"Ajami" la tenía pendiente desde hace varios años, cuando fue nominada al Óscar Extranjero y no pude conseguirla antes de la entrega de premios. Y por fin le había llegado su oportunidad.
"Mi hermano decía que el miedo es la mayor vergüenza, y que sólo un cobarde huye"
La relación entre árabes y judíos en Israel es un tema espinoso, y que hace que muchas producciones del país se noten claramente definidas por la parte poco objetiva que se tenga del conflicto. "Ajami" prometía tratar de concretar una perspectiva más compleja de lo que sucede en la cotidianidad del país, alejados de los tópicos usuales de quién es el culpable, quién es más villano o quién tiene la razón. Dos directores, un palestino y un judío, concentran su mirada en el barrio de Ajami, donde las tres religiones mayoritarias conviven, en la marginal ciudad de Jaffa, cerca de Tel-Aviv.
Cinco historias, en apariencia aisladas pero confinadas en las mismas calles, el hilo de una trama que se va hilando demasiado tarde, con la violencia siempre un paso adelante, con las promesas de paz siempre un poco más allá del alcance monetario. Iniciamos a través de los ojos de Nasri, un niño que ve morir al hijo del vecino justo frente a su puerta al ser baleado desde un vehículo. El muerto no debió haber sido aquel vecino, sino su hermano, Omar, un ojo por ojo en las venganzas entre bandas criminales. El recorrido de Omar en busca de una tregua irá dando paso a otras historias, cada personaje a la siguiente. Un joven palestino trabaja de forma ilegal en el restaurante de un hombre cristiano. Una discusión entre un anciano judío y tres jóvenes árabes termina en sangre. Un policía israelí se desespera por descubrir lo que sucedió con su hermano tras su desaparición. Un joven árabe se mete en problemas cuando lo único que pretendía era poder vivir con su novia judía. Omar parece acercarse al final deseado, conseguir lo que se le ha pedido para la tregua, pero esta vuelta en el círculo es una vez más la evidencia de que siempre se llega un poco tarde, que la violencia siempre está un paso adelante.
El intento de lograr un retrato crudo y diverso sobre una sociedad compleja y diversa se cumple cabalmente, consiguiendo fragmentar la trama en situaciones complicadas, profundas, que demuestran que la relación entre individuos y religiones va más allá de la mera retórica, que lo mismo la cotidianidad ha conjugado todos los diversos elementos de conviven en Israel, mientras que los prejuicios siguen afectando gravemente a sus individuos. Antes que la religión uno debería detenerse en la pobreza, la injusticia, las actividades criminales. Pero la marca sigue estando ahí, se hablan lo mismo hebreo que árabe, pero al final los personajes no dejan de ser catalogados: el palestino, el árabe, el israelí, el judío. El peligro de la palabra incluso en los espacios de la acción (violenta).
"Ajami" es una pieza fantástica, que aunque pueda parecer que se mantiene en esa línea casi tópica de 'los problemas de Medio Oriente', se configura como un relato perfectamente construido tanto en su ficción como en sus implicaciones reales. Es una pena que sus directores no hayan continuado sobre esta línea, aunque parece que Yaron Shani estrena este año un documental con una temática cercana.
¿Alguna otra película sobre la relación entre árabes y judíos que recuerden?
desde esa premiacion yo tmb la tengo en pendientes
ResponderEliminarsssssssss que rapido se va la vida
Ya en su momento me dio mucha pereza, pero creo que me has convencido y tarde o temprano caerá.
ResponderEliminarSobre tu pregunta, no voy a volver a recomendarte 'Los limoneros' ;)
Ya sé, me sentiré una impresentable hasta que la vea D:
Eliminar