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3.9.10

"Okuribito", Yôjirô Takita



03/09/10
También conocida como "Departures", fue traducida en México con el terrible título de "Violines en el cielo". Un título que no sólo le quita el sentido al original, sino que resulta pesado (en un intento por ser poético, supongo) e incluso erróneo, cuando en el mismo poster se veía claramente que el personaje estaba tocando un chelo y no un violín. Ajam, sí, ese instrumento con cuerdas.
Sayo me la había recomendado hace ya mucho tiempo y, como siempre, desconfiando de su usual predilección por comedias románticas, la había dejado pasar. Hasta que me dije "bueno, otra película japonesa".



"I've often thought that maybe death is like a gateway. Dying doesn't mean the end. You go through it and onto the next thing. It's a gate. And as the gatekeeper I've sent so many on their way. Telling them 'Off you go. We'll meet again'"

Pero no cualquier película japonesa, "Departures" se alzó con el oscar a mejor película extranjera en el 2009, por sobre las favoritas que eran "Waltz with Bashir" y "Entre les murs". Lo que consiguió ponerla sin duda en la mira internacional.

Nuestro personaje principal es Daigo, un hombre que se ha esforzado durante toda su vida para poder dedicarse a su gran pasión: el chelo. Después de tanto trabajo por fin consiguió colocarse dentro de una orquesta para que esta fuese disuelta apenas unas semanas después. Agobiado y atormentado por creer que su destino ha sido erróneo, decide abandonar para siempre la música y regresar a la ciudad de su infancia, junto con su esposa Mika quien lo acompañaría al fin del mundo. Por suerte ahí cuentan con la casa de su madre, de la que no tienen que pagar renta, pero de todos modos se plantea conseguir un trabajo pronto. En el periódico leen un anuncio de una empresa que se dedica a "ayudarlo con sus despedidas" y que no pide ningún tipo de experiencias. Creyendo que se trata de una agencia de viajes o algo así, se presenta y es contratado aún antes de que pueda descubrir el giro del negocio: son amortajadores.
Así como suena, a Daigo tampoco le parece el mejor empleo pero su jefe, Ikuei Sasaki, lo convence de al menos darle una oportunidad antes de desistir. Daigo sabe también que el trabajo le parecerá aún menos indicado a su mujer, o a cualquier otra persona, de modo que decide mantenerlo en secreto mientras se convence si el buen salario que le representa vale el esfuerzo.

Ahora bien, 'amortajar' realmente es un verbo poco favorecedor y que se queda muy corto para la semántica del rito japonés que trata la película. Es sin duda toda una ceremonia la que vamos descubriendo, a través de la mirada también llena de prejuicios de Daigo, llena de sus propias cargas semánticas y simbolismos. Toda una concepción distinta de las despedidas (un punto definido entre el hecho de la muerte y el del entierro, una ceremonia tan física como simbólica). Todo esto contraponiendo la mirada externa sobre un trabajo juzgado erróneamente por la sociedad (también por razones bastante retóricas: el trabajar diariamente en contacto con la muerte) y el entendimiento que se va teniendo de la labor. De todo ello deberá dar cuenta Daigo conforma vaya pasando el tiempo, y ese 'momento de prueba' vaya dejando lugar a entender de manera distinta su propia vida.

La película es increíblemente bella. Está lograda de tal modo que uno la sienta casi como un movimiento musical. En cierta medida porque la música es uno de los elementos más destacables, que logra que no sea necesario que nuestro protagonista toque más que un par de veces el chelo para que ya lo relacionemos intrínsecamente con dicho instrumento a través de la ambientación. Pero también en un aspecto visual, tanto en cuestión de tomas como de escenarios (bueno, es que si ya decimos una pequeña población japonesa, es que hay mucho de dónde cortar), que consiguen además una sensación de cercanía, como si nos adentrásemos en la intimidad de esas relaciones tan estrechas como cálidas. Y finalmente con un tema fantástico que es manejado del mejor modo, y con una reinterpretación fantástica de la muerte terrenal pero también metafísica.

Bueno, a mí me dieron ganas de salir y solicitar trabajo en una funeraria, qué estudios ni qué nada, a lo mejor ahí está mi destino. Aunque seguro que aquí en el país la cosa es muy distinta y menos ceremoniosa. Por no decir que claramente lo es, oh, decepción.

Un detalle que a mí me llegó casi como si fuera familiar: la presencia de Ryoko Hirosue interpretando a Mika, la esposa del protagonista y su lazo más inmediato con 'la realidad social'. Ryoko siempre tendrá un lugar especial en mi corazón como Yumi Yoshimido, la hija japonesa de Jean Reno en "Wasabi". Fue un gusto encontrarla tanto tiempo después y en una película tan distinta. Sin duda tendré que mirar la filmografía intermedia entre ambas producciones.




¿Película favorita que aborde el tema de la muerte?












2 comentarios:

  1. Hola, me ha dado mucho gusto encontrarme con tu blog. Ya he leído varias entradas y se va directo a mis favoritos.

    De momento sólo quería agregar, por si no lo sabías ya, que la excelente banda sonora de esta película fue compuesta por Joe Hisaishi. El mismo compositor de las películas de Hayao Miyazaki.

    Saludos

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  2. Pues no lo sabía, la verdad tengo el mal hábito de jamás fijarme en las bandas sonoras. Aunque ahora que lo mencionas tiene bastante sentido, tendré que seguirle la pista entonces a Joe Hisaishi. Gracias por el dato.

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