3.5.10



03/05/10
Es terriblemente frustrante cuando llevas ya la mitad de tu reseña y tu explorador decide cerrarte la ventana y buena suerte. Ajam. Mi introducción decía algo como que era una pena que después de tanto tiempo de llevar este espacio fuera la primera vez que me toca reseñar una película de Hitchcock. Mi culpa. Y también comentaba que esta película forma parte de ese pequeño y extraño grupo de filmes que sueño que veo y luego tengo que buscar en espera de alguna revelación.



"Now you listen to me, I'm an advertising man, not a red herring. I've got a job, a secretary, a mother, two ex-wives and several bartenders that depend upon me, and I don't intend to disappoint them all by getting myself 'slightly' killed"

Alguna vez me topé con que estaba película encabezaba alguna lista de las mejores producciones de suspenso de todos los tiempos. Y no es algo extraño viniendo de Hitchcock, un director con un cuidado especial en cada una de sus tramas, aún cuando en una primera revisión pueda parecernos más o menos originales.
En este caso, Roger O. Thornhill, nuestro protagonista encarnado por Cary Grant, es un empresario del mundo de la mercadotecnia que un día se ve sorpresivamente secuestrado durante una reunión. Apelando al sentido común de sus secuestradores, espera que todo se resuelva, cuando ve que se le acusa de ser un agente secreto. Thornhill es un personaje cínico, con un dejo de estar harto de la vida, y todo ese malentendido del agente secreto no hace sino irritarlo, esperando que pueda arreglarse fácilmente. Pero eso es difícil cuando tus captores están seguros de tu culpabilidad, de modo que aún cuando logre huir a ese primer encuentro tendrá que pasar por una larga y problemática odisea para limpiar su nombre, lo que le valdrá involucrarse no sólo con los personajes que lo persiguen sino también con la agencia en que debe participar ese dichoso agente secreto con quien lo confunden. Un hombre cuya vida ha pasado siempre sin contratiempos y emoción alguna, ahora tendrá que hacer hasta lo imposible y obligarse a llegar al límite para limpiar su nombre y poder regresar a esa cotidianeidad que le ha sido arrebatada.

Gran parte del peso de esta película recae, sin duda, en Cary Grant, quien luce de lo mejor como protagonista. Pasa de ser el carismático seductor a ser un hombre regañado por su molesta madre con una facilidad sorprendente que no nos hace dudar ni por un momento del perfil de su personaje. No es que los demás personajes no sean buenos pero sin duda ese protagónico brilla de lo mejor. Y está claro que la trama y el modo en que la hila Alfred Hitchcock es sin duda una delicia. Una de esas viejas películas de acción que uno puede disfrutar gratamente sin problemas. Nada de complots complejamente elaborados o acción vertiginosa, con un desarrollo bastante clásico Hitchcock se apunta otra gran película para su filmografía. Como si le falta más.



¿Ahora con cuál película de Hitchcock debería continuar? ¿Cuál es tu favorita?














1 comentario:

  1. De repente se me ocurren un montón, esta es buenísma, podrías seguir con la ventana indiscreta, ;)
    Un saludo

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