14.2.10



14/02/10
Hay ciertas películas que mi hermano no me perdona aún no haber visto y que me pone casi ritualmente para hacerme una mejor persona. Y si yo ya traía ganas de ver ésta, el proceso ritual no hizo si no apresurar su posición en la lista de espera.



"There he goes. One of God's own prototypes. A high-powered mutant of some kind never even considered for mass production. Too weird to live, and too rare to die"

"Fear and loathing in Las Vegas" es todo un viaje, literalmente. Difícilmente podría encontrarse una sinopsis adecuada que diera una idea clara de lo que uno va a encontrarse en la película. Una suerte de episodio beat periodístico surreal, donde Johnny Depp, en el personaje de Raoul Duke, una especie de alterego de Hunter S. Thompson, nos lleva hacia los límites de la droga y la realidad. Con cualquier excusa, sin que la propia trama tenga un sentido claro de hacia dónde va (y sin que ello importe, por supuesto).

Ver a Johnny Depp en general es un deleite, pero debo decir que entre tantos papeles de ocasión que se le han presentado, es aún mucho más agradable encontrarlo en estos magníficos personajes dentro de un gran guión. Donde tiene la posibilidad de ser tan extraño como él quiera (que se le da muy bien) sin que tenga que parecer que se parodia a sí mismo. Y, además de él, las sorpresas no se detienen (a menos que hayas leído la lista de actores interesantes antes de ver la película) y encuentras papeles de unos pocos minutos que realmente te atrapan. ¿Stabler (digo, Christopher Meloni) como recepcionista homosexual? No podría ser más grato encontrármelo en esta película.
Pero claro que el siguiente gran papel a enfatizar es sin duda el de Dr. Gonzo, el buen Benicio del Toro que no sabe fallar (y, sí, en unas horas voy a ver "El hombre lobo", sólo porque sale él, jo). Una suerte de oportuno gurú omnipotente que resulta en una gran incógnita.

Y todo lo demás es difícil de definir, en un margen de los abrumadores efectos de las drogas y una realidad de lo más inestable, es imposible saber en dónde pisamos. Estamos tan adentrados dentro de la aparente fantasía orgánica que por momentos es difícil precisar si todo está en la cabeza del protagonista o si es la única realidad disponible que tenemos. Donde es válido esperar cualquier cosa, desde Christina Ricci hasta un bar lleno de dinosaurios (al más puro estilo de la serie de televisión de Henson, sin necesidad de grandes efectos especiales).

Una película rara en toda la extensión de la palabra, pero que nos lleva a nosotros también a ese mundo extravagante y atípico. Y debo decir que prefiero mucho este tipo de películas (me atrevería a compararla, con cierto recelo, con "Naked lunch"), antes que algunos dramas de las drogas, bastante inexactos en ciertos puntos.



Diría que de las mejores interpretaciones de Depp, y de las menos estéticas también.

Estoy seguro que hay mucho de Terry Gilliam que me estoy perdiendo, ¿recomendaciones?

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