12/04/11
La dinámica es similar con las figuras de las que me encanta buscar adaptaciones cinematográficas sólo para después arrepentirme al ver las terribles películas que hacen de ellos. Pasado el tiempo le pierdo el miedo y es momento de volver a buscar algo más, y ya hace un buen rato que no hablamos de la vida de Erzsebeth Bathory en pantalla.
"Para restaurar la juventud y la belleza sólo se puede usar la sangre de una virgen"
Por el tipo de producción que es (una de tantas de terror de la Hammer por aquellos años) y desde la presentación sabemos ya que se aleja de todo intento de querer ser fiel a la historia. Lo cual es un poco de agradecer porque si ya tomamos en cuenta desde el inicio lo de 'vagamente basada en la idea que más o menos tenemos de la vida que dicen que tuvo Bathory' entonces nos olvidamos de los prejuicios y nos dedicamos a mirar a una mujer que se baña en sangre de doncellas y ya. Los intentos de verosimilitud brillan por su ausencia.
Elisabeth Nodosheen (ajam, que no se note que tiene otro nombre) ha gobernado a voluntad sus tierras desde siempre con mano dura, y ahora le ha dado a su esposo por morirse y repartir todo entre medio mundo. Además de a varios de sus sirvientes que recibieron pequeñas recompensas, dejó sus establos al hijo de un ex compañero de batalla, su biblioteca a un erudito que apreciaba, y alguna otra cosa a otro ex compañero de armas; además de llamar a su hija Ilona a que lo alcanzara en su lecho de muerte aunque no alcanza a llegar, como resultado los tenemos a todos metidos en el castillo. Y a Elisabeth todo el asunto no la hace demasiado feliz (ni siquiera el amor que el capitán Dobi, el ex compañero de armas, le profesa desde hace muchos años) hasta que un día casualmente descubre que si le cae sangre de una joven virgen rejuvenece. Nada de sutilezas de esta luz me sienta mejor a mi rostro, no, se convierte en una adolescente voluptuosa y sensual. Claro, así, sabiendo que el asunto funciona, más de una se hubiera planteado el tratamiento corporal carnicero. Ante ese nuevo mundo de posibilidades decide mandar secuestrar a su hija antes de que llegue y hacerse pasar por ella, sin contar que el efecto no dura para siempre y que tendrá que buscar cada vez con más frecuencia nuevas víctimas para las transformaciones.
La película va más hacia el sentido de drama pasional con un componente de terror. En realidad es una curiosa reinvención del mito del otro en su modalidad Dr. Jeckyll y Mr. Hyde pero con una mujer y a la inversa: ¿qué sucede cuando el monstruo es tu condición real? La condesa sabe que se hace mayor, que pierde su belleza y su energía, e incluso conforme va precipitándose hacia su inusual tratamiento de belleza es como si en las regresiones envejeciera todavía más y de golpe. El final es irremediable pero todo sea por ser joven una última vez, en el nombre del amor, casi hasta podemos compadecerla un poco. Aunque la veamos retratada en este fotograma como portada de la versión de halloween de playboy.
Dado que la historia tiene una estructura de enredos bastante convencional y no se tocan el corazón para meter mano descarada en su intento de recreación histórica, hay varios puntos que resultan curiosos de destacar. Además de las escenas fortuitas de Elisabeth luciendo como ingenua actriz soft-porn, que eso es casi previsible. Pero está por ejemplo la figura del erudito que pasa por tener algo de personaje cómico y también de comodín para cuando se necesita aportar alguna pista, además de que todo el castillo tiene algo de truco de magia con sus puertas falsas y pasadizos y cosas que se mueven y no son. Todo sea por darle un poco de movimiento a un misterio que tenemos revelado desde el inicio. Otro punto que es casi hilarante es la increíble capacidad de la policía húngara de la película para atrapar a un culpable. ¿Qué Erzsebeth en realidad asesinó como a 600 jóvenes? Pues aquí les toma apenas una docena de asesinatos para resolver el caso y ya está, rumbo al siguiente capítulo de CSI Budapest.
La película ni termina de ser terrorífica ni cómica ni nada demasiado particular pero al menos resulta amena. Su hora y media de duración se va rapidísimo y no resulta pesada en ningún momento. Ingrid Pitt, la condesa, se luce principalmente en las secuencias sensuales, pero en general todo el reparto está bastante correcto. Y si uno está esperando precisamente ver algún divertimento con tintes muy levemente oscuros, queda bastante bien. Quizá hasta me tarde menos tiempo en ver mi próxima elección sobre Bathory.
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