08/09/11
Y en función doble nos tocó otra de las películas de Hideshi Hino, podrán imaginar que mientras menos me faltan menos ganas tengo de verlas. Para tratar de hacer las cosas mínimamente justas me incliné por aquella cuyo título me llamaba menos la atención: "The Ravaged House".
"You should tell me exactly what happen to your son. Is it an infectious disease?"
Con todas las vagas premisas de películas basadas en historias de Hideshi Hino ya muy bien podrán imaginarse por dónde van sus mangas. Y éste caso es uno de los ejemplos más sobre su eterno tema principal, de hecho bastante parecido al de la anterior película. En una pequeña aldea rural vive una familia humilde pero unida, los dos jóvenes hijos llevan una buena relación y quizás el único problema es que el padre teme llevar la contraria a las demás personas del pueblo. Un día el hijo, Zoroku, se enferma, y lo que al principio parece ser una enfermedad simple se va complicando y extendiendo como una terrible infección, llenando su piel de llagas y heridas abiertas. Al principio la familia decide mantenerlo oculto pero pronto la situación resulta insostenible y debido las presiones de las autoridades del pueblo tienen que decidir qué hacer con un hijo que se ha vuelto una humillación para la familia.
Como pueden ver la idea es bastante parecida a la de "Dead girl walking" y también un poco a la de "The boy from hell": situaciones extremas que llevan a un individuo a perder su estado inicial y el rechazo o la no-aceptación que esto conlleva en las personas a su alrededor. Aquí encontramos de entrada los mismos elementos que en las demás películas de la colección: una historia simple de base y un presupuesto más que limitado para realizarla. Y aún así, contra todo lo previsto, el director decide no llevarla por el camino de la serie B y tratar de darle un toque diferente aunque eso pueda alejarse de lo que los mangas de Hino usualmente muestran.
La fuerza de la película busca centrarse en su ambientación, esto es, la idea de una pequeña sociedad rural que tiene tantos pros como contras. Por una parte su aire apacible, su sencillez, la imagen ideal del campo y sus habitantes, pero por otro la noción de un sistema social muy cerrado y con fácil rechazo por lo desconocido. Ni siquiera sería necesario que la enfermedad de Zoroku fuese tan grave como para que se planteara el problema raíz de qué se debe hacer con un miembro de la familia que se ha vuelto no productivo y que es señalado socialmente como un posible foco de infección. Al mismo tiempo participan otros elementos como las jerarquías sociales en ese tipo de sociedades, la organización familiar, la rivalidad entre jóvenes cuando se lucha por el afecto de una chica, y sobre todo el afecto familia (especialmente entre hermanos) que es capaz de sobreponerse a este tipo de adversidades por más desagradables que puedan parecer.
No es el único campo en que se busca una alternativa a la presentación, ya que también se inclina por una fotografía mucho más sobria que permite no enfocar de manera explícita la situación para no abusar de unos efectos que se notarían escandalosos. En general a Zoroku tenemos que imaginarlo la mayor parte del tiempo, viéndolo tan solo cubierto de vendas y creciendo sin forma debajo de ellas. A pesar de ser el centro y el punto de inflexión de la trama en realidad la situación se desenvuelve en torno a él muchas veces sin tocarlo.
Esto, al tiempo que la hizo una película mucho más presentable para mi gusto, también conlleva el problema de resultar la menos representativa del estilo de Hino, aún cuando la temática podría parecer más fiel. Y si uno no consigue quedar atrapado en esa propuesta de horror suave y difuso es posible que la encuentre un poco aburrida y lenta ya que, como mencioné, la trama se resume en una circunstancia bastante simple y sólo da vueltas sobre sí misma.
Con todo y que eso tampoco significa que vaya a resultar una gran película en ningún sentido, a mí me pareció bastante agradable y lograda, y me hizo recuperar la fe en ese paquete de películas de las que algún día me decidiré a ver las dos restantes. No con demasiada emoción, claro está.
0 guiños:
Publicar un comentario