23.2.09



29/09/08
Creo que hemos vuelto a ese periodo en que mis amigos me culpan por mis decisiones cinematográficas. Incluso Ian hizo alguna broma sobre un episodio de South Park en que algún personaje insiste en ir a ver todas las películas 'alternativas' aunque sean aburridísimas.
Pero no soy yo, es la publicidad (ajá). Ayer Bake y yo íbamos a ir al cine y él quería ver "Un rockero de locura" (o algo así, con esos títulos es fácil confundirse) pero el horario no nos quedaba. Así que yo mencioné que podríamos ver "El gran asalto" (o algún otro título así de ambiguo) pero entonces vi "El encierro". Este es el punto: la película se llama el encierro, el poster se ve negro y sólo unos ojos se vislumbran por alguna grieta, hablan de torturar a una joven ¿era culpa mía o de Bake haber pensado que se trataría de una película de terror?
Si le hubieran puesto "Un crimen americano", como su título en inglés indica, o el nombre de Ellen Page en grande en el poster, quizá habríamos tenido alguna otra idea.



"Every situation God always has a plan. I guess I'm still trying to figure out what that plan was"

No éramos los únicos perdidos: mientras nosotros esperábamos algo más terrorífico, muchos otros espectadores aparentemente pensaban que sería algo más soft. Había una cantidad de niños en la sala inimaginable, incluso cuando entramos pensé que nos habríamos confundido. Ian, por ejemplo, no tiene nada que reclamarme porque él ya sabía desde el principio de qué se trataría la película.
Es, claro, una película muy americana, de esas que retratan un caso real e inician en una corte donde ya sabes en qué terminará todo. No estoy segura de que apoye ese tipo de películas porque, cuando uno ya sabe en qué terminará, es hasta un poco frustrante nada más ver cómo se suceden los hechos. A menos de que estos sean entretenidos por sí mismos. Lo cuál no era el caso.
El crimen original sucedió en 1965 y es, para los que gusten de conocer crímenes, interesante. Sylvia Likens y su hermana Jennie fueron dejadas por sus padres, quienes trabajaban en ferias ambulantes, al cuidado de Gertrude Baniszewski, una completa extraña para la familia, a cambio de 20 dólares semanales. En la película me parece que Gertrude tiene que cuidar solamente a cinco hijos, aunque en realidad eran siete niños a quienes tenía que sacar adelante con el poco dinero que conseguía.
En fin, el punto es que debido a ciertos problemas familiares llegó a culpar a Sylvia, una joven de apenas 16 años, por todas las cosas que sucedieran en la casa. Desde inventar rumores sobre la hija mayor hasta causar los problemas emocionales y financieros de Gertrude. Se le sometió a toda clase de maltratos y torturas, que iniciaron con golpes y quemaduras de cigarros pero que continuaron incluso con obligarla a masturbarse con botellas, apenas alimentarla con galletas mientras vivía en el sótano y permitir que todos los chicos del barrio que acudieran a la casa abusaran de ella a su antojo. Llegaron a quemarle con un alambre la frase "soy una prostituta y estoy orgulla" en su vientre.
Esto sucedio durante meses hasta que Sylvia, durante un baño de agua helada con una manguera, falleció. Y bueno, comienza el juicio con el que van intercalándose todos los flash-back de la película.
Incluso se podría decir que las torturas presentadas gráficamente en el filme no son siquiera las peores que sufrió la chica en la historia real. Pero, claro, tampoco sería políticamente correcto ser tan explícitos cinematográficamente hablando.
Lo cierto es que, teniendo casi desde el inicio conocimiento de lo que sucedió, ver el desarrollo de la película es prácticamente indignante. Ya sabes que la niña muere y que la torturan, en algunos puntos yo creo que está de más tener que recurrir una y otra vez a las escenas de estas vejaciones de lo más injustas. Además que en muchos casos hay poco interés por profundizar un poco más en los demás personajes.
Ellen Page a mí me gusta, claro, pero poco tiene que aportar a un personaje bastante manipulable y que, bueno, se pasa casi toda la película gritando. Gertrude, interpretada por Catherine Keener es probablemente la mejor actuación de la película, y el único personaje que realmente llega a afectar a uno y se consolida dentro de su psicología. De los hijos, fuera de Paula, apenas si tenemos una visión muy general.
Supongo que hay pocos modos de contar la historia desde otras perspectivas, ni mucho menos, así que uno ve el filme por mero interés histórico, creo yo. Aunque personalmente, como apunté antes, a mí terminó por parecerme considerablemente aburrido y bastante indignante. No digo que debamos pasar por alto las historias indignantes, porque tienen su razón de ser, pero aquí no me queda muy claro si se cuenta por afán moralizante o por mero morbo de ver cómo torturan a una niña. Y sí, claro, aludir a las típicas preguntas de ¿cómo pudo la sociedad dejar que sucediera esto? ¿cómo pudieron ser tantos jóvenes cómplices de un crimen así? y etc.
Fuera de las secuencias juicio-recuerdos, la verdad es que al final, supongo que queriendo desconcertar un poco al público que ya preveía las últimas líneas de la película; incurren en un final de esos fantasiosos (solo momentáneamente, tampoco hay que alarmarse) que está no sólo fuera de contexto si no que termina siendo hasta de mal gusto. O bueno, más que mal gusto, hasta un poco tonto.

En fin, que los elementos por sí mismos no es que estén mal: tienen buenas actrices, una historia interesante, la conformación correcta del universo en cuestión, y bla. Pero sencillamente no me parece una historia que debiera haberse llevado a la pantalla. No solo resulta muy larga para lo que es, sino que esta indignación cae más en el morbo de la representación que en los actos por sí mismos.
Supongo que la idea era llegar de este modo al público (llegar como sea al público: moraleja, no torturen jóvenes encantadoras que no tienen la culpa de sus miserables vidas), pero de cualquier modo la verdad es que no la recomendaría.




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