28/05/12
Continuamos con más Japón en los años 70. Aunque con el título de esta película, "School of the holy beast" o "Convent of the sacred beast", estaba claro que la iba a ver sin importar de qué año fuera.
"I'm waiting for God. Even in the hell I live through, I waited for him, though he never came"
Dentro de los muchos subgéneros de exploitation que se aprovecharon en los años 70 en Japón, se encontraba el de cine de monjas o conventos. No sé si fuese muy utilizado en general pero lo cierto es que son más bien pocas las películas que suenan de manera especial con este subgénero, y ésta es sin duda una de ellas.
Maya Takigawa decide entrar a un convento y es recibida en una ceremonia de bienvenida para las nuevas novicias. Pero es un poco extraño tomando en cuenta que Maya no parece tener en absoluto el temple para ser monja, ni demasiadas intenciones de acomodarse a la dinámica que tienen dentro de la institución (aunque como se podrá ir viendo, ninguna de las monjas dentro es especialmente piadosa por lo que parece). Pero es que Maya tiene otras intenciones más que entregar su vida a dios, y es descubrir qué fue lo que le pasó a su madre. Las pistas la llevaron hasta ese convento y como no hay otro modo de filtrarse más que entrando de monja, pues ahí la tienen. Y está a punto de encontrarse con que tener muchas mujeres reprimidas encerradas en un mismo lugar saca lo peor de ellas.
La película, como puede suponerse, está conformada en gran medida de blasfemias hiladas a través de un cuidado estético bastante claro. De hecho, siendo que para esta década la estética ya no primaba necesariamente sobre estas producciones, resulta hasta particular el modo en que casi todo se construye alrededor de ella siendo que la trama es bastante excusa para permitir una serie de situaciones escandalosas. Es difícil medir el nivel de 'blasfemias' porque a mi parecer, si bien hay una agresión clara a los símbolos católicos, no me parece más grave que muchas cometidas dentro del cine occidental. Y eso me parece en debido a que la religión cristiana es considerablemente ajena para la sociedad japonesa, de modo que en el afán de utilizar dichas tergiversaciones a su favor tampoco parecen del todo conscientes de lo que están haciendo. Y, una vez más, prima el deseo de hacer una blasfemia estética antes de concentrarse en el significado de la misma. Vamos, que es sexploitation al fin y al cabo y no se van a preocupar por detalles.
La película también resulta ligeramente atípica para su momento en la medida en que realmente no hay mucha acción. Aunque nos encontramos con una protagonista fuerte que tiene que atravesar por un número de vejaciones para conseguir su objetivo, en este caso la diferencia es que en primer lugar las atraviesa por voluntad propia (nadie le tendió una trampa para que terminara en ese convento), y luego tiene que hacer dentro de un ámbito donde la violencia ha cobrado ceremoniosidad de modo que tampoco va a haber un momento clímax en que todas las monjas corran y se disparen y se saquen los ojos. Ella tendrá que atravesar por esos obstáculos siguiendo, de algún modo, las reglas del sitio donde se encuentra.
No tengo punto de comparación con la modalidad occidental porque lo cierto es que jamás he visto una película nunsploitaxion de ningún otro país, sobre todo un país con una tradición católica, así que no sé si es así como opera el subgénero o si es una particularidad japonesa (que, como dije, tampoco tienen más que una idea general de cómo son las dinámicas dentro de un convento).
Lo que rescato principalmente dentro del amplio mar de las películas de explotación setenteras japonesas en que prácticamente todo suceda entre mujeres. Hay apenas unos tres hombres involucrados en la trama, dos de ellos con papeles más que limitados (y al servicio de las mujeres), y luego el arzobispo que si bien se supone controla todo desde su posición, en realidad aparece más bien poco. Si bien estas mujeres asumen el rol masculino del opresor que hay en otras películas, el toque que esto provoca en la trama sigue siendo diferente. Y sumado al cuidado de la estética y en general a la ambientación, consigue un producto violento, cruel, pero muy femenino.
Como dato curioso, por aquel entonces ya estaba la manía de invitar actores extranjeros a las producciones nacionales, aunque aquí pasa bastante desapercibida una actriz porno alemana llamada Marie Antoinette, que sino mal recuerdo ni siquiera habla.
¿Película favorita que involucre monjas?
no la conocia...
ResponderEliminarBuen aporte.