17.4.09



17/04/09
Hay películas que decido ver por razones tontas. Me propuse hace algún tiempo conseguir películas que entre su soundtrack incluyeran alguna canción de Calamaro y ni siquiera me detuve a ver de qué iban ni nada. Claro, luego me encuentro con un extraño musical español y, bueno, ¿qué se puede hacer? Si de por sí el género de los musicales no es que sea lo mejor para mí. Por eso decidí verla con mi hermana, que tiene una enferma fascinación porque se pongan a cantar en medio de una película.



"En esta casa de no tener nadie con quien hablar he terminado por no tener nada que decir. Adiós"

Alejandra enfatizó que era una mala película y a los pocos minutos, cuando el primer número musical incluye que abruptamente un grupo de okupas se pongan a bailar "aserejé" versión medio flamenca en el tejado ante la mirada extrañada (¿cómo no?) de los policías que iban a desalojarlos, pensé que no podría experimentar más pena ajena ante una situación así. O quizá sí, si me pongo a pensar las terribles escenas que vi, fragmentariamente, de la versión latina de "Highschool musical". Una experiencia terrible.
Por otro lado es posible que el haberme repetido tanto que sería una pésima película jugara en mi favor, porque conforme avanzaba la historia (que por suerte no tenía tantos números musicales como podría, ni tan nefastos como el primero) hasta me iba atrapando por momentos. Todo en gran medida debido a Raúl Arévalo, el Sean Penn español (según la analogía de su personaje en "Azuloscurocasinegro"). Que de hecho se podría decir que salvó la película en gran medida que de otro modo no habría pasado de ser un poco chistosa. Que tampoco es que sea una maravilla pero sin duda que uno puede hasta disfrutarla un poco de tanto en tanto, mientras que los números musicales no sean terriblemente incómodos.

La trama nada del otro mundo, problemas familiares por diversas razones que consiguen que finalmente las tres mujeres de una familia (hija, madre, abuela) se escapen independientemente. Una porque descubre que quedó embarazada y nadie le hace caso en su caso, otra porque abusan de su condición de ama de casa y la tratan como a un objeto, y la tercera porque quieren internarla en una clínica de reposo con motivos de su salud. Cada una huye pero sus historias se entretejen en la vida de los okupas que andan de viaje para dar un concierto. Sí, algo superficial e hilarante, pero los personajes de pronto podrán conseguir arrancarnos alguna sonrisa. Especialmente el protagonista, actor con el que comenzaré a tener una fijación pronto.

Eso sí, la intromisión del tema "Loco" de Calamaro con una coreografía zombie y demasiado movidón quizá no fue la mejor alternativa para el momento. Fue algo extraño, sin duda. Y pensar que por esos cuatro minutos fue que me decidí a conseguir la película, jo.

En fin, entretenida a término medio. Ideal si la agarras en la tele y tienes ganas de ver algo sin complicaciones y ligeramente gracioso.
No sé porqué nadie aprovecha las buenas canciones de Calamaro para sus soundtracks. Jo.

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