10.10.13

Por Iván me enteré de la existencia de este documental, hace unas semanas en que comenzaba a anunciarse su próximo estreno. Una serie de elementos conseguían llamar la atención rápidamente: un pequeño y desconocido hecho histórico relacionado con los funestos hechos del 68 en México, un personaje olvidado durante años, un retrato cruel de las condiciones de las instituciones de salud mental en el país y su utilización como herramienta política. Todo eso ponía sobre la mesa "El paciente interno". ¿Y cómo resistirse?



"Detrás de cada movimiento hay un hombre que está dispuesto a dar la vida"
Unos años después del asesinato masivo de estudiantes en la Plaza de las Tres Culturas en México, con el presidente Díaz Ordaz repitiendo en sus discursos su reivindicación ante los sucesos y su papel casi salvador, un hombre movido por una profunda (casi obsesiva) fe religiosa y la noción de que su vida debía servir para propósitos mayores, decidió asesinar al presidente en plena calle. Falló. Tras la usual cadena de abusos de autoridad y vejaciones fue conducido a un hospital psiquiátrico donde pasaría los siguientes 23 años de su vida, hasta que una estudiante de derecho deseosa de hacer su tesis sobre casos clínicos penales se encontrara con su muy irregular expediente. Ese hombre es Carlos Francisco Castañeda de la Fuente, ahora un mendigo en las calles de México, incapaz de organizar su vida en sus mínimos detalles. Como bien menciona uno de los periodistas que siguió su caso para denunciar tanto los atropellamientos cometidos por el gobierno de Díaz Ordaz como el uso (o maluso) de las instituciones mentales para propósitos inhumanos, es un hombre que si bien no se cuenta entre los cientos de personas desaparecidas de ese sexenio, no deja de ser una víctima dolorosa de las muchas injusticias que pueblan la historia reciente de México. 

El documental tiene muchas perspectivas, muchos ángulos. Es un solo caso, un solo hombre, pero su trayectoria permite marcar diversos puntos, complejas redes y consecuencias, abusos. Tenemos en primer plano a un hombre de casi 70 años, cargado de manías, traumas, dañado irreparablemente, no sabemos desde qué punto. Vemos cómo intenta ajustarse a un nuevo centro social para indigentes, cómo se relaciona con sus parientes que continúan vivos, cómo recuerda hasta los más mínimos detalles del episodio más oscuro de su historia. Tenemos luego el hospital, la revisión de su pasado opresor y de las condiciones muy poco humanas que vivían sus reos. Otras historias. Tenemos a la abogada que descubrió y llevó su caso hasta poder solucionarlo, entre tantas otras irregularidades penales con las que se encontró en el hospital. A los periodistas que denunciaron estas situaciones, que se dedicaron a seguir descubriendo procesos ocultos desde hace años. Mientras más nos adentramos en este laberinto, mientras más sabemos, nos van quedando más dudas que respuestas: ¿Tenía realmente delirios esquizoides antes de ser internado? ¿Cuántas otras historias de interés político fueron silenciadas en esos pabellones? ¿Podemos llegar a comprender que un hombre quisiera cuasi inmolarse por señalar a una figura política como responsable directo de tan atroces acciones?
Hay momentos en que Francisco Castañeda cuenta lo que él vivió durante el 68 y se le quiebra la voz. Al espectador también se le quiebra algo al presenciar esos abismos de la humanidad, sucedidos apenas pocos años atrás. 

Un duro retrato histórico y social que además es manejado con la medida exacta para su complejidad, con un equilibrio justo entre sus sombras. Además, la clase de cine mexicano que da gusto ver. Hablamos hace poco también de "Heli" y es que parece que esta temporada no nos está yendo nada mal.




¿Otros documentales sobre instituciones mentales que recuerden? 

1 comentario:

  1. Lo que me gusto del documental es que no "sataniza" las instituciones mentales, sino que hace solo una descripción de hechos. ¿Realmente Castañeda ya estaba algo tocado cuando le disparo al general Barragan o lo volvieron loco tantos interrogatorios? Esta para pensarse, más porque con lo que estuve viendo, me dejo una buena duda.

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