22.10.12


22/10/12
Por esos días habíamos decidido que queríamos ver un poco más de cine iraní, y Bahman Ghobadi parecía una apuesta segura. Especialmente si tenía que ver con música, y si tenía un título tan fantástico como "Nadie sabe nada de gatos persas".



"This is Tehran, a city where everything you see entices you"
Los pocos ejemplos que recuerdo de documental de ficción son principalmente de televisión y apenas usan estrategias burdas de dramatización para conseguir transmitir un mensaje. De modo que cuando supe que la trama iba hacia una investigación dramatizada sobre la escena musical underground en Irán, no me quedaba demasiado claro cómo iba a funcionar el asunto.

Al inicio vemos al propio Ghobadi hablando del presente proyecto con alguien más, diciéndole que quiere hablar sobre la música en Irán y que dos jóvenes lo ayudarán en su labor. Negar y Ashkan son dos músicos que han conseguido ser invitados a un festival de música en Londres, y nada ansían más que poder salir del país para perseguir su sueño de ser músicos y éste es un posible paso importante. El problema es que no tienen una banda y tienen que conseguir armar una en apenas los pocos días que tienen para ordenar todo para partir (lo que incluye documentos falsificados y otros detalles). A partir de esta búsqueda, siguiendo el 'yo conozco a un amigo que toca en...' nos vamos sumergiendo en las más que particulares condiciones del panorama musical en dicho país. La estricta censura que hay sobre las producciones musicales orillan a la gran mayoría de los músicos a la ilegalidad, por lo cual tendrán que recurrir a toda clase de estrategias y trucos para evadir a la justicia, desde la organización, las prácticas, hasta los conciertos clandestinos donde todos los asistentes corren el riesgo de ser sorprendidos en plena acción. La estrategia de perseguir integrantes los lleva y nos lleva también a nosotros a presenciar pequeñas puestas en escena de músicos reales que salen adelante con su propuesta musical en Irán. Intercalada con la trama vemos pequeños videoclips de distintos géneros musicales y donde se puede apreciar la influencia que ha tenido esta difícil condición en la creación musical.

Es increíble el modo en que el director consigue equilibrar de manera óptima todas las implicaciones genéricas de la película: la bien documentada parte documental, la interesante trama de ficción que va hilando esta investigación, y la fantástica intromisión de momentos musicales entre todo ello. Que además, pese al sentimiento trágico que reina en la trama desde el inicio, consigue darle un toque fresco y dinámico que va en correspondencia con el género indie de la música de la pareja protagonista. 

Una película increíblemente entretenida, dura, rítmica, toda ella construida a través de una línea musical fantástica y que, sobre todo, nos deja asomarnos a un aspecto tan particular y tan desconocido del mundo iraní. Yo quedé fascinada, encantada, conmovida y atrapada. Ahora sólo me quedan más ganas de ver todo lo posible del director y del país. A ver qué más sorpresas nos esperan.




¿Otros documentales musicales que les gusten?
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3 comentarios:

  1. Una de las pendientes de mi lista, ahí la tengo ocupando espacio esperando el momento para que la vea, y es que ya en su momento me pareció un filme interesante que quise ver en los cines pero se me paso...

    El documental musical no es un género que tenga demasiado presente, pero "Llach: la revolta permanent" me llegó hondo, sobretodo al creer que trataba de algo totalmente distinto al contenido real.

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  2. Que pereza me da el cine iraní y similares.

    Documentales musicales... pues si se puede considerar como tal, me quedo con Lemmy, la vida y obra de Lemmy Kilmister, lider de Motorhead.

    Sobre Crank, a mi me ocurrió lo mismo, la vi por consejo de unos amigos que la vieron en grupo y según sus propias palabras "molaba un huevo" y que se lo pasaron pipa viéndola ¿...?

    Saludos.



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