18.8.11


18/08/11
Bueno, entre tanto cine japonés clásico en algún momento nos tenía que tocar Kurosawa, ¿no? Y sobre todo con una de sus películas más emblemáticas y de las más reconocidas dentro del género samurai.



"The smell of blood brings the hungry dogs"
La historia ya todos la conocemos, ya sea vista en esta película o en cualquiera de sus libres reinterpretaciones, o en una novela de Dashiell Hammett. O porque a estas alturas ya es una historia más que conocida, y con todo el volver a verla, con todo el tiempo de diferencia, no hace que uno deje de asombrarse ante las capacidades narrativas de Kurosawa.

Sanjuro, interpretado por EL samurai por excelencia, Toshirô Mifune, llega a un pueblo entre su constante vagabundear. Por la época en que empezaban a abundar los ronin, esto es, samurais sin señor, también comenzaban a formarse bandas criminales que atacan sin piedad cualquier zona. Y precisamente eso sucede con el pueblo al que llega Sanjuro, que a primera vista podría parecer un poco pueblo fantasma. Gracias a un posadero se entera de lo que sucede: dos grupos criminales se pelean constantemente por el control total del sitio. Sanjuro parece que no tiene nada mejor que hacer por esos días así que decide comenzar a jugar a dobles bandos, confundiendo a ambos grupos, y tratando de solucionar la situación.

Es difícil hablar de en qué punto exactamente reside la grandeza de la película. De algún modo uno de los puntos fuertes de Kurosawa fue sacar al samurai de su contexto usual y más estereotípico y fundirlo con una imagen más universal, todo sin alejarlo ni un poquito de la tradición japonesa. Ya mencioné que la trama se inspira en la novela "Cosecha roja" de Hammett, de modo que Sanjuro sería asociado fácilmente con la figura del detective propio del autor. No es la primera vez que Kurosawa reinterpreta un texto ajeno a su tradición para incorporarlo a ella, del mismo modo que Sanjuro engloba un margen de personajes que sobrepasan su condición de samurai al mismo tiempo que los hace parte de ella. Más aún que samurai: un ronin, figura que terminaría por representar aún mejor el camino del guerrero que el propio samurai.

La película está hecha con pinzas: desde la organización de la trama, la disposición de los personajes, hasta los recursos visuales para apoyar el curso de la narración. Mifune consigue consagrarse una vez más como actor, como samurai y como musa de Kurosawa. Además de que debe ser actualmente uno de sus papeles más representativos.

Posteriormente se han hecho muchas readaptaciones sobre la historia, de las más conocidas son los westerns "Django" y "Por un puñado de dólares". Del primero Miike se encargaría de remixearlo con la original de Kurosawa y crear "Sukiyaki western Django", en la fantástica línea de los nuevos westerns asiáticos.

La verdad con películas como ésta es difícil agregar más de lo que ya se sabe, y si alguien no lo sabe porque no la ha visto entonces no tiene ninguna disculpa para no remediar la situación pronto. Sencillamente imprescindible.




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