24.6.14

Desaparecidos, como ya se va haciendo costumbre, pero regresamos de la tumba para dejar de lado los maratones mexicanos y enfocarnos en nuestra larga lista de pendientes de terror clásico. Porque yo, penosamente, tengo muchos más pendientes con las adaptaciones de la obra de Stephen King de los que me gustaría. 



"Sometimes dead is better"
Seguramente Stephen King logró que muchos elementos cotidianos en nuestras vidas tuvieran un cariz oscuro durante nuestra infancia y adolescencia. Perros que pueden volverse locos, coches poseídos y celosos, payasos que se esconden en las duchas. En cada esquina podía haber una maldición gitana a la espera. Y entre sus icónicos elementos del terror, sin duda el cementerio de mascotas era otro de esos lugares que preferiríamos mantener alejados a toda costa. 

Partiendo de las muertes pequeñas, "Cementerio de mascotas" cobra fuerza en una noción clásica del terror, una suerte de 'ten cuidado con lo que deseas' y un encuentro violento entre el deseo de querer que algo regrese de la muerte y el no saber en qué condiciones regresará. La familia Creed, quienes acaban de mudarse a un nuevo sitio en Maine, lucharán con estos sentimientos cuando descubran que el gato que murió y enterraron en el cercano cementerio de mascotas ha regresado a la vida. ¿A quién le importa que haya regresado como una criatura salvaje y diabólica cuando su mera presencia representa una puerta con el mundo de los muertos? Y es sin duda una puerta que invita a ser atravesada. 

Si algunos aspectos técnicos o decisiones creativas pueden parecer un poco ingenuas al verse ahora con los 25 años de diferencia, la historia de la película sigue funcionando precisamente por concentrarse en la relación con la muerte. Las usuales decisiones idiotas de las películas de terror se complican al tratar situaciones en las que las emociones se desbordan fácilmente y uno puede dejar de lado las terribles consecuencias ante el instante fugaz del retorno. Si ya eso después termina por inclinarse hacia el recurso ahora cliché del antiguo cementerio indio, no pierde por completo esa cuestión elemental que parece justificar todas las acciones hacia la desgracia. 
Aunque probablemente no logre escenas tan poderosas, como las consagradas apariciones de Eso en contextos cotidianos (pero bueno, lo que no pueda lograr un payaso en una alcantarilla), no sorprende que sea una de las referencias obligatorias cuando se habla de adaptaciones de King. Y seguramente que el texto original, con todo y sus demonios folklóricos, debe ser todavía mejor. Más si hacemos caso al autor que lo considera uno de sus favoritos. 

Como dato curioso, la película aparece en la trivia de "¿Cuántas películas dirigidas por mujeres has visto?" de BuzzFeed Entertainment. Lista que algún día veré completa. Espero.




¿Adaptación favorita de una obra de Stephen King?

8.6.14

Y era imposible cerrar el ciclo de Ismael Rodríguez con otra película que no fuera el gran clásico mexicano de "Nosotros, los pobres", una película que no sólo fue increíblemente popular desde el momento de su estreno sino que marcó un presente cinematográfico y social en México. 



"¿Por qué Dios nos ha abandonado? ¿Que los pobres no somos también sus hijos?"
Siguiendo las líneas dramáticas de las películas antes comentadas, aunque sean posteriores a esta producción, podemos ya imaginar la clase de revisión social que buscaba Rodríguez y el cine de la época. Concentrado una vez más en los márgenes más remotos de la sociedad, un retrato de la clase baja mexicana.

Pepe el Toro es un carpintero que cumple a la perfección la noción de 'pobre pero honrado', además de ser alegre y musical. Vive con su madre que es muda y paralítica y su hija Chachita en un barrio pobre. Ahí Pepe el Toro es popular y pese a tener muchas mujeres detrás de él mantiene un tierno romance con Celia, la Chorreada (con apodos así...). Todo en su vida parece bucólico e ideal hasta que una serie de eventos desafortunados van invocando constantemente a la tragedia: un millonario arrogante pretende a su novia, le roban el dinero de un encargo, es acusado de asesinato. El espiral de mala suerte va llegando a un clímax trágico tragiquísimo que una vez más parece aspirar a la retórica de que la pobreza se engrandece a través de sus penas y sus cruces. Y es que parece que Pepe el Toro tiene que cargar todas las cruces.

Si dejamos de lado que el director (que también es co-guionista, partiendo de una obra radiofónica de Pedro de Urdimalas) creía que estaba haciendo un retrato fiel de la pobreza en México, la película funciona bastante bien dentro de ese particular subgénero nacional que conjuga los dramas al ritmo de canciones populares (algunas de las cuales se volverían clásicos a partir de esta película, como "Amorcito corazón"). Tiene una candidez particular y lo cierto es que la presencia de Pedro Infante, lejos de aquel insoportable papel de hijo maltratado, está a la altura del papel que alcanzó en el cine mexicano. Alcanzado en gran medida precisamente de la mano de Ismael Rodríguez. 

Muy personalmente, para mí el principal problema de la película es la llamada hija de Pepe el Toro, Chachita. Seguramente uno de los niños más insoportables de la historia del cine. Me resulta difícil pensar que parte del éxito inicial que tuvo la película fue por la popularidad que ya tenía la actriz, Evita Muñoz (quien era artístimacamente conocida como Chachita), porque creo que jamás había tenido tantas ganas de matar a un menor de edad del otro lado de la pantalla (y eso que se me ocurren algunos otros momentos). 

Dentro de la ya antes mencionada lista de 'Las 100 mejores películas del cine mexicano' (hasta 1992), "Nosotros, los pobres" ocupa el puesto 27. Dado el éxito fue inevitable que se hicieran sus necesarias secuelas: "Nosotros, los ricos" y "Pepe el Toro". 

Terminamos con este mini maratón y seguro que en otro momento ya nos tocará hablar de algún otro director mexicano.




¿Alguna película de Ismael Rodríguez que les guste?

2.6.14

Después de ver "Oveja negra", precursora de este film y de la que ya hablamos hace algunos años, me había dicho que no continuaría con esta película (por más que tuviera un gran título) porque, como mucho del cine mexicano de la época, eran historias concebidas casi exclusivamente para sufrirse. Pero bueno, todo sea por el maratón de Ismael Rodríguez y por ver un poco más de la filmografía de Pedro Infante.



"Eso se acabó para siempre. Ahora sí hay unos ojos muy queridos y muy respetados para mí que sí se enteran de todo lo que yo hago, y si por mi culpa llorarán, sus lágrimas me quemarían en el alma"
La trama es a tal punto parecida a su antecesora que parece más una reconfiguración de la misma historia que su continuación. Cruz Treviño es el padre bebedor, irresponsable y mujeriego que prácticamente constituye el canon del macho mexicano. Silvano, su hijo, pese a ser 'un alma noble', está doblegado por su deber familiar y es incapaz de levantar la mano (o la voluntad) contra su progenitor. En este caso la película inicia cuando la muerte de la esposa-madre ha golpeado a la familia y Cruz se ahoga en su propio martirio jurando que la seguiría a la tumba dejándose morir en cama. La situación, por supuesto, dura bastante poco antes de que sus ojos caigan sobre la joven Josefa, sin saber que la misma está interesada en su hijo, al punto de despertar, una vez más, una guerra de machos entre padre e hijo.

Muchos de los comentarios sobre la película hacen especial énfasis en la sátira del macho fantásticamente conseguida por Fernando Soler, quien interpreta a Cruz Treviño, sin embargo creo que ese punto satírico se mantiene en una delgada línea donde por lo general no alcanza a matizarse dentro de la comedia hiperbólica y prima su condición desesperante. Justamente por representar a un estereotipo social vigente, disculpado por la trama a modo de que sus terribles actitudes hagan que la acción avance, y que a la vez necesita denigrar constantemente a su contraparte, Pedro Infante como Silvano, para erigirse como macho alfa de su historia. Y si bien es posible que por detalles puntuales sean un poco menos insoportables que en la película anterior, ambos personajes terminan por ser más desesperantes y odiosos que carismáticos. Aunque con un título como "No desearás a la mujer de tu hijo" es difícil imaginar que se buscara algo distinto.

Viendo las películas como fácilmente intercambiables, es probable que esta segunda parte resulte más sólida y aproveche mejor sus elementos que la anterior. Quitando el elemento de la esposa abnegada (aunque se le nombre), la trama ya no abusa de la condición martirológica y puede explotar con un poco menos de sentimentalismo la relación entre padre e hijo. De modo que si el personaje de Cruz ya es difícil de justificar en sus propias acciones, a esto no tenemos que sumarle una esposa y madre beata llorando en casa durante toda la trama. 

Teniendo a Pedro Infante de por medio no pueden faltar las canciones rancheras, pero ni siquiera esos interludios musicales lo disculpan de que por momentos queramos darle un par de golpes para que espabile.
Visto en retrospectiva a veces me cuesta creer que el público de aquellos años disfrutara tanto con estas películas hechas casi exclusivamente para sufrirse.




¿Películas sobre machos (mexicanos y/o alfas) que les gusten?