8.6.14

Y era imposible cerrar el ciclo de Ismael Rodríguez con otra película que no fuera el gran clásico mexicano de "Nosotros, los pobres", una película que no sólo fue increíblemente popular desde el momento de su estreno sino que marcó un presente cinematográfico y social en México. 



"¿Por qué Dios nos ha abandonado? ¿Que los pobres no somos también sus hijos?"
Siguiendo las líneas dramáticas de las películas antes comentadas, aunque sean posteriores a esta producción, podemos ya imaginar la clase de revisión social que buscaba Rodríguez y el cine de la época. Concentrado una vez más en los márgenes más remotos de la sociedad, un retrato de la clase baja mexicana.

Pepe el Toro es un carpintero que cumple a la perfección la noción de 'pobre pero honrado', además de ser alegre y musical. Vive con su madre que es muda y paralítica y su hija Chachita en un barrio pobre. Ahí Pepe el Toro es popular y pese a tener muchas mujeres detrás de él mantiene un tierno romance con Celia, la Chorreada (con apodos así...). Todo en su vida parece bucólico e ideal hasta que una serie de eventos desafortunados van invocando constantemente a la tragedia: un millonario arrogante pretende a su novia, le roban el dinero de un encargo, es acusado de asesinato. El espiral de mala suerte va llegando a un clímax trágico tragiquísimo que una vez más parece aspirar a la retórica de que la pobreza se engrandece a través de sus penas y sus cruces. Y es que parece que Pepe el Toro tiene que cargar todas las cruces.

Si dejamos de lado que el director (que también es co-guionista, partiendo de una obra radiofónica de Pedro de Urdimalas) creía que estaba haciendo un retrato fiel de la pobreza en México, la película funciona bastante bien dentro de ese particular subgénero nacional que conjuga los dramas al ritmo de canciones populares (algunas de las cuales se volverían clásicos a partir de esta película, como "Amorcito corazón"). Tiene una candidez particular y lo cierto es que la presencia de Pedro Infante, lejos de aquel insoportable papel de hijo maltratado, está a la altura del papel que alcanzó en el cine mexicano. Alcanzado en gran medida precisamente de la mano de Ismael Rodríguez. 

Muy personalmente, para mí el principal problema de la película es la llamada hija de Pepe el Toro, Chachita. Seguramente uno de los niños más insoportables de la historia del cine. Me resulta difícil pensar que parte del éxito inicial que tuvo la película fue por la popularidad que ya tenía la actriz, Evita Muñoz (quien era artístimacamente conocida como Chachita), porque creo que jamás había tenido tantas ganas de matar a un menor de edad del otro lado de la pantalla (y eso que se me ocurren algunos otros momentos). 

Dentro de la ya antes mencionada lista de 'Las 100 mejores películas del cine mexicano' (hasta 1992), "Nosotros, los pobres" ocupa el puesto 27. Dado el éxito fue inevitable que se hicieran sus necesarias secuelas: "Nosotros, los ricos" y "Pepe el Toro". 

Terminamos con este mini maratón y seguro que en otro momento ya nos tocará hablar de algún otro director mexicano.




¿Alguna película de Ismael Rodríguez que les guste?

5 comentarios:

  1. Creo que a mi me gustaría, tengo debilidad por estas cintas sociales, aunque el maniqueísmo les invada.

    Saludos.

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    1. Seguro que sí, además de que tiene su encanto, el cual yo amargo un poco cuando me pongo a pensar en todas sus implicaciones sociales xp

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  2. A mi, al contrario que a Descubrepelis, no me tira mucho el cine social tristón. Prefiero cosas más alegres y entretenidas.

    Saludos.

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  3. "Amorcito corazón, yo tengo tentación...de un beso, fiu, fiu".
    Una vez un profe hizo una poderosa crítica de como este tipo de pelis han influido hasta la actualidad en nuestra sociedad, dando la imagen de que el "sufrir" es el 90% de la vida y que no puedes quejarte, no puedes decir más, solo estar "chillando" tu mala suerte.
    Por otro lado, estoy en desacuerdo con un punto y es que me encanta la Chachita, porque es un personaje fastidioso y rompe un poco el paradigma que luego se veía con las mujeres de aquella época.
    Y mi comentario final sería ¿Ya no hay actores como Pedro Infante?

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    1. Sí, yo también creo que estamos muy amoldados por muchas concepciones del cine de oro que ponía la desgracia como algo noble y que se tenía que aguantar con dignidad y hasta un poco de candor. Como si no tuviéramos suficiente.
      Lo de Chachita no es tanto un punto como una opinión muy personal y es que independientemente de si rompía el paradigma de su época (que no sé si estoy del todo convencida, quizás sí que lo llevaba a un límite pero mujeres fastidiosas ya había) yo la odié a morir. Creo que nunca había odiado tanto a un niño.

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