata pasara por sus pies. Afuera, en el estacionamiento, había una casa que se decía embrujada. Con todo tenía algo de romántico. Fuimos en grupo, prototípicos amiguitos de escuela que quieren ir a ver una película de terror. Éramos los únicos en la sala aunque los suficientes como para casi llenar una hilera. Las mujeres al centro, nadie quería sentarse en las orillas y tener la sensación de que cualquiera podría pasar por esos pasillos oscuros cuando apagaran las luces. Haciéndome la valiente acepté estar ahí, casi exiliada del resto del grupo que se amontaba hacia el de junto conforme la película te iba sumergiendo en su atmósfera. En los momentos a oscuras la sala verdaderamente se sumía en tinieblas, uno no era capaz de ver nada y sólo escuchaba los llantos de bebés de fondo o el sonido siniestro al caso. Era como si entonces no hubiera nadie más, y yo tan cerca de los pasillos oscuros y tan lejos del resto del grupo me sentí, probablemente como nunca más, completamente dentro de una película de terror.
Creo que suenan más emotivos que interesantes. Jo. Con todo tengo que señalar a tres víctimas para que continuen y se me ocurren pocas opciones. Así que me inclinaré por:
Yo creo que si tu y yo fueramos al cine alguna ves, ibamos a tener serios problemas; veras, yo tambien soy muy mal acompañante, solo que contrario a ti, es porque no digo una sola palabra y tampoco permito que mis acompñantes hablen, yo creo que por eso es que casi siempre voy solo al cine jajaja.
ResponderEliminarMe agrada la idea de estas anecdotas de cine, yo tengo varias, mas tarde pondre 3 de ellas :)
A mi parecer precisamente es la emotividad es lo que las hace interesantes.
ResponderEliminarConcuerdo contigo en lo de las películas que se te atraviesan en el momento justo, pues a mi me ha pasado varias veces, destacando en los últimos años Magnolia, de PT Anderson, y Finding Forrester, de Gus Van Sant.
Un saludo.
Oh bueno... gracias, ahora me toca pensar... Por cierto que los tuyos han quedado interesantes, sobretodo el segundo, yo también pienso que hay películas que te llegan en el momento apropiado.
ResponderEliminarSaludos.