21.4.13


21/04/13
Si de por sí me gustan los ómnibuses de cortos, proyectos con un enfoque de derechos humanos me llaman todavía más la atención, y "All the invisible children" parecía prometer todo ello con la mejor calidad posible.



"Travelling there where happiness reigns"
El proyecto parte de juntar a un pequeño grupo de renombrados directores de distintas nacionalidades que retraten la problemática infantil de sus países en un cortometraje. La idea de 'niños invisibles' obviamente parte de la situación por la que muchos niños atraviesan sin que nadie se ocupe directamente de ellos, formando una especie de 'daño colateral' de los aspectos menos amables de las sociedades en que se encuentran. 

Primer corto, "Tanza", en África (no se especifica un país concreto, el director, Mehdi Charef, es argeliano). Quizá uno de los escenarios que más rápido se nos puedan venir a la mente en esta situación, aunque no deja de ser un retrato desgarrador. Tanza es un niño que ha tenido que unirse a la guerra civil de su país, luchando en una guerrilla que claramente no comprende, al tiempo que sueña tan solo con poder tener un hogar e ir a la escuela. 
Segundo, "Uros", Emir Kusturica. Con ese estilo tan particular del director, festivo y cruel, cómico pero firmemente crítico, nos acercamos a una familia gitana de la zona de Serbia-Montenegro, en que uno de los hijos menores está pasando un tiempo en el reformatorio por robo. Todo el posible proceso de re-adaptación social se desmorona ante la perspectiva de que el niño, Uros, finalmente tenga que volver al núcleo familiar que lo incitó al crimen.
Tercero, "Jesus Children of America", Spike Lee. Los padres de Blanca son drogadictos con SIDA que contagiaron la enfermedad a su hija desde la concepción, aunque ella ha tenido que descubrirlo a través del bullying escolar y la perspectiva de tener que vivir limitada por los errores de sus progenitores.
Cuarto, "Bilu and Joao", Kátia Lund. Trata sobre dos niños, que sobreviven con una actitud alegre y casi festiva, aunque su supervivencia consista pasar el día recogiendo basura para reciclarla y trabajando en mercados a cambio de un poco de dinero y comida.
Cinco, "Jonathan", Jordan y Ridley Scott. Sin ser exactamente un niño, el protagonista, un fotógrafo de guerra, ha quedado marcado de por vida por situaciones que vivió durante su infancia.
Seis, "Ciro", Stefano Veneruso. Un niño tiene que aprender a ser carterista desde muy corta edad para poder sobrevivir.
Siete, "Song Song and Little Cat", John Woo. Las vidas de dos niñas, que parecieran radicalmente distintas en un primer momento (una sin familia, discapacitada y viviendo en las calles, y otra hija única de un matrimonio de la clase alta), se ven unidas momentáneamente por una muñeca. 

Ningún episodio es conclusivo, exhaustivo. Se alterna la felicidad y el drama, la esperanza y la resignación, una serie de sentimientos que no siempre pueden precisarse del todo y que nos habla de que en las vidas, finalmente, nada es absoluto, y esos niños viven situaciones miserables pero también tienen momentos de luz. Vemos cómo la sociedad los orilla a la condición en que se encuentran pero cómo también hay personas para los que no son completamente invisibles. 

Con distintas duraciones, cada corto se toma el tiempo y la estrategia que necesite para contar su historia. Aunque algunos puedan resultar menos potentes que otros, ninguno termina por resultar indiferente y consiguen transmitir perfectamente el mensaje propuesto: que hay millones de niños olvidados, viviendo historias terribles, aunque la sociedad haya decidido no verlos. Darles voz y visibilidad a todos estos niños invisibles.

Quizá ya lo haya comentado pero a mí todo este tema crítico-social que involucre niños me pega especialmente y varios de estos cortos me resultaron desgarradores, aunque excelentemente bien retratados. Sin duda un proyecto interesante para considerar un visionado.



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