"Tenshi no kôkotsu", Kôji Wakamatsu

02/04/12

Ahora que estamos comenzando con la manía de los mini maratones, me parece que con esta pieza comencé oficialmente el de Wakamatsu. Pero podría ser que no y que aún nos falten algunas reseñas para que suceda. De todos modos no es sorpresa a estas alturas que el director se haya vuelto uno de mis consentidos de los últimos años.

"There is no revolution. Blood washed away a soldier's heroism"

Técnicamente Koji Wakamatsu está clasificado como uno de los máximos representantes del pinku eiga, el género soft-porno japonés que comenzó en los años 60. Pero todos sabemos que nadie se vuelve un máximo exponente de nada sino es precisamente trasgrediendo el propio género que se cultiva, y probablemente "Ecstasy of the angels" es la pieza más representativa del modo en que Wakamatsu rompió con todos los preceptos que suponía una producción de pinku eiga.

Una serie de fracciones de la resistencia, tanto estudiantil como de otros tipos, se organizan a través de una red de pequeñas células identificadas a partir de nombres de día de la semana, de meses o estaciones. Nadie posee un nombre, nadie pertenece del todo a un solo grupo y nadie está del todo seguro del valor real de lo que están haciendo ni quién está a punto de traicionarlo.

Si tomamos en cuenta los problemas sucedidos durante la resistencia estudiantil en Japón por esos años, no es difícil ver estos pequeños complots como analogías de un suceso nacional a gran escala, sin embargo el afán claro de desposeer todo de nombres y referencias directas puede resultar tan apropiado como confuso. Por una parte porque consigue trasladar un contexto específico hasta volverlo un concepto universal: el de los valores traicionados, el del idealismo banal, el de la sexualidad desbordada como respuesta a preguntas inentendibles; pero también corre el riesgo de que el espectador pase gran parte del inicio de la película sin entender absolutamente lo que está pasando y que tenga que hacer un gran ejercicio de reflexión retórica para asignarle a cada cosa su valor por referencia, porque en ningún momento hay una intención de aclararnos las cosas.

Estéticamente es de lo más conseguida, pero eso no es de extrañar viendo lo que otras piezas de Wakamatsu han conseguido visualmente a pesar de contar con un mínimo presupuesto. Y para mí tuvo además un acierto maravilloso y es el protagonismo de Rie Yokoyama que es bellísima y que resulta además todo un ícono para el cine de esos años. Ya nos tocará volver a hablar de ella en sus colaboraciones con Oshima o con el roman porno. 

Si bien puede resultar de las películas más difíciles de seguir del director y con una presentación un poco caótica y quizá incongruente por momentos, resulta también una de las piezas clave en su filmografía al revelar de manera desbordada lo que eran los pensamientos y sentimientos del autor nipon respecto a la situación del país durante esos años. Si bien ese flujo de consciencia arrebatado es algo que siempre lo ha caracterizado, está visto que cuando consigue encausarlo de manera apropiada es capaz de producir magníficas joyas como ésta. Consiguiendo, además, acercarse mucho más a la realidad del idealismo de la época, sin caer en el sentimentalismo ni en la victimización, algo que por momentos se le complicaba un poco a sus contemporáneos. 

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