01/02/12
Continuando con mi intención de ver más documentales, y uno que tenía pendiente desde hace tiempo, por ser mexicano y por tratarse de una figura tan importante como es la de Juan Rulfo, desde la perspectiva (más que rulfiana) de un hijo en busca de un padre ausente.
"Resulta fácil ver las cosas desde aquí meramente traídas por el recuerdo, donde no tienen parecido ninguno"
Alguna vez he hablado de lo relevante que es a veces tener o no idea de una película antes de verla y el modo en que puede afectar la opinión que se forme después de la misma. Uno podría pensar que, por principio, ese aspecto juega un papel todavía más filoso en los documentales, donde un amplio conocimiento de un tema puede hacernos sentir que el desarrollo del mismo en el documental fue débil, o escoger un documental de un tema del que se desconoce puede traer excelentes sorpresas si el director sabe aprovecharlo correctamente.
Ahora bien, con conocimiento de la figura y la obra literaria de Juan Rulfo, ¿qué me esperaba yo de este documental?
Juan Carlos Rulfo, hijo del escritor, se embarca en una búsqueda cinematográfica por la figura del hombre detrás de la obra. El padre ausente y las imágenes que puedan representarlo. O al menos eso es lo que se nos dice o quizá lo que queremos creer con un antecedente mínimo de la pieza. Pero después de eso hay que olvidarse de todos los aspectos técnicos básicos de la idea de documental como una investigación mínimamente académica, Juan Carlos Rulfo hace de su documental un intento poético de autoreflexión que lo mismo va hacia la figura oscura de su padre como hacia otros aspectos que pudieron formar parte de su vida como no (los paisajes de esas tierras, los retratos rurales, la idea de la memoria esquiva, las anécdotas que no llevan a ninguna parte). Y todo eso posiblemente pudiera resultar en un experimento interesante sino se esperara nada del mismo. Nada como, pues, enterarse un poco de la figura de Juan Rulfo, quien se erige como el motivador pero gran ausente de la pieza.
He leído varias reseñas que alaban la búsqueda audiovisual del director en virtud de su retrato de conceptos abstractos como la memoria, 'el México olvidado' (no estoy muy segura de cuál es ese México ni de quién lo olvidó), la presencia de los muertos en el imaginario de los vivos. Ideas que si bien uno podría encontrarlas de ponerse a buscarlas, y que no dudo sean responsables de un par de escenas bien logradas, no creo que puedan sostener las intenciones de la obra a nivel general. Y si de manera aislada encontré imágenes fuertes, escenarios bellos y algunas frases que por sí mismas podrían pasar a la posteridad (aunque sino mal recuerdo algunas de ellas eran de Sabines, otras del propio autor en cuestión), como reflexión general de algo que se supone es un documental me quedo con la sensación de no haberme quedado con nada, de no haber sido atrapada por ninguna proposición y, sobre todo, de que después de las imágenes se desvaneció el texto detrás.
No dudo que parte de ello fuese intencional (es decir, el juego que debería llevar a sugerir algo), ya que se nota un interés en evitar estas convenciones del género, como no dar crédito a las personas que conceden las entrevistas (sólo nos queda ir encontrando en sus palabras las referencias que nos indiquen de cuál era su relación con el difunto autor) y no darle un seguimiento narrativo a la sucesión de secuencias, sitios, personas. Y si bien eso hace que el documental entre dentro de una categoría que muchos señalan como poética, lo lleva precisamente a correr el mismo riesgo que la propia poesía: sin una definición exacta del porqué hará que algunos la amen y otros no la entiendan, por el simple efecto que causa. Y sintiendo sobre todo que 'amarlo' parte de un efecto arbitrario de haber encontrado un significado ulterior en imágenes que buscan causar un efecto sin preocuparse del todo por cuál sea. Y yo me quedé a mitad de ese trayecto, sin alcanzar a armar un significado personal para una búsqueda que me pareció tan personal que resultó incomprensible.
Y me lleva a pensar sobre todo en cómo habría resultado esta misma propuesta con ligeras variantes. Como si no se nos hubiera indicado de antemano que se trataba de una figura reconocible, como es Juan Rulfo, sino que nos embarcáramos en la búsqueda de una ausencia paterna más abstracta. Y también, desde el otro lado, qué tanto influencia la figura del autor a la visión que tenemos de su hijo, y si eso hubiese resultado igual con un director novel que hiciera exactamente lo mismo pero en busca de un padre con el que no tuviésemos mayor relación.
A mí termina por parecerme un poco el caso de esas malas películas de grandes directores que parece que a muchas personas les gustan sólo por ser precisamente películas de esos directores. Pero en una relación todavía más indirecta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario