18/07/10
En el paquete de películas de terror que me dieron cuando terminé dicho curso, venían varias joyitas que aún no había tenido oportunidad de mirar. Entre ellas se encontraba precisamente ésta, cuyo título en inglés está entre mis favoritos. Y es que 'snatchers' es una palabra que le sienta bien a cualquier oración, y especialmente si una trama de terror viene al caso. Aunque su versión en español, "la invasión de los ladrones de cuerpos" tampoco estaba nada mal. Todo ello, claro, en la versión del 56, y ya no había más excusas para no mirarla.
"There's no emotion. None. Just the pretense of it. The words, the gesture, the tone of voice, everything else is the same, but not the feeling"
Unas pocas escenas bastan para comprender qué es parte de ese toque tan especial que tienen los viejos exponentes del género de terror que suele faltarle a las nuevas producciones: sutileza. La introducción a la película podría catalogarse de lenta, dado que la acción importante tarda un buen rato en aparecer, pero sin duda contextualiza correctamente la trama y, aún más, genera el ambiente propicio para que esta ocurra de manera efectiva. En las películas actuales en dos segundos se nos dice que algo anda mal y los fantasmas (o bichos o seres innombrables o máquinas elaboradísimas que matan gente) comienzan a saltar por todos lados con sonidos estridentes.
De hecho, durante gran parte de la película, se podría creer incluso que la trama se salva de caer en la ciencia ficción, aunque hacia el final la presencia del género es indiscutible. En gran medida es un terror muy paranoico, muy vago: el miedo a dejar de ser uno mismo o, peor, que las demás personas dejen de ser ellos mismos. Algo casi absurdo, como una sensación de que las cosas van mal pero sin que parezcan ir mal, una sensación que no se va y que crece dentro de nosotros paranoicamente. Eso son los ladrones de cuerpos.
La narración viene por parte del doctor Miles J. Bennell, quien nos narra la situación desde sus inicios, cuando él abandonó unos días la tranquila ciudad en donde vive para ir a un congreso o algo así. Cuando regresa se encuentra con que un gran número de vecinos fueron a su consultorio durante el tiempo que estuvo fuera, pero se negaron a ver a nadie más. Al buscarlos a ver si aún requieren de sus servicios todos se excusan y dicen que no era nada y prefieren no hablar del tema, aunque su secretaria comenta que insistían demasiado en verlo. Luego los demás casos comienzan a suceder: un niño que se niega a ir a su casa porque dice que su madre no es su madre, una mujer que no quiere seguir en casa de sus padres porque dice que su padre no es más su padre, hermanos que no se reconocen y un largo etcétera. Bennell se dispone a escucharlos de buena gana y se encuentra con que, en realidad, no hay nada que justifique sus sospechas, nada en la otra persona en cuestión que haya cambiado pero, sencillamente, ya no es el mismo, y aunque nada parece cambiar uno puede sentirlo. El doctor sospecha de algún caso de histeria colectiva pero cuando trata de darle sentimiento se encuentra con que todos los paranoicos desisten por completo a los pocos días, como si jamás hubiese pasado nada. Y, luego, unos extraños capullos comienzan a aparecer afuera de algunas casas.
Uno podría pensar que la película está pensada para ser ciencia ficción con escaso presupuesto, de hecho lo que se gastó en efectos especiales fue realmente mínimo y bastaba con unas cuantas vainas de gran tamaño para sortear la mayor dificultad. El verdadero reto era atrapar con una trama sin mayores sobresaltos pero que resultara atemorizante y convincente en su condición de ciencia ficción. Aunque algunos detalles de la época puedan parecer no del todo logrados, lo cierto es que de manera general "Invasion of the body snatchers" logra su cometido del mejor modo, logrando una excelente producción del género, y consiguiendo una especie de temor convincente (aunque siempre algo paranoico) al cambio irracional, casi imperceptible pero irreversible. El temor a quedarnos dormidos y despertar sin ser más nosotros mismos.
Le sienta bastante bien el blanco y negro y el toque de la estética de la época, aunque pienso que sin duda podría ser una pieza interesante para un remake bien logrado (digo, que también es un tema difícil actualmente). Aunque hubo un remake en los 70 que no tiene tan malas reseñas y al parecer esa película de "Invasion" en que sale Nicole Kidman también tiene algo que ver. Supongo que valdrá la pena darles un vistazo.
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