09/02/11
Ya hace algunas reseñas habíamos mencionado esta película en referencia a "Canino" y el debate sobre si había o no cierto plagio. Y, bueno, precisamente ahora me toca reseñarla, aunque ya hace tiempo que la vi y por distintas razones (principalmente porque se encontraba bastante fuera de las temáticas usuales del cine mexicano y porque había leído antes sobre el caso y me había interesado).
"Es el instinto. Las bestias sólo buscan el placer y reproduciéndose perpetuan su horror y su asquerosidad. Es una cadena que sólo terminará con el fin de los tiempos. Con la gente es lo mismo, por las ratas he aprendido a conocer a los hombres"
La utopía como represión máxima: un padre mantiene encerrados a su mujer y sus hijos en una casa enorme durante toda su vida. Ellos viven en medio de la metrópoli pero dada la conveniente estructura de la casa no se relacionan en absoluto con el mundo exterior, a excepción del padre que es el único que sale, sobre todo a vender la mercancía que produce su familia y gracias a la cual subsisten todos: veneno para ratas. Los hijos aprenden todo lo que es necesario, especialmente que el mundo exterior es cruel y no hay necesidad de salir a él, que su padre los protege de todo ese horror a través del castigo y las normas rígidas. Pero es posible que todo ese supuesto horror del mundo exterior no sea tan malo como el que tienen que vivir diariamente en la casa.
Me cuesta trabajo no pensar en la película en virtud de las diferencias con "Canino", ya que estamos hablando de familias encerradas y porque es más sencillo establecer los distintos modos de estructurar supuestas sociedades utópicas.
El padre es aquí una figura más compleja, al igual que la madre. No se nos esconden los motivos por los cuales han montado toda la situación y aún más la ambivalencia de su condición humana: el padre es ciertamente una típica figura de autoridad que no enseña con el ejemplo. Derivando rápidamente del amor excesivo por sus hijos hacia una rabia ciega, el padre es, en primera instancia, un controlador que extiende sus deseos obsesivos hacia su más inmediata posesión: su familia. Su esposa y sus hijos con posesiones suyas y es por ello que deben mantenerse estáticos y puros dentro del castillo. La esposa, por otra parte, mantiene un poco el perfil de mujer maltratada aunque con las variaciones del caso. Si bien no es agredida físicamente, vive subyugada por el control de su marido que se compensa con las veces en que él es amable y surge la reconciliación.
Los hijos, una y un adolescentes y una niña, han sido criados en base a los modelos tradicionales de 'perfección' social. Deben ser respetuosos, pudorosos, educados, amables, nunca contradecir al padre, nunca levantar sospechas, nunca ansiar el mundo exterior. Claro que conocen todo lo que el mundo puede ofrecerles pero sólo a través de los libros, conocen las normas sólo porque el padre las dice, y le deben obediencia siempre a pesar de los malos tratos. Por una parte tienen que debatirse entre la idea aprendida de que todo lo que viene del mundo exterior es malo, contra los deseos que tienen de escapar de una situación que se les sale de control.
Y, bueno, todo esto en teoría muy bonito pero entonces viene el problema esencial de la película: desarrollar todo ello, más la problemática, a través de una película de dos horas que transcurre casi por entero dentro de una casa. Si uno lo ve desde la perspectiva de los datos que ofrecen el comportamiento de los personajes, o ciertas cuestiones particulares, sin duda que resulta como un ensayo interesante sobre el modo en que se desarrolla un individuo en tales condiciones. Pero desde la perspectiva cinematográfica la película corre el riesgo durante muchos momentos de ser terriblemente aburrida, en especial porque la mayoría transcurre tan sólo mostrando las condiciones y el problema central se limita a unos veinte minutos finales. Sobre todo el que debería ser el mayor peso de la trama, esto es la figura del padre, interpretado por Claudio Brook, es realmente débil. Su actuación es bastante acartonada y lo que debería ser un personaje con tendencias casi esquizoides se transforma la mayor de las veces es una caricatura, un personaje casi risible que tiene ataques de ira absurdos. Dado que el resto de los personajes son sencillamente subyugados y pasan casi toda la película como corderitos, tampoco es que las actuaciones puedan dar demasiado de sí. Aunque supongo que siempre es destacable ver a una jovensísima Diana Bracho como la hija mayor.
Curiosa y anecdótica sí, pero la verdad es que resulta algo difícil de digerir por momentos. Uno tiene que estar con el humor adecuado y preparado para que no pase demasiada acción en ningún momento.
Con todo, tengo ganas de continuar con "Profundo carmesí", oh.
¿Película favorita de Arturo Ripstein?
"Es el instinto. Las bestias sólo buscan el placer y reproduciéndose perpetuan su horror y su asquerosidad. Es una cadena que sólo terminará con el fin de los tiempos. Con la gente es lo mismo, por las ratas he aprendido a conocer a los hombres"
La utopía como represión máxima: un padre mantiene encerrados a su mujer y sus hijos en una casa enorme durante toda su vida. Ellos viven en medio de la metrópoli pero dada la conveniente estructura de la casa no se relacionan en absoluto con el mundo exterior, a excepción del padre que es el único que sale, sobre todo a vender la mercancía que produce su familia y gracias a la cual subsisten todos: veneno para ratas. Los hijos aprenden todo lo que es necesario, especialmente que el mundo exterior es cruel y no hay necesidad de salir a él, que su padre los protege de todo ese horror a través del castigo y las normas rígidas. Pero es posible que todo ese supuesto horror del mundo exterior no sea tan malo como el que tienen que vivir diariamente en la casa.
Me cuesta trabajo no pensar en la película en virtud de las diferencias con "Canino", ya que estamos hablando de familias encerradas y porque es más sencillo establecer los distintos modos de estructurar supuestas sociedades utópicas.
El padre es aquí una figura más compleja, al igual que la madre. No se nos esconden los motivos por los cuales han montado toda la situación y aún más la ambivalencia de su condición humana: el padre es ciertamente una típica figura de autoridad que no enseña con el ejemplo. Derivando rápidamente del amor excesivo por sus hijos hacia una rabia ciega, el padre es, en primera instancia, un controlador que extiende sus deseos obsesivos hacia su más inmediata posesión: su familia. Su esposa y sus hijos con posesiones suyas y es por ello que deben mantenerse estáticos y puros dentro del castillo. La esposa, por otra parte, mantiene un poco el perfil de mujer maltratada aunque con las variaciones del caso. Si bien no es agredida físicamente, vive subyugada por el control de su marido que se compensa con las veces en que él es amable y surge la reconciliación.
Los hijos, una y un adolescentes y una niña, han sido criados en base a los modelos tradicionales de 'perfección' social. Deben ser respetuosos, pudorosos, educados, amables, nunca contradecir al padre, nunca levantar sospechas, nunca ansiar el mundo exterior. Claro que conocen todo lo que el mundo puede ofrecerles pero sólo a través de los libros, conocen las normas sólo porque el padre las dice, y le deben obediencia siempre a pesar de los malos tratos. Por una parte tienen que debatirse entre la idea aprendida de que todo lo que viene del mundo exterior es malo, contra los deseos que tienen de escapar de una situación que se les sale de control.
Y, bueno, todo esto en teoría muy bonito pero entonces viene el problema esencial de la película: desarrollar todo ello, más la problemática, a través de una película de dos horas que transcurre casi por entero dentro de una casa. Si uno lo ve desde la perspectiva de los datos que ofrecen el comportamiento de los personajes, o ciertas cuestiones particulares, sin duda que resulta como un ensayo interesante sobre el modo en que se desarrolla un individuo en tales condiciones. Pero desde la perspectiva cinematográfica la película corre el riesgo durante muchos momentos de ser terriblemente aburrida, en especial porque la mayoría transcurre tan sólo mostrando las condiciones y el problema central se limita a unos veinte minutos finales. Sobre todo el que debería ser el mayor peso de la trama, esto es la figura del padre, interpretado por Claudio Brook, es realmente débil. Su actuación es bastante acartonada y lo que debería ser un personaje con tendencias casi esquizoides se transforma la mayor de las veces es una caricatura, un personaje casi risible que tiene ataques de ira absurdos. Dado que el resto de los personajes son sencillamente subyugados y pasan casi toda la película como corderitos, tampoco es que las actuaciones puedan dar demasiado de sí. Aunque supongo que siempre es destacable ver a una jovensísima Diana Bracho como la hija mayor.
Curiosa y anecdótica sí, pero la verdad es que resulta algo difícil de digerir por momentos. Uno tiene que estar con el humor adecuado y preparado para que no pase demasiada acción en ningún momento.
Con todo, tengo ganas de continuar con "Profundo carmesí", oh.
¿Película favorita de Arturo Ripstein?
"Asi es la vida" esa peli te marca un antes y un despues en la forma de ver cine. a mi por lo menos sí. Habia visto antes profundo carmesi, y el climax era brutal
ResponderEliminar(o la fotografia o como kiera llamarse) en la casa de ellos sobre todo, los colores, morados y tal, estupendos, y Daniel Gimenez Cacho increible como siempre. Antes en la 2 le hacian un ciclo anual. Luego vi un poco de una k sale ariadna gil k no me convencio mucho, y he visto algo de el coronel no tiene quien le escriba y la perdición de los hombres, esta ultima muy similiar a Asi es la vida, ( tengo k verla entera, parece muy interesante ) En definitiva: Recomendada Asi es la vida.
Una perversión puramente Ripstein. Excepcional. Más sobre ella:
ResponderEliminarhttp://daguerrotiposyotroscines.blogspot.com/2011/09/el-castillo-de-la-pureza-arturo.html
Un saludo