23.2.09



12/10/08
Últimamente me he sentido demasiado cansada como para ver cualquier película. Creo que las malas noches de la semana de exámenes siempre terminan por agotarme demasiado. Y eso que ahorita tengo especialmente pendientes "Funny games" (que llevo ya siglos queriendo ver y que, por fin, después de tantos problemas, ya tengo medios para reproducir) y "Three" que Ian me obligó a bajar y que lleva semanas insistiendo en que es una excelente película de terror (en la cuál, curiosamente, uno de los fragmentos es de éste mismo director que nos compete hoy).
Pero bueno, hoy pasé el día con mi hermana y pensé en actualizar con algo que me remitiera a ella de un modo u otro. Como no llevamos demasiado tiempo viendo películas juntas y muchas ya las reseñé, me remito a esta que fue la primera película que le puse (en un intento de terapia de choque para que superara su miedo a las películas de terror) (y no funcionó jo jo jo) y porque, claro, el título con el que se traduce esta película es precisamente "A tale of two sisters" (aunque en español le hayan puesto algo horrible como "Los poseídos").



"Do know what's really scary? You want to forget something. Totally wipe it off your mind. But you never can. It can't go away, you see. And it follows you around like a ghost"

Las películas asiáticas me encantan, creo que ya lo había dicho, y no tengo reparo en comprarlas impulsivamente aunque no tenga ni idea de qué van. Esto sucedió en este caso, precisamente, me encontré con la película por casualidad, escondida entre otras, y la portada me cautivó especialmente: en ella se veía una fotografía de familia con ese estilo viejo, en que los padres se encontraban detrás de un pequeño sillón anticuado en que estaban sentadas las dos niñas, una con todo el porte necesario y la otra casi recostada en el sillón. Había algo cautivante en ello, la diferencia de edades en la pareja, el que las niñas simplemente vistieran unas batas blancas, el rostro de seriedad casi herida de todos excepto de la mujer. Y que fuera terror coreano, no se diga más.
Al abrir la carátula y encontrarme por dentro la misma imagen repetida, con la diferencia de las batas de las niñas estaban cubiertas por sangre, supe que había sido una buena elección.
Puedo decir que es de las mejores películas de terror que he visto. En gran medida porque tiene una fotografía excelente, quizá demasiado bella para lo que es. Crea una atmósfera sencillamente inquietante con los elementos correctos y porque su encanto va más allá de los simples sustos (que de hecho son contados aunque son increíbles).
La estructura, incluso, tiene ciertas connotaciones de cuento, como nos avisa el título. Sabemos que una de las hermanas, Su-jeong, ha estado enferma, aunque no se explique muy bien por qué. Luego los vemos a todos regresar a la casa, que se encuentra bastante apartada de la ciudad, en una especie de vegetación seca. Ahí tienen que vivir con su padre, un hombre gris carente de voluntad, y su joven madrastra quien trata de controlar todo y que parece despreciarlas de algún modo. Su-jeong siente que tiene que proteger a su hermana pequeña, Geun-yeong tras la muerte de su madre. Todo ello se va dando a la vez que una extraña presencia oscura parece cernirse sobre la casa, e irse colando sutilmente en sus vidas.
Puede que la trama no sea nada espectacular, pero el modo en que es manejada te hará dudar de todo lo que ves. Las escenas están perfectamente construidas y llegan a tener una fuerza increíble por sí mismas. Mi favorita, sin dudas, es cuando la madrastra invita a cenar a la casa a su hermano y su esposa, en una velada incómoda y un poco siniestra.
La casa es ya inquietante por sí misma, todo está perfectamente bien construido, desde la ropa de los personajes, los elementos de la casa, los paisajes, las tomas. Es una contraposición de lo bello aunque triste de las imágenes contra los secretos que, no podía faltar, van descubriéndose conforme pasa la historia, que te confundirá sin dejar de inquietarte en todo momento.

He de confesar que quizá no sea una película fácil. Yo misma no estaba del todo convencida sobre qué tanto me gustó después de la primera vez que la vi, pero no pude evitar volver a verla. Y volver a verla después y otra vez, es casi enviciante. Conforme iba prestando más atención a los detalles, sumergiéndome más en ese universo pequeño lleno de pasillas, me iba conquistando poco a poco hasta que sin duda la podría poner entre mis películas favoritas de terror. Es algo más allá de lo sencillamente terrorífico, algo como los viejos cuentos de hadas: son bellos, triste e inocentes, a la vez que poblados de detalles violentos e inquietantes.

Mi hermana, claro, quedó más traumada que curada y después de esta película no me ha dejado volver a ponerle nunca una película de terror asiática. Pero yo reitero aquello de que es altamente recomendable para fanáticos del género.

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