10.1.13


10/01/13
Y también hace ya un rato que no hablamos del cine de la India. De modo que para uno de esos maratones sabatinos con Adriana elegimos una de dicha nacionalidad pero que sonaba un poco diferente a lo que usualmente vemos. 



"I am the person who is scared to travel in a bus. I am the person who either gets trapped in rain or in a blast. I am that person who used to doubt others just by looking at their wrists and I am also the person who is scared to grow beard and wear a cap. I am the person who gives a deep thought to chose a name for his shop for trading fear that my property may get destroyed in a riot. Whoever is involved in a quarrel, it's me who is always killed in the end"
Tras una rápida puesta en situación en la Bombay actual, se ponen las cartas sobre la mesa: un desconocido llama a la estación de policía avisándoles que hay cinco bombas escondidas por toda la ciudad. Como muestra de que habla en serio, les dice la localización de la primera: la propia estación de policía. A cambio de revelar los sitios donde han sido colocadas exige la liberación de un grupo de terroristas encarcelados. Mientras la policía hace todo lo posible por localizarlo o al menos descubrir sus verdaderas intenciones, él comienza a manipular también al público usando a una reportera como intermediaria para su mensaje. Pero el tiempo apremia.

La película oscila de manera curiosa entre los principios clásicos de un thriller hollywoodense de estas características y ciertas particulares de la sociedad y el cine de la India. Nunca cae en la teatralidad o superficialidad de las producciones bollywoodenses caracterizadas por el baile, y sin embargo es cierto que el realismo extremo no parece ser la principal preocupación. No es que esto sea un problema, me parece que todos los actores resultan bastante serios en sus personajes a la vez que no parecen excesivamente preocupados en hacerlo todo demasiado serio, que la trama ya da para eso. Si acaso por momentos la crítica social parece un poco suavizada al manifestarse y confundirse con el toque hollywoodense: se habla de corrupción, se habla de abismos sociales, se habla de inseguridad; pero a veces cuando se tiene oportunidad de representar cualquiera de estas circunstancias, se hace de una manera muy sutil y casi como si pareciera que no es tan malo, o no es tan importante mostrarlo como hacer que la trama gire. No dudo que esta evasión también ayude un poco a enfatizar el giro final, pero hace que sobre todo la primera parte parezca mucho más una pieza de ficción total que un intento por conseguir un mensaje más crítico.

De cualquier modo, dichos comentarios son tan sólo un 'podría haber sido mejor', cuando la realidad es que la película cumple a la perfección con lo que promete, un thriller de acción terrorista, y nos da todavía un plus al conseguir una producción cuidada, un mensaje interesante, y conseguir destacar entre otras propuestas por el estilo no sólo por localizarse en un país menos visto cinematográficamente sino por un buen guión y un interesante mensaje final. Quizá un poco previsible, si uno ha visto más películas sociales de la India y sabe precisamente por dónde va la cosa, pero su fuerza no consiste en lo inesperado sino en posicionarse dentro de la trama de manera contundente. 

Una pena, por otro lado, que nadie baile de un momento a otro, pero para los que temen que todo bollywood sean producciones de miles de horas plagadas de números musicales, les interesará saber que todavía hay mucho más por descubrir.




¿Otras películas que involucren bombas a punto de explotar que les gusten?
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2 comentarios:

  1. esa de zona de miedo de Kathryn Bigelow quizas puede ser mi respuesta a la de las tortugas pueden volar

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  2. Reptilio: "Las tortugas pueden volar" es una MARAVILLA.

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