24/05/11
Todos los que hayan visto o conozcan la reputación de la colección "Guinea Pig" sabrán que esta imagen juega en un doble sentido. Por una parte claramente es mucho menos de lo que podría mostrarte, pero por otro lado representa muy bien la forma de crueldad manifiesta al menos en la primera de las películas: "El experimento del diablo".
"This is a report of an experiment on the breaking point of bearable pain and the corrosion of people's senses"
Diría que de manera general, "El experimento del diablo" es mucho menos conocida que "Flores de carne y sangre", la segunda película de la serie y con la que comenzó todo el revuelo de si en Japón se estaba filmando verdadero snuff. Podría verse, quizás, como una película menos sensacionalista pero yo diría que incluso en ello mismo consigue ser mucho más cruel, al negarnos la dimensión de ficción al público desprevenido.
Al inicio se nos advierte, como tantas películas harían después, que el material fue 'encontrado' y que se desconoce su origen, aunque se presenta como una suerte de experimento. Con un par de escenas en que vemos a una joven colgando de una típica trampa de árbol, podemos deducir que ha sido secuestrada y luego comienzan las pruebas. Presentadas de manera episódica, la película parece realmente la documentación de un experimento antes que una trama de ficción. Ya que de trama nada.
Unos letreros nos anuncian el título de la secuencia con palabras tan sencillas como "Mareo", "Patadas", "Golpes". Acto seguido vemos a tres jóvenes perpetrando en la joven tal cual lo que el título prometía. Aunque uno podría argumentar que varios de estos momentos no son particularmente crueles (hay secuencias en que sólo vemos a los chicos abofeteándola, o pellizcándola), la sensación que va produciendo su presentación continua y gradual, y especialmente esa noción que se genera en el espectador de que todo ello se presenta como un experimento que en realidad sólo parece perseguir los límites del dolor, son lo que van generando una sensación de malestar que sólo es confirmada conforme la gravedad de los actos va aumentando. Muchos de los momentos resultan efectivos precisamente por su simplicidad, por la cruel tan simple con que son presentados.
Los diálogos se limitan a algunas expresiones de los agresores durante los ataques (o 'fases del experimento', como quieran verse), siendo que incluso la víctima se queja en muy pocas ocasiones (en algunos casos porque parece que ella misma entiende que es 'poca cosa' lo que le hacen (en comparación a cuántas otras películas horribles que se han visto), y en otros momentos porque parece ya cansada de sufrir durante tanto tiempo). El final es perfectamente previsible y tras 45 minutos de sufrimiento constante la película se cierra con la advertencia de que nada se sabe de las personas que aparecen, que un caso se ha abierto y que cualquier información será recompensada.
Lo cierto es que es curioso que la paranoia sobre las películas snuff se generara a partir de la siguiente, que si bien es más explícita de manera general, tiene una trama mucho más cercana a una película de ficción. Es decir, por favor, tiene un samurai de por medio. Siendo que esta película es, probablemente, el mejor acercamiento que se ha hecho nunca a lo que debe ser (de manera conceptual hasta que no se demuestre la existencia de alguna) una película snuff. Sin argumento, sin ninguna clase de parafernalia, sencillamente la documentación real de la muerte de alguien con fines comerciales.
Está claro que como tal el valor de la película es eminentemente morboso, ya que dada su total falta de trama es imposible decir que resulte amena o no, y aunque uno pueda ser aficionado al cine sangre en este caso no encontrará más que un catálogo de torturas que pueden parecer light en comparación con los elaborados artilugios ficticios que aparecen hoy en día. Lo que no deja de resultar interesante es, claro, su existencia, como concepto, o como propuesta de alguien que sacrificaba todo en su película (ya no digamos sólo la trama, sino que en un primer momento fue incluso distribuida sin ninguna clase de ficha técnica) con el único afán de hacer creer a alguien más que esa chica verdaderamente había muerto en pantalla.
Es curioso que alrededor de las "Guinea Pig" todavía existan tantos mitos, lo he visto en varias páginas que hablan respecto a ello. Y me parece curioso si tomamos en cuenta que puedes encontrarlas todas para descargar por la red, que es mucho más de lo que se puede decir de tantas películas que ya han desaparecido para siempre.
No es que la recomiende ya que sin duda es una película que muy pocos disfrutarán (en realidad no quiero pensar en quién podría verdaderamente 'disfrutarla', más bien que pocos soportarán). Pero sin duda es todo un referente en lo que a la violencia en el cine se refiere.
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