16.2.09



01/06/08
Mi hermanita rara ves me pide que consiga películas y es por ello que cuando lo hace no puedo negarme. Se obsesionó con Louis Garrel desde antes de ver siquiera una película suya y ya no hay quien la detenga. Había bajado "Les chansons d'amour" para que viesemos ayer pero, oh, sorpresa, no chequé bien el video antes de quemar el maldito dvd y los subtítulos no coincidían.
Si fuese inglés, al menos, pero con francés estoy totalmente perdida.
Fue una noche estresante, yo pasé por otras mil películas que luego me rehusé a ver hasta el punto que ya no quería ver nada. Mi hermanita insistió en ver cualquier cosa y al final terminamos tomando algo casi al azar: Lee mis labios.



"Dice algo sobre su esposa. Que la amaba. Y que ya todo terminó"

Desde hace ya algún tiempo había tratado de introducirla en mis antiguas tardes de cine pero en ese momento parecía que ya todos la habían visto de un modo u otro. Se creen muy listos, claro, poco a poco la fui dejando de lado.
La había conseguido por Vincent Cassel desde antes de saber de qué se trataba. Mi hermana y muchas otras personas dicen que no es nada atractivo pero a mí me parece increíblemente sensual. Aunque remitiéndome a mis conversaciones con Iván estoy comenzando a pensar que me atraen los hombres con los rasgos de la cara demasiado angulosos. Mmmm.
La historia viene siendo algo así como un thriller medio romántico, sin que ninguno de los dos géneros sean demasiado evidentes ni prevalezca del todo por el otro. Probablemente esa ambigüedad hace que la película resulte mucho más interesante de lo que habría sido simplemente con uno de los géneros.
Por un lado la protagonista, Emmanuelle Devos, es extraña. No solamente su físico resulta un poco desconcertante (porque uno la ve y no termina de decidir si es bonita o fea, o si simplemente tiene algo extraño en ella, en sus gestos) sino el modo en que encarna su papel, el cuál aparentemente le queda perfecto. Es una mujer extraña y eso genera muchas situaciones en la película que si bien deberían ser cotidianas se vuelven extrañas. Es algo así como si su personaje se esmerase por quedar luciendo siempre de una manera algo patética pero las personas a su alrededor lo encontrasen completamente normal. Lo cual, yo pienso, le choca un poco al espectador pero consigue enrarecer la atmósfera de manera positiva.
Cassel, pues, soy poco objetiva respecto a él, aunque he de aceptar que ese horrible bigote que tuvo que mantener toda la película no le favorece en lo más mínimo.
El thriller, pues, no es nada especial pero se mentiene en la línea debido a sus pequeños detalles particulares y a la extraña relación que mantienen ambos personajes. Verlos ir del trabajo de oficina sacando copias, a la versión ilegal de este mismo en que Cassel tiene que obligar a ciertos contratistas a acelerar los procesos, luego a la parte completamente ilegal en que él trabaja en el bar de un mafioso al que le debe dinero mientras ella lo espía (al mafioso, claro, Vincent sólo sirve bebidas y no debe ser muy interesante) y trata de leer los labios para adivinar sus planes y que al final puedan robarle el dinero. Es curioso, ciertamente. Todo, claro, con una dosis de ese patetismo mencionado, otros personajes alrededor sin demasiada trascendencia, una inexplicable tensión sexual y esos detallitos que terminan por entretenerte el tiempo que dura.
Ahora que lo pienso, aunque utilizo mucho la expresión 'raro', puede que el principal mérito sea que no es que nada sea extraño, pero del modo en que sea representado consiga que así lo parezca.
También, planteándome ahora el momento reflexivo, hay una historia que queda fuera de lugar e inconclusa (bueno, se concluye de algún modo abrupto y poco convincente). Mmmm. No, es algo que no entiendo. Curioso.

El tipo de películas que uno ve cuando quiere entretenerse sin pensar demasiado pero tampoco quiere optar por la facilidad que luego suele caracterizar a hollywood. Sin mucho más, claro.

Está bien para que las películas francesas se vayan reivindicando conmigo después de las malas pasadas que me han hecho. Es que no puedo evitar ir a verlas. De hecho probablemente mañana vayamos Ian y yo al cine a ver otra francesa. Sí, para que él termine por odiarme por escoger las películas.



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