28.5.09



28/05/09
"Río Suzhou" llegó a mí por casualidad y me conquistó con las hermosas imágenes de su portada. Así de fácil soy. Sin embargo no había encontrado el momento para verla hasta hace unos días en que vino Verónica y le tocó escoger película. Basándose únicamente en escuetas sinopsis estoy segura de que esperaba algo completamente distinto ante la premisa de: un mensajero de un mafioso vendedor de alcohol ilegal se enamora de la joven que tiene encargado secuestrar. Cualquiera cae. Igual para mí fue un buen momento para verla.



"Podría decirles también que he visto a una sirena sentada en la orilla y peinando su rubia cabellera. Pero estaría mintiendo"

Si la sinopsis fuese mucho más detallada y hubiese incluido el elemento de las sirenas, seguro que hace mucho tiempo que hubiera buscado la película. Pero quizá fue mejor así, que llegara inesperadamente.
Hay algo bello en la falta de cuidado que por momentos parece reinar en la película. En las tomas casi sucias, en los escenarios mundanos, en la aparente trama que suele acercarse al thriller en algunos puntos. Pero la historia, tan simple como puede parecer en la sinopsis antes mencionada, va mucho más allá, y una cierta sensación de estar atrapados en ella consigue armar la atmósfera más idónea.
Recuerdo cuando vi "Time" de Kim Ki-duk hace ya varios años, pensé en la maestría que se requiere para retratar la complejidad de una relación como aquella sin parecer superficial pero tampoco sin hiperbolizar hasta lo inverosimil. El reto que se nos presenta en la historia de amor de "Río Suzhou" es similar, aunque desde su perspectiva particular.
Nuestro narrador está completamente involucrado con la historia, la cámara tiene una visión fija y una voluntad propia. Detrás de ella sabemos a un hombre que vive de hacer videos y que nos narra visualmente una historia que él escuchó pero que termina viviendo involuntariamente. Es una cámara caprichosa, que decide lo que quiere contarnos o que repite una historia que ya ha sido tergiversada. Que no trata de adornarnos nada porque parece reacio a querer adentrarse en ella, a veces con un poco de desprecio.
Este videoasta (¿videasta? alguna traducción extraña le dieron en los subtítulos) conoce a Meimei en una especie de cabaret de bajo presupuesto donde realiza un espectáculo de sirenas dentro de una enorme pecera. Poco se necesitaba para cautivarme si no el ambiente de un bar de poca monta en un mal barrio, donde una hermosa joven realiza siempre el mismo número. El narrador se involucra con ella, quien está obsesionada con la historia de amor que le contó un personaje que la acosa. Sí, el mensajero del mafioso que se enamora de la joven que debe secuestrar, Moudan, y quien la pierde y vive ahora obsesionado con su recuerdo. Un cuerpo que nunca arrojó el río Suzhou y que ahora él cree encontrar en Meimei, porque Moudan le prometió regresar como una sirena.
Nadie podría creerse que una historia tan fantasiosa tendría lugar en escenarios así, pero la imagen de un río adentrándose en una ciudad industrial, sin ningún romanticismo, no podría ser más oportuno para esconder toda clase de cadáveres y obsesiones. Mardar, el mensaje, tratando de convencer a Meimei de que es ella la sirena que está buscando. Meimei queriéndoselo creer. Y un narrador que lo registra todo pero se mantiene al borde de las cosas, viendo en Mardar no más que un loco y en Meimei no más que la mujer a la que cree amar.
Una historia llena de repeticiones, de encuentros nunca concluidos, de visiones fantásticas que chocan de golpe con una realidad absoluta. Como si estuviéramos también nosotros estancados en ese río, como si fuera la única orilla de la ciudad. Como si quisiéramos creernos la bella historia de amor que se nos cuenta pasando por alto todo lo mundano que en ella pueda haber, pero con la cámara recordándonos constantemente que no podemos involucrarnos demasiado. Que tenemos un límite y no vamos más allá.
Una película bella a pesar de regodearse en la marginalidad en que se presenta. Cuidada y con elementos mundanos cuya posición los lleva a trascender hacia esa fantasía artificiosa. Sin duda una delicia visual y una historia con todos los elementos para ser hermosa sin caer en la facilidad del término.

Particularmente me enamoró Xun Zhou, quien interpreta a Meimei y a Moudan, con una capacidad camaleónica que no podría venirle mejor a su personaje y con una belleza extraña. Con un curioso dejo entre infantil y vulgar.


Para mí fue la mejor decisión que pudo hacerse, aunque para Verónica resultó más bien en una película aceptable. Ya bien había leído por ahí que Lou Ye es uno de esos directores que despiertan sentimientos adversos.


















27.5.09



27/05/09
¿Rostros conocidos? Después de haber visto la semana pasada una película de Russell Crowe y otra de Rachel McAdams, ahora tocó verlos juntos en pantalla grande. Ian me dijo que había visto el trailer de esta película y pensó que me gustaría. Aunque no estaba particularmente interesado en ella pensé en darle una oportunidad a un thriller político-periodístico. Generalmente resultan entretenidos.



"A veces siento que todos hicimos un pacto implícito que siempre los beneficia a Stephen y a ti. Pero no a mí"

Un Russell Crowe con el cabello largo y pasado de peso hace de un cotizado periodista que se sabe todas las tretas del oficio. Por alguna razón no pude evitar relacionarlo desde el principio con otra película también de Crowe, que probablemente sea mi favorita de él, "El informante", donde sale junto a Al Pacino. Aunque sería más como el personaje que encarna Pacino.
La trama no parece demasiado espectacular al principio y uno se prepara para un thriller en forma pero sin mucho más. Por un lado un pequeño e inexplicable crimen que McAffrey se encuentra investigando cuando un suceso político acapara la atención de todos: la asistente de un importante político, un poco expresivo Ben Affleck, muere en un extraño accidente y él no puede contener el llanto durante una reunión. Ahora resulta que el periodista y el político fueron amigos de la universidad y todos quieren que tome cartas en el asunto pero él y su curioso sentido de la ética se niegan. Ahí aparece Rachel, quien lleva un blog del mismo periódico y quiere comentar el hecho con la opinión del reportero, quien se niega completamente.
Luego el político le pide ayuda al reportero, se ven viejas rencillas, se habla de la situación política por la que están atravesando en el juicio. Bla. Todo podría sonar a poco hasta que aparece una joven delincuente que contacta a McAffrey y resulta ser la pareja homeless de uno de los chicos que murió en el primer incidente. Le cuenta que robaban portafolios y luego los vendían de regreso y entonces descubrieron un portafolios poco usual. Se lo muestra y en él se ve que habían muchas fotos de la asistenta muerta y supuestamente un arma. Tan tan tan taaan. Todo comienza a relacionarse de manera vertiginosa pero siempre quedan muchas cosas inconclusas. Todos tienen que irse uniendo y peleándose conforme avanza la investigación y las teorías de un gran complot (que la verdad tardo un poco en agarrarles de qué van pero siempre terminan por atraparme) respecto al juicio que está sucediendo van apareciendo.

Como thriller me pareció muy bien llevado, quizá porque con las pocas pretenciones que manejan desde el principio consiguen enganchar del mejor modo y mantener un buen nivel de tensión. Los giros de trama están en el punto exacto en que sorprenden pero no pretenden ser demasiado sacados de la manga y el juego de irse todos desenmascarando poco a poco no puede resultar mejor. Yo, personalmente, salí muy gratamente sorprendida del cine. Porque al menos se ve que hollywood no necesita tratar de impresionarnos todo el tiempo para hacer una buena película.
Crowe tiene un buen papel, aunque resulta un poco extraño verlo y su personaje huraño podría sonar ya mucho a él. Pero debe ser que los reporteros me cautivan. Rachel McAdams me encantó como una joven e impetuosa reportera que está acostumbrada a simplemente dar su opinión en un blog y de pronto sale completamente de su elemento cuando la mandan por una nota real. Es casi tierna, además de que me sigue pareciendo muy bella y aprecio que haga algo más que comedias románticas. O películas románticas, en general. Ben Affleck que es un actor que usualmente me parece muy parco y que al principio de la película daba toda la impresión de que eso se repetiría, termina por concretar un buen personaje. Y tenemos por ahí a la reina dando vueltas, oh, quiero decir, Helen Mirren.

En fin, reitero mi punto de que tal vez no va a ser un clásico consagrado, pero aquellos que disfrutamos los thrillers y los grandes complots norteamericanos (será porque en Estados Unidos tienen sentido los grandes complots), sin duda que resulta una película de lo más interesante. Justo cuando comenzaba a perderle la fe al cine que está saliendo últimamente. El comercial, quiero decir.




¿Cuál es tu película favorita de Rachel McAdams?




















26.5.09



26/05/09
Miike me parece, sin duda, uno de los directores más polifacéticos en la actualidad. Me parece admirable no sólo su modo de producir películas masivamente (donde está claro que no todas tienen el mismo nivel) y abordar proyectos que disten radicalmente del cine de yakuzas, que es con el que se le asocia comúnmente.
"Happiness of the Katakuris" la vi por primera vez hace muchos años en un festival de cine, sin siquiera leer la reseña. Obligué a Joan a acompañarme como lo hacía con todas las películas asiáticas que pusieron (también sin leer sus respectivas sinopsis) y quizá conseguiría que se arrepintiera de muchas de ellas. Esta no fue el caso, porque lo único que habríamos podido prever es que se trataba de un musical de zombies. Y eso sería todo lo que necesitaríamos saber.
Hace unos días aproveché volver a verla y ponérsela a mis hermanos, porque sin duda es una visión que no puede faltarle a nadie.



"Este es uno de los recuerdos que tengo, de la familia a la que amo"

Aunque uno estuviera prevenido sobre lo que estaba a punto de hacer, no podría evitar que Miike lo sorprendiera con los primeros diez minutos más extraños que podría tener un filme. Una escena completamente ajena a la trama y con incursión en un stop-motion de plastilina de lo más precario. Convirtiendo nuestros rostros en una gran interrogante y a través de un ciclo de vida de lo más inesperado llegamos hasta la casa de los Katakuri, que se encuentra en medio de un sitio paradisiaco por las montañas y que pretenden convertir en una casa de huéspedes. No cuentan con que, pese a todo el trabajo que han invertido en la casa, prácticamente nadie se acerque hasta ahí.
A nadie sorprende que Miike sea un experto en presentarnos familias disfuncionales y extravagantes. Aunque no llega a extremos como "Visitor Q", sus personaje son sin duda una representación paradójica de las típicas películas de una familia feliz: un padre que ha hecho todo por tener un negocio familiar pero que es un poco inútil, una madre convencida de hacer todo por sacar adelante a su familia aunque quizá sea demasiado positiva, un abuelo harto de tener que apoyar un proyecto que no sirve de nada y que pasa el día golpeando pájaros en el patio, un hijo que acaba de salir de la carcel, una hija abandonada por el hombre que la embarazó y que busca desesperadamente una nueva pareja, y la niña pequeña que trata de mantenerse alejada de todo en una aparente idílica niñez.
Podría sonar algo quizá hasta común, pero con Miike todo es una espectáculo visual inesperado. Los problemas surgen cuando todas las pocas personas que llegan hasta el lugar para rentar una habitación mueren en condiciones extrañas. Y por eso no quiero sugerir ninguna inclinación hacia el terror o el misterio, más bien es un recordatorio de la mala suerte que parece perseguir a los proyectos de los Katakuri. El padre está decidido a no renunciar a su sueño, con un empeño de lo más hollywoodense, aunque eso implique ir enterrando a todos los huéspedes que mueren en el patio y evitar que sean encontrados. Todo esto con intermedios para ¿oportunos? números musicales en los momentos menos adecuados. Es imposible no reir ante lo hilarante que es el número musical de 'descubrimos al muerto' o de la hija cuando cantan la emotiva canción de la felicidad ante un evidente estafador que quiere hacerse pasar por espía inglés. Nada tendrá sentido en la película pero será tan extravagante que no podrá menos que sacarnos una sonrisa del rostro por la ocurrencia.

Llega hasta el punto máximo de lo hilarante cuando a media canción entre los padres, en que hablan de las razones por las que permanecen juntos (a un estilo casi Pimpinela) nos invitan a acompañarlos con un improvisado karaoke. Que si puedes leer el hiragana sin duda que podrías intentar.

Además que no puedo menos que imaginarme cómo debió haber resultado la propia grabación de la película y esa misma imagen me divierte.
Todas las veces que la he visto ha conseguido alegrarme sin importar el momento. Nadie podrá resistirse ante los encantos de los zombies ensayando su coreografía.
¿Quién más si no Miike?






























25.5.09



25/05/09
Hace unos días, mientras trataba de reflexionar sobre algo seguramente muy interesante, mi madre estaba canaleando hasta que llegó a "Los cazadores de novias". Mi madre y yo amamos a Owen Wilson y yo siempre tuve los deseos de ver la película, aunque pareciera ser más un churro que cualquier otra cosa. Además que Rachel McAdams es un buen incentivo.



"I'm not standing here asking you to marry me, I'm just asking you not to marry him"

Me encantan las escenas de bodas, no sé porqué. No demasiado las películas respecto a bodas, pero los primeros minutos en que sólo se veían miles de distintos tipos de celebración, con Owen Wilson y Vince Vaughn inmiscuidos como viejos amigos de la familia. Un collage de lo más pintoresco. Y que da el prólogo a la gran misión de la película: colarse a la boda de la hija de un importante político. Christopher Walken haciendo las veces de patriarca ilustre y algo mala onda. ¿A quién no le gusta encontrarse con Walken en una película?

Quizá el problema reside un poco en que ni a mi madre ni a mí nos gustan mucho las comedias de enredos. Sobre todo esas que dependen de personajes que pretenden ser quienes no son y temen ser descubiertos a la mínima provocación. Me estresa. De modo que no todos los momentos fueron de lo más adecuados en la película, aunque por suerte estos suelen ser manejados de manera poco hiperbólica.
El humor va un poco del típico humor algo simplón y con dejos tiernos que han manejado las últimas películas de Owen. Por momentos puede ser fresco y hasta un poco inteligente, sobre todo cuando parodian las actitudes con las que las mujeres caen fácilmente. Tiene partes que no se disfrutan tanto y que resultan quizá hasta un poco tontas y molestas, pero diría que son mínimas.
La historia es exagerada y no todos los personajes son de lo más agradables. Pero, en realidad es una película entretenida y ya que han sido puestos en evidencia los personajes y tienen que continuar su vida, de algún modo, con ello, incluso hasta agarra un mejor tono.
Casi al final aparece el personaje de Will Ferrell, quien la verdad es que no me cae muy en gracia, ni tampoco demasiado su personaje, pero concepción del mismo aporta otros tantos momentos hilarantes y que, claro, son necesarios para la escena final.

La escena final, eso sí, destila todo el edulcorante habido y por haber y sí resulta hasta de lo más artificiosa. Pero, supongo que era algo necesaria. Y sólo supongo. Realmente me hubiera gustado un modo un poco más verosímil de que llegasen al final feliz pero, bueno, eso soy yo.



Creo que sin duda es el tipo de películas que están bien para encontrárselas en la televisión y pasar un rato, pero tampoco es una comedia de lo más recomendable ni nada excepcional. Pero amando a Owen y a Rachel, lo menos que quisiera era verlos como pareja.




¿Cuál es tu película favorita de Owen Wilson?