2.8.09



02/08/09
Miyazaki siempre va a tener un lugar en mi corazón y probablemente sea porque es uno de los pocos directores actuales que son capaces de realmente llevarme de vuelta a mi infancia. Sus producciones me parecen sencillamente fantásticas.
De modo que aunque leí muchas reseñas de que "Ponyo en el acantilado" no era precisamente una excelente película, moría por tener la oportunidad de verla.



"Devuelve esa sirena al mar o traerá un tsunami"

Trataron de vendérmela como una simple adaptación de "La sirenita" en versión japonesa. Creo que hasta se refirieron a Ponyo como Ariel. Jo. Y aunque tampoco diré que las historias son radicalmente distintas porque algunos puntos podrían coincidir entre ambas, la verdad es que en la comparación sale perdiendo un poco (o mucho) la fantasía acuática que Miyazaki retrata en Ponyo.
Diría que el problema, para el espectador, es que el director japonés ya nos tenía acostumbrados a un tipo de estructura algo compleja después de "El viaje de Chihiro" y "El castillo vagabundo". Películas muy elaboradas, donde los elementos mágicos pueden incluso a llegar a caer en lo siniestro, y que por momentos podrían incluso cautivar más al público adulto que al infantil propiamente. "Ponyo en el acantilado" es una especie de vuelta a las fábulas primigenias, la clase de sencillez imposible que el director ya nos había presentado en "Mi vecino Totoro". Se deja de lado la barroca historia y se apuesta por lo simple, casi demasiado infantil.
Ponyo más que una sirena es una especie de renacuajo terco que escapa de la vigilancia de Fujimoto. Un brujo marino que tiene un aire a Howl pero que luce aún más extravagante. Creo de hecho para mí fue de lo mejor de la película aunque tampoco apareciera demasiado. Dando la vuelta por el mar, Ponyo quedará atrapada en un recipiente de cristal basura y tendrá que ser ayudada por el pequeño Sasuke quien se encuentra jugando en la orilla y que la adopta creyendo que es un pez dorado. El niño le agarrará cariño a la criatura a la vez que esta se encapricha por permanecer en tierra después de haber probado la sangre humana (suena muy vampiresco pero no perdamos de vista que todo esto es infantil).
A partir de ahí todo será un juego constante del mar por conseguir que Ponyo vuelva a él (donde Fujimoto juega un papel de ambiguo antagonista que le sienta de lo mejor), el deseo de Ponyo por volverse humana y las circunstancias que ese desequilibrio trae a la pequeña ciudad costera donde vive Ponyo con su mamá.

La idea de que los tsunamis son provocados por alguien que tiene una sirena y no la regresa al mar me pareció increíblemente preciosa. La contraposición de escenas de una exhuberante fauna marina contraponiéndose a otras donde se veía un fondo acuoso poblado por desperdicios humanos mantiene a la película de "Ponyo" en el sitio exacto entre la realidad y lo increíble. El mismo límite que los personajes atraviesan y cuestionan constantemente.

Quizá con los mismos elementos se podría haber hecho algo aún más complicado, pero yo creo que es tan válido y efectivo el modo en que fue manejado, sin querer explotar al máximo las capacidades del concepto para darle un toque de sencillez, de fábula cotidiana. Que si bien podría no ser mi película favorita del director, sin duda que no demerita en absoluto su trabajo ante mis ojos.

Además que debo decir que los créditos iniciales me parecen un trabajo artístico de increíble calidad. Creo que no recuerdo una película cuya introducción me haya gustado tanto, y eso que básicamente se limita a paisajes submarinos al estilo de dibujo quizá demasiado infantil.

Quizá un espectador exigente pueda esperar más de Ponyo, pero ¿alguien podría no querer a esa adorable sirenita?












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