26/03/10
Cuando vimos "The pervert's guide to cinema", varias reflexiones versaban sobre la canónica escena de esta película, en que el protagonista entra al baño de un cuarto de hotel buscando algo. Algo ominoso, finalmente. Dicha escena estaba grabada en mi memoria aunque apenas recordaba nada de la trama. Lo cual teníamos que remediar.
"I'm not afraid of death, but I am afraid of murder"
Además debo aceptar que me encantan las películas sobre investigadores privados y los casos en los que se involucran demasiado. Aunque justo ahora sólo puedo pensar en "Chinatown". Y aunque Harry Caul no es exactamente un investigador privado en toda la extensión de la palabra, sino un experto en sonido. Lo cual le da un toque bastante particular, no sólo a su trabajo si no a la psicología del personaje. Porque a mí me queda bastante claro que si uno se gana la vida espiando a otras personas, debe tener una especie de certeza de que puede ser espiado en cualquier momento. Aunque a tantos otros detectives privados cinematográficos parezca no importarles.
La conversación, esa que da título a la película, la escucharemos desde el primer momento y a lo largo de toda la trama. Siempre fragmentariamente, con problemas de todo tipo, teniendo que unir las piezas de comentarios aleatorios y una situación indefinida. Harry Caul, un magnífico Gene Hackman, fue contratado para grabar a una pareja caminando en círculos alrededor de un parque lleno de gente. Un trabajo verdaderamente complicado, y él lo cumple como todo un profesional. Probablemente el mejor profesional de su campo, pero también uno a quien su profesión ha trastornado después de tanto tiempo.
Mientras cumple con la parte técnica, que es limpiar los sonidos de fondo para rescatar únicamente la conversación, Caul comienza a tener la sensación de que todo es una constante agresión a su intimidad, de que hay una especie de sentimiento ominoso siguiéndole los pasos. Claro que tampoco hay forma de saber si siempre ha sido así o si esta cinta l está afectando especialmente. Probablemente el hecho de que no vaya de sencillas infidelidades, o ningún misterio demasiado claro, es lo que lo perturba. Parece, sin más, una conversación increíblemente sencilla, pero que entre líneas, interpretado de cierta manera, podría estar escondiendo una amenaza de muerte. Y Caul parece no muy dispuesto a dormir sabiendo que su trabajo pudo provocar alguna muerte.
A partir de ahí, lo fantástico de la película, es que uno puede decidir qué tanta importancia le da realmente al misterio detrás. Podemos creernos la idea de la gran conspiración mortal o podemos detenernos únicamente en la psicología de Harry Caul, un hombre paranoico obsesionado con la idea de estar siendo espiado, constantemente escuchado. Y el hecho, aquí va, de que sea precisamente un mundo de expertos en sonido, nos lleva a que la amenaza no es algo latente, no es una presencia física: es la fantasía esquizoide de que cualquier cosa que digas o escuches podría estar siendo registrada, catalogada. Un resumen detallado de su vida inmediata.
El guión está magnífico, y las actuaciones hacen que luzca aún más. Se dice que es la película favorita de Gene Hackman de todas en las que ha actuado y la verdad es que lo entiendo perfectamente. De los demás personajes me encantó John Cazale que de por sí me parece un grande, e incluso el papel fugaz de Harrison Ford resultó de lo más interesante.
Es una película cautivadora, una de las grandes de Coppola, y que logra plenamente su objetivo implícito: hacer que el propio espectador se sienta observado. O escuchado, aún más.
Creo que ya lo había preguntado pero, ¿película favorita de Francis Ford Coppola?
Cuando vimos "The pervert's guide to cinema", varias reflexiones versaban sobre la canónica escena de esta película, en que el protagonista entra al baño de un cuarto de hotel buscando algo. Algo ominoso, finalmente. Dicha escena estaba grabada en mi memoria aunque apenas recordaba nada de la trama. Lo cual teníamos que remediar.
"I'm not afraid of death, but I am afraid of murder"
Además debo aceptar que me encantan las películas sobre investigadores privados y los casos en los que se involucran demasiado. Aunque justo ahora sólo puedo pensar en "Chinatown". Y aunque Harry Caul no es exactamente un investigador privado en toda la extensión de la palabra, sino un experto en sonido. Lo cual le da un toque bastante particular, no sólo a su trabajo si no a la psicología del personaje. Porque a mí me queda bastante claro que si uno se gana la vida espiando a otras personas, debe tener una especie de certeza de que puede ser espiado en cualquier momento. Aunque a tantos otros detectives privados cinematográficos parezca no importarles.
La conversación, esa que da título a la película, la escucharemos desde el primer momento y a lo largo de toda la trama. Siempre fragmentariamente, con problemas de todo tipo, teniendo que unir las piezas de comentarios aleatorios y una situación indefinida. Harry Caul, un magnífico Gene Hackman, fue contratado para grabar a una pareja caminando en círculos alrededor de un parque lleno de gente. Un trabajo verdaderamente complicado, y él lo cumple como todo un profesional. Probablemente el mejor profesional de su campo, pero también uno a quien su profesión ha trastornado después de tanto tiempo.
Mientras cumple con la parte técnica, que es limpiar los sonidos de fondo para rescatar únicamente la conversación, Caul comienza a tener la sensación de que todo es una constante agresión a su intimidad, de que hay una especie de sentimiento ominoso siguiéndole los pasos. Claro que tampoco hay forma de saber si siempre ha sido así o si esta cinta l está afectando especialmente. Probablemente el hecho de que no vaya de sencillas infidelidades, o ningún misterio demasiado claro, es lo que lo perturba. Parece, sin más, una conversación increíblemente sencilla, pero que entre líneas, interpretado de cierta manera, podría estar escondiendo una amenaza de muerte. Y Caul parece no muy dispuesto a dormir sabiendo que su trabajo pudo provocar alguna muerte.
A partir de ahí, lo fantástico de la película, es que uno puede decidir qué tanta importancia le da realmente al misterio detrás. Podemos creernos la idea de la gran conspiración mortal o podemos detenernos únicamente en la psicología de Harry Caul, un hombre paranoico obsesionado con la idea de estar siendo espiado, constantemente escuchado. Y el hecho, aquí va, de que sea precisamente un mundo de expertos en sonido, nos lleva a que la amenaza no es algo latente, no es una presencia física: es la fantasía esquizoide de que cualquier cosa que digas o escuches podría estar siendo registrada, catalogada. Un resumen detallado de su vida inmediata.
El guión está magnífico, y las actuaciones hacen que luzca aún más. Se dice que es la película favorita de Gene Hackman de todas en las que ha actuado y la verdad es que lo entiendo perfectamente. De los demás personajes me encantó John Cazale que de por sí me parece un grande, e incluso el papel fugaz de Harrison Ford resultó de lo más interesante.
Es una película cautivadora, una de las grandes de Coppola, y que logra plenamente su objetivo implícito: hacer que el propio espectador se sienta observado. O escuchado, aún más.
Creo que ya lo había preguntado pero, ¿película favorita de Francis Ford Coppola?
Hola. He llegado a tu blog por otro que sigo y me he fijado en esta crítica que has hecho que me parece muy interesante. En mi blog he hecho otra de La conversación que tiene muchos puntos en común con la tuya. Nada, que te iré siguiendo lo que pongas de vez en cuando para ir contrastando cosas. Un saludo y way por tu blog que está... de cine,
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