25/02/13
Nadie quería ir a verla conmigo, pensé que ya hasta la había
perdido para siempre. Pero así tuviera que rebuscar en el cine más inesperado,
sabía que Kim Jee Woon me esperaría.
Ahora que parece que está ya de moda que los más destacados
directores coreanos se estrenen con películas anglosajonas, resultaba hasta un
poco extraño que Kim Jee Woon nos apuntara mucho más alto y nos saliera con
algo así como el regreso de Schwarzenegger a la pantalla grande. El verdadero
regreso, no cameos paródicos. Porque “The last stand” tiene mucho más pinta de
ser una excusa para que Arnold tenga una aventura más, ahora en su etapa de
veterano (la cual ya llevan un rato aprovechando Stallone, Willis, Van Damme)
que una película dirigida por uno de los mejores talentos de Corea del Sur.
Pero yo le soy fiel a Kim Jee Woon. Y en menor medida
también le soy fiel al cine de acción retro. Así que ninguna mala crítica iba a
disuadirme.
Ray Owens es el sheriff de un pequeño pueblo fronterizo
donde nunca pasa nada. Su pequeño grupo de policías pasan los días encerrando
borrachos, practicando tiro al blanco con el loquito del pueblo, yendo a
desayunar todos los días a la misma cafetería, bajando gatos de los árboles. Algunos
de ellos no están particularmente felices con la situación que dista mucho del
sueño policiaco de ayudar verdaderamente a la comunidad. Aunque los últimos
días han sucedido algunas situaciones medio irregulares, como transportistas
sospechosos deteniéndose en el poblado, pero nadie se fija en eso más que
Owens.
Mientras, en otra parte del país, un reo está por ser
transportado al sitio donde será ejecutado cuando ¿adivinan? Se escapa
aparatosamente y tiene a todo el FBI despistado siguiéndole muy confusamente la
pista. Su meta es cruzar a México apenas pueda (que todos sabemos es el paraíso
de los reos condenados a muerte) y escoge precisamente uno de los puntos más
inesperados de la frontera: pasar por el pequeño pueblo de Ray Owens.
La historia se mantiene con ese espíritu entre las viejas
películas de acción pero también las actuales, con esos héroes inesperados que
se revelan cuando una situación anómala se cruza por su camino y tienen que
salir adelante con lo que tienen a la mano. En el caso de Arnold unos
increíbles músculos, un pequeño grupo conformado por la guapa, el guapo, el
valiente no muy hábil, el mexicano y el loquito. Organizándose para que la más
austera población sureña pueda convertirse en un aparatoso campo de batalla.
Las secuencias de acción están de lo más variadas, desde la
violencia sencilla pero efectiva, los grandes escapes cuidadosamente planeados,
las carreras de autos, los balazos al por mayor, las luchas cuerpo a cuerpo. Todo
bastante cuidado para no resultar ni excesivos ni para decaer en ningún momento
abusando de una historia finalmente tópica.
Cuando empezó la película debo confesar que temí bastante. Parecía,
de hecho, demasiado tópica. Y parecía más bien que un surcoreano que
probablemente se había pasado media vida viendo cine de acción típicamente
hollywoodense trataba ahora de emularlo sin ofrecer mucho más. Y sin poder
aportar mucho desde dentro al encontrarse fuera de esa tradición: diálogos un
poco acartonados, un planteamiento sin sorpresas y una historia que ya sabemos
hacia dónde va. Pero conforme vamos adentrándonos más en la acción y todos
comienzan a soltarse más entre la violencia a quemarropa y el humor, es que uno
deja de pensar en cualquier otra cosa que no sea disfrutar la película. Y siendo
una propuesta relativamente sencilla se disfruta maravillosamente, si uno al
principio podría haber dudado del buen Schwarzenegger y su edad, lo cierto es
que termina encantado por su papel, que se coloca como el héroe pero sin abusar
de ello y sin escatimar en humor, incluso para burlarse un poco de sí mismo.
Yo sé que estoy prejuiciada por mi amor por Kim Jee Woon,
pero también podría haberme jugado en contra. Yo salí encantada del cine: me
reí, me emocioné, y me transporté a esa época en que el cine de acción, sin
caer en las tramas excesivamente tontas, era un divertimento bien hecho. Y si bien
uno podría pensar que en la cuestión técnica eso no tiene un gran mérito, yo
creo que sin grandes pretensiones no es nada fácil conseguir hoy en día una
realmente buena película de acción. No voy a compararla al resto de la filmografía
del director surcoreano (sobre todo sus piezas de acción, claro) ni a lo que
otros asiáticos han hecho tributeando al cine de hollywood (como es el caso de “The
raid”), pero para mí resultó un punto perfecto entre la vieja acción y el
western, con una buena fotografía y un más que buen resultado general.
(Oh, Kim Jee Woon, te amo, ¿me cegará mi amor?)
Me pareció una decisión bastante acertada de Schwarzenegger
para volver al ruedo, sin querer darle un giro dramático a su figura (como sí
intentaron Stallon y Van Damme, con resultados dispares) tampoco es un intento
de revivir una época que claramente ya se fue. Su papel está inmejorable.
Johnny Knoxville es un maravilloso contrapunto cómico, no es que haya visto
demasiadas de sus películas pero creo que le conviene más esta clase de roles
que en los que trata de protagonizar comedias demasiado tontas. Me encantó
encontrarme con Rodrigo Santoro, no sabía que estaba incluido y aunque no hace
mucho es suficientemente guapo como para que no importe. Hasta Eduardo Noriega
está bien, no en exceso y tampoco es que tenga gran pinta de mexicano, pero sin
ser un gran antagonista cumple bastante bien con su papel. Luis Guzmán, por más
estereotípico que resultara como personaje chicano, resultó bastante agradable.
Si acaso es un apena que Forest Whitaker siendo tan buen actor como es pase tan
desapercibido pero lo cierto es que su personaje tampoco daba para mucho más y
él cumple con lo requerido.
Aunque al parecer ha recibido una mayormente buena crítica,
también ha pasado sin pena ni gloria. Supongo que en parte se debe a que nadie
se fija demasiado en las películas de acción que no pintan para grandes
blockbusters, y que finalmente Kim Jee Woon todavía no es un nombre demasiado
conocido fuera del circuito de los que buscan activamente el cine asiático. Con
todo y mi crítica favorable y mi gran amor por el director, espero que pronto
regrese a las producciones coreanas y no se esmere demasiado en agradar a Hollywood.
Referente a los Oscares: Me alegran mucho los premios correspondientes a "Amour", Christoph Waltz, "Searching for Sugar Man" y "Paperman"; me alegran moderadamente los de "Argo", Daniel Day-Lewis y Ang Lee; me molestan de sobremanera los de Jennifer Lawrence y "Brave". Básicamente.
¿Héroe de acción retro favorito?
A mi no me da muy buena espina. No tengo mucha fe en la "reentré" de Arnold.
ResponderEliminarHéroe de acción, me quedo con John McLane ;)
Saludos.
coincido brutalmente con esta entrada hahaha
ResponderEliminarchangos a mi nadie me quiere acompañar a ver la de Bruce Willies y soy re fan de las de duro de matar!!!!
y de los oscares pues prrrrrrrfff!!! hahaha que mala onda TODO
¿Más bien un pequeño pecado?
ResponderEliminarSobre lo que comentas de los Oscar, como actriz Emanuelle merecía ese premio, pero más vergüenza da que Naomi estuviese tan siquiera nominada. Así que lo de Lawrence no me parece mal. Sobre Brave... o.O Esa fue mi cara...
Charly Hell: Sí, yo sé que con mi amor ciego por Kim Jee-Woon no convenzo a nadie, pero yo me sostendré en que es una buena película :P
ResponderEliminarReptilio: ¡Yo te acompaño a ver "Duro de Matar Mil"! Yo sé lo mala onda que es que alguien no se apiade de los quizá terribles gustos cinematográficos de uno.
Descubrepelis: Yo he escuchado también comentarios sobradamente positivos sobre Naomi Watts. A mí ella no me gusta nada como actriz pero tengo contemplado en algún momento quizá ver la película esa. De cualquier modo lo de Lawrence no tiene perdón.
conste! pues ponle fecha! hahaha
ResponderEliminarReptilio: Te mandé un request en facebook. O manda mensaje privado a Cinéticamente.
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