28/01/10
Continuando con las películas que van para oscar a mejor extranjera, seguimos con la selección de Bulgaria, cuyo título (largo y encantador) en inglés era "The world is big and salvation lurks around the corner". La verdad es que tengo algo por los títulos largos.
"We don't play for money, only for honour"
Después de las películas que ya había visto para esta categoría, la verdad temía un poco enfrentarme con una que tuviera un título tan aparentemente positivo y que parecía ser un drama de familia. Aunque como tampoco recuerdo demasiadas películas de Bulgaria, supuse que sería una buena oportunidad.
Ciertamente es un drama de familia, aunque diría que la primicia resulta ser bastante interesante como para atraparlo a uno desde el inicio. Todo gira alrededor de Aleksander, quien tras darnos una rápida introducción a los inicios de su vida y su relación con sus parientes inmediatos en la Bulgaria comunista, continua con una vertiginosa reminiscencia de un accidente automovilístico, muchos años después. En dicho accidente mueren ambos padres de Aleksander y éste pierde toda la memoria previa. Su abuelo materno, a quien se le conoce como Bai Dan, debe viajar hasta Alemania para visitarlo y encontrarse con que el joven no sólo no lo reconoce en absoluto, sino que se niega siquiera a mostrarse comprensivo con su situación. Confundido y violento por su incapacidad de recordar nada, prefiere aislarse del mundo dentro de su cuarto de hospital, mientras que Bai Dan se da a la tarea de conseguir que su nieto recupere la memoria y vuelva con él a casa.
La trama juega por dos partes, por una la idea de la pérdida de memoria como recurso para este viaje íntimo resulta al menos interesante, pero por otro lado sentimos que esa noción de descubrir el verdadero significado de la familia y de uno mismo ya la hemos visto en otros lados. A su favor juega, sin duda, la personalidad del abuelo, interpretado por Miki Manojlovic, quien es sin duda el eje más fuerte de toda la película aunque no sea, en norma, el protagónico. También es cierto que los personajes de abuelos tienen esa facilidad y yo me rindo fácilmente ante un anciano malhumorado pero con buenos sentimientos, jo, pero sin duda que Bai Dan encarna de manera perfecta una militancia de lealtad familiar entrañable. Tampoco está de más el personaje del nieto, Aleksander, quien trata de apartarse un poco del estereotípico personaje que o bien está completamente abierto a este viaje cuasi iniciático, ni tampoco ferozmente renuente. Es un personaje inestable, un poco violento, pero que finalmente transmite la confusión lógica de alguien que teme al mundo porque nada en él le parece conocido, aunque en esencia recuerde el modo de hacer las cosas.
A la par que el viaje estético-emotivo, se van desglosando también ciertas memorias de la infancia de Aleksander, desde que su abuelo le enseñara a jugar backgammon y todas las situaciones que vivió con su familia. A diferencia de otro tipo de películas, estas secuencias permanecen ocultas para nuestro protagónico, quien aún no puede acceder a ellas, pero se revelan ante nosotros jugando un objetivo ambiguo. Lo fácil sería pensar que vemos lo que Aleksander añora, que son sus recuerdos, y reflexionamos sobre la importancia de la memoria y demás; pero por otro lado, de manera paradójica, esta serie de imágenes de momentos difíciles, el retrato de la Bulgaria opresora y comunista, los recuerdos dolorosos, parecen mitigarse ante el hecho de no poder acceder a ellos. Por momentos incluso llegamos a preguntarnos sino es mejor que Aleksander sencillamente no recupere la memoria, y que ese inicio a una nueva vida no fuese sólo metafórico, sino literal.
La película es bella, obviamente cargada de un mensaje alrededor de los valores familiares bastante claro y en este aspecto no representa una mayor sorpresa aunque tampoco la supuso en ningún punto. Yo agradezco realmente que optaran por un tono dulce, con la crudeza necesaria pero no buscando la lágrima fácil como muchos dramas al estilo hubieran hecho (y yo caigo rápido cuando hay abuelos de por medio). Pero tampoco supone mucho más que una película muy cuidada, impecable y con un contenido grato. Todo lo cual podría sonar muy positivo pero yo creo que finalmente le falta más fuerza como para que llegue a marcarnos del todo y no se quede con el mensaje fácil que ya había propuesto desde un inicio.
Además, está el asunto del backgammon, que es como la gran metáfora de la película. Y, bueno, yo no sé jugar backgammon, yo no conozco la posible carga semántica del juego, y sin embargo es un símbolo que se maneja desde el inicio y diré que para mí fue muy difícil darle más valor que el que suponía que le atribuían los personajes. Y en ese punto es difícil conectar, sobre todo siendo un símbolo tan repetido durante el filme. Que siempre he pensado que es un poco molesto cuando se abusa tanto de una sola metáfora, ajam.
Continuando con las películas que van para oscar a mejor extranjera, seguimos con la selección de Bulgaria, cuyo título (largo y encantador) en inglés era "The world is big and salvation lurks around the corner". La verdad es que tengo algo por los títulos largos.
"We don't play for money, only for honour"
Después de las películas que ya había visto para esta categoría, la verdad temía un poco enfrentarme con una que tuviera un título tan aparentemente positivo y que parecía ser un drama de familia. Aunque como tampoco recuerdo demasiadas películas de Bulgaria, supuse que sería una buena oportunidad.
Ciertamente es un drama de familia, aunque diría que la primicia resulta ser bastante interesante como para atraparlo a uno desde el inicio. Todo gira alrededor de Aleksander, quien tras darnos una rápida introducción a los inicios de su vida y su relación con sus parientes inmediatos en la Bulgaria comunista, continua con una vertiginosa reminiscencia de un accidente automovilístico, muchos años después. En dicho accidente mueren ambos padres de Aleksander y éste pierde toda la memoria previa. Su abuelo materno, a quien se le conoce como Bai Dan, debe viajar hasta Alemania para visitarlo y encontrarse con que el joven no sólo no lo reconoce en absoluto, sino que se niega siquiera a mostrarse comprensivo con su situación. Confundido y violento por su incapacidad de recordar nada, prefiere aislarse del mundo dentro de su cuarto de hospital, mientras que Bai Dan se da a la tarea de conseguir que su nieto recupere la memoria y vuelva con él a casa.
La trama juega por dos partes, por una la idea de la pérdida de memoria como recurso para este viaje íntimo resulta al menos interesante, pero por otro lado sentimos que esa noción de descubrir el verdadero significado de la familia y de uno mismo ya la hemos visto en otros lados. A su favor juega, sin duda, la personalidad del abuelo, interpretado por Miki Manojlovic, quien es sin duda el eje más fuerte de toda la película aunque no sea, en norma, el protagónico. También es cierto que los personajes de abuelos tienen esa facilidad y yo me rindo fácilmente ante un anciano malhumorado pero con buenos sentimientos, jo, pero sin duda que Bai Dan encarna de manera perfecta una militancia de lealtad familiar entrañable. Tampoco está de más el personaje del nieto, Aleksander, quien trata de apartarse un poco del estereotípico personaje que o bien está completamente abierto a este viaje cuasi iniciático, ni tampoco ferozmente renuente. Es un personaje inestable, un poco violento, pero que finalmente transmite la confusión lógica de alguien que teme al mundo porque nada en él le parece conocido, aunque en esencia recuerde el modo de hacer las cosas.
A la par que el viaje estético-emotivo, se van desglosando también ciertas memorias de la infancia de Aleksander, desde que su abuelo le enseñara a jugar backgammon y todas las situaciones que vivió con su familia. A diferencia de otro tipo de películas, estas secuencias permanecen ocultas para nuestro protagónico, quien aún no puede acceder a ellas, pero se revelan ante nosotros jugando un objetivo ambiguo. Lo fácil sería pensar que vemos lo que Aleksander añora, que son sus recuerdos, y reflexionamos sobre la importancia de la memoria y demás; pero por otro lado, de manera paradójica, esta serie de imágenes de momentos difíciles, el retrato de la Bulgaria opresora y comunista, los recuerdos dolorosos, parecen mitigarse ante el hecho de no poder acceder a ellos. Por momentos incluso llegamos a preguntarnos sino es mejor que Aleksander sencillamente no recupere la memoria, y que ese inicio a una nueva vida no fuese sólo metafórico, sino literal.
La película es bella, obviamente cargada de un mensaje alrededor de los valores familiares bastante claro y en este aspecto no representa una mayor sorpresa aunque tampoco la supuso en ningún punto. Yo agradezco realmente que optaran por un tono dulce, con la crudeza necesaria pero no buscando la lágrima fácil como muchos dramas al estilo hubieran hecho (y yo caigo rápido cuando hay abuelos de por medio). Pero tampoco supone mucho más que una película muy cuidada, impecable y con un contenido grato. Todo lo cual podría sonar muy positivo pero yo creo que finalmente le falta más fuerza como para que llegue a marcarnos del todo y no se quede con el mensaje fácil que ya había propuesto desde un inicio.
Además, está el asunto del backgammon, que es como la gran metáfora de la película. Y, bueno, yo no sé jugar backgammon, yo no conozco la posible carga semántica del juego, y sin embargo es un símbolo que se maneja desde el inicio y diré que para mí fue muy difícil darle más valor que el que suponía que le atribuían los personajes. Y en ese punto es difícil conectar, sobre todo siendo un símbolo tan repetido durante el filme. Que siempre he pensado que es un poco molesto cuando se abusa tanto de una sola metáfora, ajam.
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