23.2.10



23/02/10
A estas alturas los Coen son ya pesos pesados en hollywood, y todos les agradecemos que no tengan necesariamente ese toque hollywoodense que nos arruina tantas películas. Y siempre es una delicia darle oportunidad a cualquiera de sus películas, y a mí me faltan aún varias de las viejas. Y si además eso incluye a John Turturro, John Goodman, escritores y una cínica reflexión sobre hollywood, entonces bienvenidos.



"We're only interested in one thing, Bart. Can you tell a story? Can you make us laugh? Can you make us cry? Can you make us want to break out in joyous song? Is that more than one thing?"

Debo confesar que adoro a Turturro en su modalidad de escritor maniático. Y en realidad creo que eso sólo podría incluir también a su fantasioso papel en "La ventana" secreta que por sí misma no sería una gran película. Si no amáramos a los escritores maniáticos, a John Turturro y a Johnny Depp, claro. Ahora bien, muy diferente es que medio interpretemos uno más de los textos de Stephen King y otra que los Coen nos atrapen una vez más en sus calculadoras tramas.
Barton Fink es un dramaturgo, de esos que están obsesionados por las causas primeras del espíritu humano y los retratos minuciosos de los individuos pequeños perdidos en las inclementes ciudades. Ustedes me entienden. Y, como buen escritor que se precie de ser muy social, es un poco fanático sobre su propio desempeño. Así que ahora, en lo que debiera ser la gran oportunidad de su vida, la entrada al cine y la posibilidad de llegar a las masas, las cosas comienzan a complicarse cuando su primer guión debe tratarse sobre lucha libre. Podrán imaginarse.

Esto no viene al caso pero, tantos años después, me doy cuenta que ese capítulo en que El Crítico quiere volverse director para encontrarse con que su primera película tendrá que ser "Los cazafantasmas 6" (o algo así, el número es arbitrario), es más o menos una parodia de "Barton Fink". Oh.

Bueno, ajam. A todo lo irónico de la situación le sumamos la estancia de Barton en un hotel que está a un paso de ser una metáfora del infierno, con un vecino, John Goodman, que demuestra que su amor por esos "individuos pequeños atrapados en las ciudades" es desde lejos, y en general la caída literal y retórica de la vida de Fink. O la idea de vida que él se había construido.

Por un lado tenemos una trama que podría considerarse sencilla: un escritor que dadas las circunstancias (todas las circunstancias) se frustra por las restricciones de su nuevo trabajo. Pero tenemos también un sin número de críticas a todo lo que representa la vida en hollywood: el modo en que se desarrollan las películas, el papel que juegan los guionistas en dicha dinámica, el papel que juegan todos los demás empresarios, lo que se considera que debe tener una película. Todo lo que es parafernalia y lo que no también. Barton Fink está atrapado en un mundo de escaparates donde nada parece ser lo suficientemente profundo, ni lo suficientemente genuino, ni nada. Su fantasía de interés social se derrumba y sus problemas ni siquiera están por comenzar.
Después está el hecho, que no es que nos sorprenda con los Coen, de que todo en la película parece haber sido considerado minuciosamente. Los detalles están vigilados y responden perfectamente a su circunstancia. Desde el papel tapiz de la habitación de Fink hasta los guiños a Faulkner.

¿Tengo que decir más? Si ya la viste seguro que la disfrutaste y si no, no puedes esperar menos de los Coen.




Tampoco exageremos, también hay películas de los Coen que no me gustan. Pero de manera general me parecen bastante buenos. ¿O será que no necesitaban más que "The big Lebowski" para convencerme? Todo lo demás son magníficos puntos extra.




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