11.3.12


11/03/12
Creían que ya se habían salvado de los samurais, ¿he? Pues nada, continuamos con las listas generales de qué películas del género valen la pena ver entre tanta lucha con katanas que se ha grabado en Japón (y en todos lados). Con un título tan general como el que tenemos hoy, la película fue distribuida internacionalmente como "Samurai assassin", que sin duda es mucho menos general o específico.



"Sin embargo estos cinco años viviendo solo he aprendido mucho. Dejé el camino del samurai una vez y pude ver lo fría que es la sociedad"
Para que no crean que sólo hablo de lo dramático que fue el cambio de la jerarquía samurai al iniciarse la 'sociedad moderna', aquí nos encontramos con una épica en toda la norma con intrigas de palacio y espadazos a la mínima provocación. Y con Toshirô Mifune que para muchos es el samurai por excelencia.

Un grupo de personajes de diversa índole se han unido con el propósito de dar muerte al señor de la Casa de Ii, importante colaborador del shogunato de Tokugawa, al que se le acusa de estar haciendo tratos con grupos extranjeros de espaldas a las responsabilidades que tienen con el pueblo japonés. Pero el primer intento de asesinarlo a las puertas del Castillo de Edo se ven frustradas cuando Ii sencillamente no aparece. El grupo comienza a sospechar que alguno de sus integrantes es un espía y está filtrando la información, de modo que deberá lidiar con la reorganización de un nuevo plan para el asesinato al tiempo que trata de descubrir cuál de los hombres es el espía. Entre los principales sospechosos se encuentran dos personajes que se unieron recientemente y cuyos argumentos para participar pueden parecer un poco vagos: Kurihara, un samurai de alto rango que se ha dedicado al estudio y que cree ver en sus lecturas de autores occidentales el daño que el shogunato actual le causa a su país; y Niiro, un ronin venido a menos que sueña con alcanzar un alto rango de samurai al dar muerte con su propia espada a un funcionario de tan alto cargo. 

Si bien puede parecer el tratamiento usual de una trama de complot en épocas imperiales y no representar tampoco un trabajo exhaustivo, el modo en que estas intrigas, que podrían parecer bastante generales, es manejada por cada uno de los personajes, convierte la historia en una serie de enredos, secretos a medio decir, y reconstrucción de constante de los hechos, que termina por formar un complejo retrato del momento histórico en cuestión. Sumado a que si bien los personajes protagónicos no son demasiados, cada uno tiene varias circunstancias a tratar, al tiempo que incluso muchos personajes secundarios o fugaces son relevantes en ciertas ocasiones y se involucran en la historia a distintos niveles convirtiendo la ficción en una serie de correspondencias que van agregando cada vez más dimensiones a la historia. Lo cual por una parte es indudablemente positivo ya que más que una simple historia con un posible giro final de revelación, nos encontramos con una recreación compleja de un momento (histórico, social, individual) complejo donde cada paso que damos dentro de la trama es una revelación por sí mismo. Pero esto, es verdad, también conlleva que al menos durante la primera parte de la película, mientras todo el contexto inicial se va desglosando, el ordenar todo mentalmente resulte una verdadera hazaña. Aparecen tantos factores, datos históricos, información general e individual, que durante una media hora es posible que no sepamos bien ni qué está sucediendo ni en dónde se ubica cada personaje. Y eso ya sin tener en cuenta que esa información podrá luego irse revelando como errónea o los personajes se moverán de una posición a otra al mostrar sus verdaderas intenciones. Debo aceptar que incluso yo que no suelo perderme demasiado en las historias en algún punto del vertiginoso inicio me pregunté si iba a ser capaz de entender todo el contexto general (que conforme se va explicando muestra no ser tan difícil de asimilar, pero en algún momento es desconcertante la cantidad de información que se nos da). 

Con todo el eje central de la historia es fácil de ubicar en la figura de Niiro, interpretado por Mifune en uno de tantos papeles que le vienen perfecto. Aunque a estas alturas es bastante claro el talento histriónico del actor, no deja de sorprender el verlo en papeles que tanto podrían asemejarse entre unos y otros (quiero decir, entre tantos samurais que ha interpretado) y aún así conseguir imprimirle un toque único a cada uno de ellos. Es el personaje del que tenemos mayor contexto y que va generando una serie de subtramas al revisar varios pasajes de su vida. Mirándolo vamos constantemente hacia su pasado en flashbacks o hacia las perspectivas que sobre él tienen otros miembros del entramado, de manera que se configura no sólo en su momento y posición inmediata sino en todas las perspectivas que se podrían tener de él. De tal modo que conforme vamos avanzando inexorablemente hacia el final no es ni siquiera necesario explicar lo que va sucediendo ni lo que puede suceder para que seamos arrastrados por ese sentido de tragedia claro que se va desenlazando. 

De hecho me parece curioso que hacia el final, el que debe ser el desenlace de la última escena, con todo y que visualmente es una escena maravillosa, me quedó la sensación de que bien podría haberse prescindido de ella y de cualquier modo se hubiera mantenido la misma intensidad que había llevado hacia ella. Como si toda la fuerza de la trama que había conseguido llegar hacia ese punto no hubiera tenido que materializarse para que a el público le quedara claro que sucedió y las implicaciones que eso conllevaba. De hecho el desenlace final sí que no se muestra y sólo se aclara con la voz en off hacia el final, y es que cualquier acotación posterior no es más que eso: información para una trama que ya se ha terminado en ese justo momento.

Yo creo que la principal maestría de Okamoto al manejar la trama es precisamente el modo en que puede moverse entre tantas dimensiones de una misma historia dándole a cada una su importancia necesaria e hilándolas del mejor modo. Con todo y que es cierto que es una película más que disfrutable y excelentemente bien llevada, no termino de quitarme la sensación de que le faltó una plusvalía para que la sintiera como un verdadero clásico samurai. No podría señalar en qué aspecto es que hacía falta esa plusvalía ya que en términos concretos me parece que tiene todas las características para ser una grandísima película pero aún así no consigue darme esa impresión. Varios comentarios que he leído parecen coincidir con ello, añadiendo que Kihachi Okamoto se acercó mucho a los grandes maestros del género pero al final no fue suficiente. 
Del director tengo pendiente ver "Zatoichi meets Yojimbo" que algunos señalan como una de las mejores piezas (sino la mejor) de la saga de Zatoichi. 




¿Película favorita sobre intrigas de palacio?

2 comentarios:

  1. Ya veo que no se te pasa así como así la fiebre samurai, eh? jejeje.

    Como peli de intrigas de palacio, vale El Rey Leon? XD

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  2. Al final me siento mal por no haberme metido mucho todavia en el cine de sumarais, fuera de la animación pocas veces me he puesto a ello... :(

    A ver si me pongo las pilas.

    No puedo superar la recomendación de Charly Hell con el Rey León! XD

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