4.3.12


04/03/12
En esa lógica sin lógica que siguen algunos de mis pensamientos, pasé de mis investigaciones indigenistas a la importancia capital del relato oral. Y apenas para abrir boca con el tema sabía que me faltaba por ver la más famosa adaptación cinematográfica de la novela de Ray Bradbury.



"Porque leer libros hace infeliz a las personas"
En la historia que ya todos conocemos aunque no la conozcamos del todo, Guy Montag es un bombero en una sociedad distópica donde su función consiste en prender fuego a cuanto atisbo de material escrito encuentre. La lectura ha sido prohibida y ahora la gente se entretiene viendo programas interactivos de televisión o viviendo robóticamente, mientras sólo unos pocos rebeldes guardan recelosos y por todos los medios posibles los pocos libros que han podido conservar. Y no por demasiado tiempo. Su labor tan minuciosa comienza a peligrar cuando decide quedarse con un libro en alguna de sus operaciones y ver qué es aquello que tanto atrae a todos esos rebeldes. Y como clara metáfora de quien tomó un libro alguna vez y ya jamás lo soltó, el mundo de Montag comienza a peligrar mientras más se expone a ese nuevo y extraño universo literario.

De manera bastante sencilla y literal Truffaut nos cuenta la historia sin preocuparse tanto por los detalles de ciencia ficción ni procurar una atmósfera bastante compleja. Con un revisión cuidada pero sutil de los detalles se consigue crear un enrarecimiento de los escenarios que consiguen crear la ilusión de futuro distópico sin alejarse demasiado de ciertos parámetros inmediatos. A partir de ello la historia se desarrolla de manera lineal y consecuente, consiguiendo la mayor parte de su fuerza precisamente por aquello que ya todos conocemos y que es la historia en sí, para lo que ayuda el refuerzo visual sobre todo en cuestión de ver constantemente libros siendo quemados en pantalla (una visión que no deja de ser cruel, y su reiteración sólo contribuye a ese sentimiento). 
Debo decir que después de eso, y sin dudar de su actual calidad de clásico, a mí me sorprendió que Truffaut no empleara ningún recurso estilístico más innovador para adaptar el tema no necesariamente de un modo tan literal. Que no es que signifique que no haya un cuidado en los detalles sino que todo el juego de propuestas visuales y narrativas que la nouvelle vague había practicado durante esos años, brillaban por su ausencia dentro de una película bastante sencilla y al parecer sin más pretensiones más allá de su condición de adaptación.

Algunos detalles que me parecieron extraños y que en ese momento no supe muy bien cómo incluir en la visión del conjunto, vienen a ser resueltos por información sobre las condiciones de la producción. Una es sin duda la conformación del personaje de Montag que a veces va de lo incoherente a lo inusual, cosa que tampoco se ayuda demasiado por el estilo de los diálogos usados. Si bien eso podría atribuirse a la atmósfera enrarecida que podría ser deliberada o no, al parecer tiene una explicación mucho más mundana. Por una parte resulta que Truffaut y sus co-guionistas comenzaron a trabajar en el guión sin tener un conocimiento óptimo del idioma inglés, de modo que no fue hasta más tarde que cayeron en la cuenta de lo acartonados que habían quedado algunos diálogos, a los que se sumaba el acento nada inglés del actor Oskar Werner, austriaco, como protagónico. Al parecer la versión doblada al francés, supervisada por el propio director, subsana algunos de estos problemas. Y además, y quizá sea uno de los datos más comentados sobre toda la producción, fueron los constantes problemas entre Truffaut y Werner quienes llegaron a odiarse por completo hacia finales de la grabación, los que llevó a que el personaje de Montag oscilara entre los deseos del director y la final ejecución del actor, los cuales tenían ideas muy diferentes de cómo debía actuar una persona en las condiciones retratas. Ello sin contar momentos en que aparentemente sus rencillas llegaron al punto de atentar contra momentos concretos del rodaje.
A mí es que generalmente estas historias de amor-odio entre directores y actores suelen gustarme, pero parece ser que no todas son Herzog-Kinski y algunas terminan tan solo por hacer que algunas producciones no den lo mejor de sí.

Sin poder hablar más de los detalles concretos de la adaptación, al no haber leído la novela, la película me deja con esa sensación tan conocida de que 'el libro es mejor'. Y si bien la disfruté y encontré maravillosas sobre todo las escenas finales, estoy convencida de que todos esos méritos son propios de la obra escrita más que de la labor del director. Y yo no tengo nada en contra de Truffaut pero ésta que seguro no va a entrar nunca entre mis películas favoritas de él. 




¿Película favorita sobre los riesgos de la lectura?

3 comentarios:

  1. Me encanta el final de esta película :)

    Para riesgos en la lectura los de Batian en La historia interminable XD

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  2. Me parece una película fantástica. Invita a una larga reflexión. Quiero ver alguna peli mas de Truffaut, que lo tengo abandonado.

    Saludos.

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  3. justo como lo mencionas a mi me pasa eso, cuando leo o escuho la mentada frase: "es mejor el libro" pienso en esta cinta, que deja mucho que desear a mi de plano no me gusto nada, incluso es aburrida y lenta y eso en el libro nunca te pasa...

    ¿Película favorita sobre los riesgos de la lectura?

    Pi (1998)

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