26.4.09



26/04/09
Ya había dicho mis intenciones de buscar películas sobre freaks. O similares. Y desde hacía tiempo Alejandra me había recordado que tenía esta película pendiente desde que leí la reseña. Hace algunos días Dulce y yo nos dispusimos a ver una de mis poco usuales excepciones para películas románticas. Y eso porque Nicole Kidman tiene una cámara. Y una fijación por la gente malforme.



"Why do you want to take a portrait of someone you've never seen, Diane?"

Al principio creí que era algo innecesaria la reiteración casi molesta de que la película era una especie de biografía demasiado libre y fantástica. Con demasiadas licencias poéticas al caso. Pero ahora leyendo algo sobre la vida de Arbus puede que sí haya sido una información oportuna, en virtud de que parece más bien una fábula insertada dentro de la historia de un personaje real. Incluso creo que la película podría sostenerse sin la alusión directa a Diane Arbus. Pero no sé quiénes podrían sentirse aludidos.
La fórmula inicial puede parecer algo conocida: una mujer atrapada por los estereotipos de su época, en la necesidad de ser la esposa, madre e hija perfecta; y además luchando con una extraña depresión que parece consumirla inexplicablemente. Parte de esta extraña depresión parece deberse a extravagantes impulsos que la atacan en momentos inesperados y que parecen atormentarla.
Ante la insistencia de su marido de enfocarse un poco en sí misma para ver si puede mejorar, comienza a interesarse por la enigmática figura del vecino que vive en el ático de su edificio. Que es Downey Jr y no sólo eso: tiene hipertricosis. Solo por eso se perfilaba para ser una película perfecta para mí.
El problema comienza cuando uno va adentrándose en la figura de Diane y entonces lo que creíamos que era su imagen inicial parece poco contundente: sí, ella se siente presionada, pero en realidad parece poco interesada en cumplir los roles que se le han asignado. Sus padres son crueles pero eso sólo parece amargarla un poco, su esposo es infinitamente paciente con ella aunque ella parece exigir más de él, y sus hijas parecen no interesarle demasiado la mayor parte del tiempo. La película parece esforzarse en mostrarla como una mujer extraña pero esta conducta parece fortuita y termina reduciéndose a un contundente: porque sí. Que el espectador se puede imaginar como quiera (porque le faltaban emociones en su vida, por algún trauma, porque es muy caprichosa, porque hay un gen para la rareza) pero jamás dejará espacio para comprobarse.

Lo mejor de la película es cuando ella se deja arrastrar por la vida de Lionel, su peludo vecino, y se adentra en un mundo de personajes extraños en diversos sentidos: personas con malformaciones, personajes con extraños fetiches, gente que ha hecho de su vida un disfraz. Como si el grupo de los freaks fuera todo un guetto. Y la cantidad de escenarios y razones a las que se asoman son bellas visualmente. Un bar de enanos, un espectáculo de travestis (¿o hermafroditas? ¿cómo saberlo?), visitas a gigantes, visitas a siameses. Pero Diane no parece participar de ello más que en el asombro. En realidad su participación sirve muy poco para delimitar a su personaje más que de manera casual. Como si del mismo modo se hubiera dejado entrar a otro mundo si la filiación de su vecino hubiera sido distinta.

Por otro lado la relación entre Diane y Lionel, además de extraña, es de lo más molesta. Parece querer enfatizarse constantemente una tensión erótica demasiado explícita y burda (casi siempre insatisfecha) como para que pueda sonar mínimamente convincente. Llegado a un punto uno pierde de vista por completo a Diane, como si fuera una niña caprichosa sin más; y Lionel no parece ser más que un perverso que la desea sin pausas. Es casi molesto que el personaje de Downey Jr se dibuje más cercano a la animalidad que a su condición humana, como si el disfraz (aunque orgánico) que lo cubre hiciera imposible su comportamiento normal.

El final es poéticamente exagerado y parece que dicha fantasía quiere representar la epifanía que arrastra a Diane hacia lo que será después: un espíritu sensible pero extravagante que se manifiesta a través de la fotografía. Con un cambio de escenarios drástico y metafóricamente forzado que nos deja adivinando el curso de la vida de la fotógrafa.

Porque muchas fotografías a lo largo de la película no ha tomado, damas y caballeros.

Al final queda un poco como melodrama al más puro estilo de 'nos amamos pero no podemos estar juntos' pero en una faceta poco usual. No es que esté mal, pero ya se sabe que no es mi género. Y aunque Nicole Kidman me parece una mujer bellísima, la verdad es que no siempre me convence.




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