Pages - Menu

15.2.10

"The wolfman", Joe Johnston



15/02/10
Tal como les comenté, ayer en la noche me dispuse a ver "El hombre lobo", con cierto recelo. Y recordé, principalmente, por qué es terrible ir al cine durante ciertos festejos. Excepto navidad, cuando las salas están prácticamente vacías. Ajam. En fin, todos saben que yo en realidad fui por Benicio, no es ninguna sorpresa.



"I am what I say I am. A monster"

Supongo que es conveniente decir desde el inicio que entre el gran repertorio de monstruos cinematográficos en todas sus presentaciones, el hombre lobo es, probablemente, de los que menos me gustan. No exagero al decir que Benicio del Toro jugó un papel fundamental en que me decidiera a verla porque de otro modo, aunque me gusta ver cuanta cosa de monstruos pasan en el cine, podría haberla omitido sin ninguna clase de culpa. Tampoco iba con muchas expectativas y no conocía bien la historia de la película del 41. No sé decidir si mi posición jugaba positiva o negativamente al momento de verla.

Primero, claro, es un producto hollywoodense destinado a saquear nuestros bolsillos, así que hay que saber qué esperar. Pero yo no puedo evitar a los primeros minutos hacer un scaneo de lo que la película me parece: Historia sencilla, como debe de ser, una buena recreación de la Inglaterra rural de la época, bastante siniestra, no sé cómo alguien puede ver a Benicio como un inglés victoriano, interesantes momentos del chismeo rural que corresponde a un hombre lobo. Varios detalles que en ese momento me parecieron anecdóticos y que luego resultarían ligeramente reveladores: que Benicio sea un actor y que en su gira se esté representando precisamente "Hamlet", o que en la mansión de su padre haya en las escaleras de entrada una estatua clásica enorme de un hombre siendo perseguido y quizá prontamente devorado por unos lobos. Ajam.

Cuando uno todavía tiene sentimientos encontrados al respecto llega la primera escena de hombres lobo, mientras el necio de Benicio va al campamento de los gitanos a investigar algo sobre la muerte de su hermano. Esa primera escena, en que de un momento a otro todos se ven acosados por una amenaza casi invisible y lo único que alcanzamos a contemplar son sus víctimas y el ruido animal que nos rodea y que viene de todos lados y ninguno, es una escena brutalmente encantadora. Las rápidas visiones sangrientas, los gritos, las imágenes borrosas y la noche que apenas pueda verse entre antorcha y antorcha le dan un toque perfecto. Y que termina, claro, cuando muerden a Benicio por ir absurdamente a seguir un niño a mitad de la nada. Merecido se lo tenía.
En ese momento me dije que, vaya, quizá algo interesante podría venir.

El problema es que luego no. El resto de la película sigue un ritmo más bien inestable en que por momentos consigue buenas secuencias o buenas imágenes, y que luego erra peligrosamente en otras mucho menos afortunadas. Y diría incluso que la mayoría de los problemas son más bien detalles, pero que en conjunto consiguen que la película no pase demasiado por ser entretenida pero nada más.
Esos detalles, los que me parecen más graves, yo diría que son principalmente: que Benicio se ve más anacrónico que nada. Tratan de justificarlo con una madre que igual se ve medio latina pero lo cierto es que nos cuesta mucho verlo como hijo de Anthony Hopkins, sobre todo si tienen este lazo espiritual o lo que sea. Anthony Hopkins, también, muy desaprovechado, y eso que el perfil de su personaje probablemente era el más interesante de todos los demás, pero no pasa de ser un viejito loco que motiva continuamente el complejo edípico de su hijo. El resto de los personajes lo mismo, la verdad es que apenas se perfilan. La historia de amor me pareció terrible, porque a Emily Blunt yo sencillamente no me la trago y porque la relación casi esportánea que surge con Benicio parece de lo más fortuita. No es que yo fuera a resistirme a Benicio en su posición, pero es que el curso de los hechos me pareció casi incongruente. Aunque debo decir que eso a veces parece una constante en ciertas películas de monstruos.
O quizá la moraleja es que las mujeres intuimos a los monstruos y ahí vamos de necias a amarlos y querer redimirlos, claro. Ajam.
Si vamos con los personajes, a Geraldine Chaplin yo sencillamente no me la trago, y que su padre me perdone. Siempre me da la sensación de que está disfrazada, más que en personaje. ¿Y de gitana? Imposible.

Ah, y más importante, pero eso es completamente subjetivo: no me gustó nada la representación visual del hombre lobo. No, y eso que la transformación es bastante buena (me encanta la idea de que, claro, los huesos tienen que reacomodarse, aparentemente de manera muy dolorsa, para la nuestra estructura ósea). Pero esa de los hombres lobos sólo siendo como peludos y grandes no me gusta. Por mí serían sencillamente lobos, o más lobos, o lobos con cierto toque antropomorfo. Pero, bueno, que eso tampoco influye demasiado en la trama.



Así que, entretenida pero nada más. A menos de que les encanten los hombres lobo, en cuyo caso quizá la visión sea completamente distinta y mi opinión no tendría validez alguna. Se entiende.


¿Hombre lobo cinematográfico favorito?




No hay comentarios:

Publicar un comentario