18/01/10
Hay una serie de películas de cine asiático que están editando en una presentación más que bella aunque de una forma medio arbitraria. Supongo que se trata de películas un poco menos conocida y que vienen en una presentación adorable y por un bajo precio, además. Y yo soy muy fácil de comprar, es lo cierto, y hace algún tiempo me llevé algunas que no tenía y me decidí a verlas sin más.
En el caso de "Silmido" la vi hace tiempo con mi hermano, de manera azarosa, aunque ya he dicho antes que las películas bélicas no son precisamente mi género favorito.
"Pueden quitarnos muchas cosas, pero nunca nuestros nombres"
Por otro lado, por películas como ésta es que me convenzo que ni siquiera es necesario buscarse tramas muy elaboradas cuando es más que seguro que la historia nacional debe tener sus episodios de lo más interesante. Y vaya que Corea del Sur supo sacarle provecho a uno de estos episodios con esta excelente cinta.
Por allá de 1972 las cosas estaban tensas entre las dos Coreas, sino es que lo han estado siempre. Un grupo de infiltrados de nor Corea tratan de matar al presidente Park Chung Hee y Corea del Sur decide que no va a quedarse de manos cruzadas y regresará la ofensiva. Pero debe ser un movimiento mucho más estudiado. Y de ahí parte Silmido. Un grupo de condenados a muerte por diversos cargos pero con ciertas habilidades se encuentran con una segunda oportunidad. Pueden ponerse de lado del gobierno, someterse a un exhaustivo entrenamiento de varios años y ser capacitados para asesinar a Kim Il Sung, dirigente de Corea del Norte. Si consiguen llevar a cabo su objetivo entonces obtendrán su libertad y algo aún más precioso: una nueva identidad completamente limpia de antecedentes criminales.
Que suena a la típica trama de thrillers intercambiables: eres un condenado a muerte, ergo, maneja un auto / mata zombies con jujitsu / se parte de un videojuego in real life, y así obtendrás tu libertad. Pero en la vida real, y con una carga semántica mucho más compleja.
Este grupo de 30 hombres y unas docenas de militares se ven recluidos en la isla de Silmido durante 3 años. Durante este tiempo (bueno, en su versión tiempo de la película, se entiende) aprenderemos a reconocerlos aunque en realidad jamás podremos adentrarnos verdaderamente a su pasado, a sus intensiones. Son una especie de rocas infranqueables que, a su modo, tienen un único objetivo. Un objetivo que por momentos parece no valer la pena el esfuerzo, la extrema crueldad, las terribles condiciones en las que viven y en las que son considerados por el gobierno: meros objetos con un fin único, completamente deshechables en caso de no cumplirlo o en caso de no resultar finalmente necesarios.
La película, como ahora pueden imaginar, no es nada bélica. En realidad nos centramos en este periodo de entrenamiento y aislamiento y el modo en que situaciones límite afectan al espíritu humano. Me parece un ensayo bello de lo que una persona realmente es, de lo que un personaje puede transmitirnos sabiendo apenas su nombre: sin antecedentes, sin aspiraciones, sin situaciones concretas. La narración misma, tanto como sus "captores" (digámoslo de algún modo), cosifica por completo al grupo de soldados improvisados como si fuese una masa homogénea de hombres idénticos. Pero no lo logra, o quizá, al negarles su condición humana, no consigue sino enfatizarla más. Además que retrata también las inhumanas estrategias políticas y militares y el modo completamente abstracto en que manejan un país como si los cambios no fuesen más que conceptos, pasando por alto las personas directas a las que afectan.
A mí, sencillamente, me encantó, y aunque por momentos me dio un poco la impresión de ser muy larga, en realidad me hubiera encantado aún que continuara por más tiempo. Porque los momentos episódicos en que nos adentramos en sus rutinas resultan de lo más cautivantes.
Y además ahora leo cosas muy favorables de ella, como una intromisión entre las mejores películas coreanas de todos los tiempos, o que ha sido de las que más han recaudado en cines nacionales. Incluso más que "El señor de los anillos". Que me parece difícil que una película nacional pueda decir eso.
En fin, para los que gustan de esos episodios poco conocidos de la historia mundial, que insisto que son muchísimos mientras que nosotros nos tragamos la Segunda Guerra mundial una y otra vez.
Hay una serie de películas de cine asiático que están editando en una presentación más que bella aunque de una forma medio arbitraria. Supongo que se trata de películas un poco menos conocida y que vienen en una presentación adorable y por un bajo precio, además. Y yo soy muy fácil de comprar, es lo cierto, y hace algún tiempo me llevé algunas que no tenía y me decidí a verlas sin más.
En el caso de "Silmido" la vi hace tiempo con mi hermano, de manera azarosa, aunque ya he dicho antes que las películas bélicas no son precisamente mi género favorito.
"Pueden quitarnos muchas cosas, pero nunca nuestros nombres"
Por otro lado, por películas como ésta es que me convenzo que ni siquiera es necesario buscarse tramas muy elaboradas cuando es más que seguro que la historia nacional debe tener sus episodios de lo más interesante. Y vaya que Corea del Sur supo sacarle provecho a uno de estos episodios con esta excelente cinta.
Por allá de 1972 las cosas estaban tensas entre las dos Coreas, sino es que lo han estado siempre. Un grupo de infiltrados de nor Corea tratan de matar al presidente Park Chung Hee y Corea del Sur decide que no va a quedarse de manos cruzadas y regresará la ofensiva. Pero debe ser un movimiento mucho más estudiado. Y de ahí parte Silmido. Un grupo de condenados a muerte por diversos cargos pero con ciertas habilidades se encuentran con una segunda oportunidad. Pueden ponerse de lado del gobierno, someterse a un exhaustivo entrenamiento de varios años y ser capacitados para asesinar a Kim Il Sung, dirigente de Corea del Norte. Si consiguen llevar a cabo su objetivo entonces obtendrán su libertad y algo aún más precioso: una nueva identidad completamente limpia de antecedentes criminales.
Que suena a la típica trama de thrillers intercambiables: eres un condenado a muerte, ergo, maneja un auto / mata zombies con jujitsu / se parte de un videojuego in real life, y así obtendrás tu libertad. Pero en la vida real, y con una carga semántica mucho más compleja.
Este grupo de 30 hombres y unas docenas de militares se ven recluidos en la isla de Silmido durante 3 años. Durante este tiempo (bueno, en su versión tiempo de la película, se entiende) aprenderemos a reconocerlos aunque en realidad jamás podremos adentrarnos verdaderamente a su pasado, a sus intensiones. Son una especie de rocas infranqueables que, a su modo, tienen un único objetivo. Un objetivo que por momentos parece no valer la pena el esfuerzo, la extrema crueldad, las terribles condiciones en las que viven y en las que son considerados por el gobierno: meros objetos con un fin único, completamente deshechables en caso de no cumplirlo o en caso de no resultar finalmente necesarios.
La película, como ahora pueden imaginar, no es nada bélica. En realidad nos centramos en este periodo de entrenamiento y aislamiento y el modo en que situaciones límite afectan al espíritu humano. Me parece un ensayo bello de lo que una persona realmente es, de lo que un personaje puede transmitirnos sabiendo apenas su nombre: sin antecedentes, sin aspiraciones, sin situaciones concretas. La narración misma, tanto como sus "captores" (digámoslo de algún modo), cosifica por completo al grupo de soldados improvisados como si fuese una masa homogénea de hombres idénticos. Pero no lo logra, o quizá, al negarles su condición humana, no consigue sino enfatizarla más. Además que retrata también las inhumanas estrategias políticas y militares y el modo completamente abstracto en que manejan un país como si los cambios no fuesen más que conceptos, pasando por alto las personas directas a las que afectan.
A mí, sencillamente, me encantó, y aunque por momentos me dio un poco la impresión de ser muy larga, en realidad me hubiera encantado aún que continuara por más tiempo. Porque los momentos episódicos en que nos adentramos en sus rutinas resultan de lo más cautivantes.
Y además ahora leo cosas muy favorables de ella, como una intromisión entre las mejores películas coreanas de todos los tiempos, o que ha sido de las que más han recaudado en cines nacionales. Incluso más que "El señor de los anillos". Que me parece difícil que una película nacional pueda decir eso.
En fin, para los que gustan de esos episodios poco conocidos de la historia mundial, que insisto que son muchísimos mientras que nosotros nos tragamos la Segunda Guerra mundial una y otra vez.
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