09/04/13
Oh, ya hace algún tiempo que no nos tocaba reseñar series, no digamos doramas. Y es que ya sabrán el ritmo bastante pausado para ver cualquier cosa que involucre episodios. Pero "Ouran High School Host Club" sonaba como una excelente opción por, ya saben, los travestis.
"Escúchame, incluso si el mundo entero se ríe no tiene importancia. Sólo me preocuparé por tu felicidad"
La línea va bastante cerca del típico 'mujer haciéndose pasar por hombre y rodeada de ellos', dentro de un ambiente escolar, con una trama llena de comedia, romance y malentendidos. Porque eso es lo que todos queremos ver, ¿no? Y yo incluso temí que fuera demasiado similar a "Hana zakari no kimi tachi e", lo cual seguro iba a involucrar que yo odiara a la protagonista femenina. Pero las sutiles variaciones en la premisa dan a la historia una dirección bastante diferente.
La serie es una de tantas adaptaciones del manga del mismo nombre, de Bisco Hatori, en que un estudiante de clase baja que estudia en un prestigiado colegio privado gracias a una beca, tiene la desafortunada suerte de entrar por equivocación al sitio de reuniones del Host Club del lugar (dirigido por chicos atractivos que se dedican a atender a las jóvenes que estén dispuestas a pagar por su compañía) y romper un carísimo jarrón que, previsiblemente, no será capaz de pagar. Los chicos del club no son malas personas y le ofrecen no sólo un extreme make-over sino la oportunidad de retribuirles el jarrón trabajando en su Club. Haruhi Fujioka consigue verse más que presentable tras el make-over y es cuando el presidente del club, Tamaki, descubre que aquel desaliñado estudiante no es lo que él pensaba: es en realidad una chica.
Haruhi, a su modo, es bastante diferente al tipo de chicas que suelen entremezclarse en esas historias de 'mujeres rodeadas de hombres'. En un primer lugar porque no buscó estar ahí, no es que tenga un interés ulterior en permanecer en el club. Y en segundo lugar porque no aprovecha la situación de ningún modo particular: no es la chica que busca acercarse a su amado, no es la pasivo-agresiva que desdeña seductoramente a los chicos, no sea hace la ingenua sin percatarse de lo que pasa. Haruhi es una buena estudiante y también es una buena persona, pero que no necesita tampoco quedar bien con nadie aunque está dispuesta a trabajar para pagar su falta. Todos los chicos del club rápidamente le agarran cariño y ella les corresponde en la medida de lo que es correcto, sin dejarse chantajear por ese grupo de niños ricos mimados que ven en ella un exótico ejemplar de la mítica clase baja.
Los otros personajes, siendo mucho más tópicos, también consiguen su principal propósito: ser carismáticos. Y para ello quizá tuve la suerte de ver el dorama antes de leer el manga, porque si bien al principio el hecho de que no fueran especialmente atractivos me desconcertó un poco (aunque lo atribuí al restringido presupuesto televisivo), con sus personalidades fueron realmente ocupando el lugar que se les concedía desde el inicio: Tamaki, el más encantador de los anfitriones, si bien no especialmente listo y muy caprichoso; Ootori, el secretario, el más listo y manipulador de todos, el que verdaderamente lleva las riendas del club; los gemelos Hikaru y Kaoru, quienes explotan esa pasión japonesa por el yaoi, terriblemente astutos y manipuladores, también los graciosos del grupo; Mitsukuni, quien aparenta ser un pequeño y adorable niño, tierno, adorable y poblado de detalles 'kawaii'; y Takashi, el tipo rudo y callado, quien es una suerte de protector para Mitsukuni.
Una de las principales quejas de los fans del manga es, precisamente, que se establece que todos ellos tienen que ser increíblemente atractivos, una suerte de idols juveniles accesibles, y si uno ve las imágenes del reparto se dará cuenta de que ninguno llena exactamente ese nivel. Pero la verdad es que si uno lo toma por lo que es, una serie de televisión (de apenas once episodios, ideal para mí) sobre enredos y amores juveniles, el producto cumple bastante bien las expectativas. Yo hasta llegué a agarrarles cariño a todos.
Pero todo esto es parte de mi lado oscuro que reniega de los productos occidentales de este mismo género mientras disfruta cual adolescente con las opciones asiáticas. No puedo evitarlo.
¿Otros doramas que les gusten?