"Majo no takkyûbin", Hayao Miyazaki

07/04/12

Yo estaba convencida de que ésta era la única película que me faltaba por ver de la filmografía de Hayao Miyazaki pero ahora descubro que no, que me falta aún "El castillo de Cagliostro". Que estoy considerando pretender que no existe.

"We need to find our own inspiration, Kiki. Sometimes it's not easy"

Kiki es una joven bruja a la que le ha llegado la hora de probarse abandonando la casa. Nada de esperar a la mayoría de edad, las brujas tienen que salirse de su casa a conocer mundo a los 13. Ella es todavía algo torpe y tímida y teme lo que puede resultar de esta su primera aventura. En su búsqueda por la ciudad en la que habrá de asentarse opta con una europeizada y grande ciudad costera, que si bien la fascina de alguna manera por representar todo lo contrario a su pequeño pueblo, comienza a intimidarla haciéndole pensar si no fue una mala elección.

Yo siempre he tenido la tendencia de dividir la obra de Miyazaki entre las tramas épicas y las fábulas, porque es claro que entre "Totoro" y "El viaje de Chihiro" hay intenciones bastante distintas. Sin embargo cada vez se me complica más el término de 'fábulas' porque me parece que entre las heroínas como Kiki o Nausicaa hay también una diferencia con las historias formalmente más sencillas (e infantiles) como, precisamente, "Totoro" o "Ponyo en el acantilado". Y sobre todo en el caso de Kiki que más allá de una trama fácilmente delimitada donde conocemos la complicación exacta que tiene que superar, la historia gira en torno a un proceso mucho más subjetivo que es algo así como la madurez de Kiki, la demostración propia de su valía. Porque desde el inicio se nos da a entender que el proceso de consagración de las brujas dista de ser específico y por momentos la propia Kiki tampoco tiene mucha idea de si lo que está haciendo está bien o no.

Tampoco es que tenga demasiado claro generar conceptos exactos para ordenar la obra de Miyazaki cuando lo que nos queda claro es que es garantía de calidad sin asomo de duda. Aún cuando pueda ser debatible si se encuentra a la altura de sus grandes clásicos considerados a día de hoy, la película con su evidente tono infantil no deja de ser maravillosa y perfectamente cuidada.

A casi un año de haberla visto (porque así voy al día con mis reseñas) me parece curioso el modo en que ha cambiado mi perspectiva sobre ella. No porque piense algo muy distinto sobre ella en cuestión de méritos técnicos o calidad, sino más bien en el campo subjetivísimo de mi relación con la cinta. Iván había insistido un millón de veces en que la viera y yo le decía que sí, que sí, que otro día. En su momento me pareció una historia tierna, entretenida y de esas que te regresan por momentos al estadio de fascinación propia de la niñez (algo que cada vez en menos frecuente en la animación), pero no mucho más. A día de hoy considero que quizá Kiki sea la 'heroína' de Miyazaki con la que más pueda identificarme en la actualidad. Que tampoco es que lo diga con todo el convencimiento del mundo porque de decidirlo yo sería la Princesa Mononoke, obviamente. Y si bien parece muy enfocada en una cuestión de transición muy particular que es la de la pubertad, consigue que ese mensaje se transmita a los cambios propios de cualquier momento de la vida, del punto en que uno tiene la necesidad de sentir que se auto-valida de algún modo aunque no sepa bien cómo (o para qué). Todo ello con los matices del dolor tierno pero también con la candidez y la esperanza necesaria para estos tránsitos.

A esto le sumamos el trabajo de Miyazaki en los detalles, como es claramente el asunto de la aeronáutica (del cuidado en la gravedad de la escoba de Kiki hasta los distintos aeroplanos que aparecen en pantalla), el diseño magnífico de la ciudad falsamente japonesa (en realidad inspirada especialmente en Estocolmo y algunas otras capitales europeas), el adorable gato negro (que no le puede faltar a una bruja, claro está), y no tenemos ni qué hablar del estilo visual y de animación porque está claro que ahí no nos va a fallar. Siendo una película de finales de los 80 uno siente que no ha envejecido en absoluto y que sigue transmitiendo la misma magia con la que fue concebida hace ya tantos años.

Miyazaki es de los pocos directores que consiguen que cuando piense en sus películas me vuelva a sentir tan alegre como cuando las veía.

Bajo el supuesto de que vea (o no) "El castillo de Cagliostro", poco a poco iremos continuando con las demás producciones de Studios Ghibli, a ver si algún día podemos decir que también esas las hemos visto todas.

¿Película favorita sobre brujas?