19.9.13

Y bueno, llegamos al punto más alto en la carrera de John Woo y última pieza de este mini maratón: "The Killer". Mejor, imposible.



"The world has changed. You and I are no longer suited to the triad lifestyle, because we treasure the past too much"
"The Killer" tiene muchos de los elementos con los que se suele asociar, ya en una visión más general, al cine de acción de Hong Kong. Woo quería hablar sobre la conexión que puede existir entre dos individuos distintos, del variable concepto de la lealtad, de los efectos colaterales de nuestras acciones que vamos arrastrando. En sus propias palabras, quería hacer una suerte de tributo a Jean-Pierre Melville, a Martin Scorsese, a Teruo Ishii. Pero en su terreno, en la culmen del cine ochentero de acción en Hong Kong. Y terminó marcando un precedente para su nación y el resto del mundo.

¿Ya les quedó claro que es una maravilla?

Ah Jong es un sicario de las triadas que estaba dispuesto a hacer un último trabajo y retirarse, pero es justo en este último encargo que termina dejando ciega a una cantante como víctima colateral de los disparos. Desde entonces la culpa lo ha llevado a rondarla, a acercarse a ella, a tratar de compensarla de algún modo. Y es por ello que acepta un último encargo. En este encargo coincide con el inspector Li Ying, quien en su seguimiento de las triadas se encuentra con este extraño sicario que parece tener conciencia. Intrigado por él, quizá un poco obsesionado con él, es que comienza el juego de persecuciones que va guiando la película. 

El reto de la película era acercar al público a quien debería ser un claro antagonista: un asesino a sueldo. Configurar un mundo donde coincidiera con su claro opuesto, un investigador de la policía, y terminaran por marcar una especie de baile conjunto alrededor de los engaños de las triadas. En la estructura general no hay demasiadas sorpresas, todos sabemos que no siempre podemos esperar demasiado honor por parte de las mafias y que a veces la cuestión se resume en asesinar o ser asesinado. La verdadera trascendencia de la historia parte de este juego de iguales, de paralelos, de correspondencias a veces opuestas y a veces cercanas que comienzan a surgir entre Ah Jong y Li Ying. El tercer elemento, Jennie, la cantante, más que una excusa romántica no muy necesaria es una suerte de vestigio viviente de la humanidad de Ah Jong, y una metáfora del mundo visto a través de la relación de los dos protagonistas: no todo puede verse a simple vista. 
Y de ahí le sumamos lo que ya todos sabemos: que John Woo es un maestro para las secuencias de acción. Si uno quiere obviar toda la profundidad psicológica nos sigue quedando una película de acción que es excelente en su género, y que cuenta por montones con traiciones, reveses del destino, balaceras, momentos de tensión a punta de pistola. Woo deja su sello personal encargándose de una escena de violencia al por mayor en sitios inesperados: si en "Hard Boiled" habían sido en un salón de té y un hospital, aquí nos encontramos en una iglesia católica en pleno Hong Kong. Difícil creer que por aquel entonces cierta parte de la industria de su país creía que el director estaba yendo en picado y no confiaban más en sus propuestas fílmicas. Y bueno, aquí lo tienen.   

Este mini maratón se acaba pero sin duda volveremos a hablar de este director en un futuro.




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