7.1.13














07/01/13
Me parece que con esta terminamos el pequeño ciclo de Takahisa Zeze, justo cuando empezaba a ponerse medio extraño.



"Escucha, nunca te asustes del destino"

Sabrán ya que no me gustan las películas sobre animales, particularmente las que involucran perros. Y "Dog star" tiene un poco pinta de ser eso, pero teniendo a Zeze de por medio era claro que el asunto no podía ser muy normal, ni mucho menos. 
Shiro es un perro guía cuyo dueño falleció recientemente y él parece estar a punto de seguir el mismo camino. Una noche se le aparece el espíritu de su amo y le dice que por haber sido un excelente compañero y asistente para su ceguera, pidió permiso para poder concederle un deseo, de forma temporal. Shiro no lo piensa dos veces y decide que quiere ser humano el tiempo suficiente para encontrar a la chica que lo entrenó como guía cuando era un cachorro, Haruka. Se le concede el cuerpo de un hombre que se suicidó recientemente y se embarca en su búsqueda, descubriendo nuevas cosas del mundo de los humanos y enfocándose en su más ferviente deseo. 

Aunque suena bastante extraño, en la película se presenta como si fuese una trama usual de comedia romántica, con una sencillez y una fluidez de lo más afortunadas. Que se ayuda bastante de la personalidad humana de Shiro, que evita por completo esos tópicos usuales del personaje que comienza a ser humano por primera vez y que todo lo maravilla y tiende a pasar constantemente de la ingenuidad a la idiotez de manera peligrosa. Shiro no había sido humano pero conocía el mundo de los humanos, conserva en gran medida su personalidad de perro (sobre todo un tipo de perros entrenados para actividades concretas, como los perros guía) y aunque parece disfrutar y descubrir cosas en su nueva condición, no exagera en su sorpresa. Al protagonista, Etsushi Toyokawa, le sienta bastante bien llevar el peso de la trama de manera convincente pero sencilla, sin exagerar pero imprimiéndole un buen toque a su personaje y las circunstancias en las que se inscribe. 

Por una parte la película no es que dé demasiado de sí pero creo que tampoco lo pretende. Consigue en pequeñas pero convincentes dosis la comedia, el romance y la ternura. Los personajes tienen una sensación cotidiana que resulta mejor lograda que esas grandes historias de amor que tratan de vendernos todo el tiempo y que finalmente representa de algún modo esa noción de que los perros son seres cercanos, familiares y que en este caso no buscan más de lo que cualquier otra persona buscaría. La verdad es que hasta logró conmoverme con su inocente ternura. 

Aunque sale muy fugazmente, el dueño fallecido cumple deseos es Ryo Ishibashi, un actor que tanto protagónicos como secundarios le sientan bastante bien. Hay, además, una escena aislada de la película que tiene que ver con la capacidad de los perros para ver espíritus que fue, para mí, una joyita fragmentada que me encantó. 
No es que sea una película extraordinaria pero es de esas producciones sencillas y bien hechas que da gusto encontrarse de vez en cuando. En sus rarezas, Takahisa Zeze sabe de pronto lo que está haciendo.




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4 comentarios:

  1. Sobre perros? Amores Perros!! XD Y Comillo Blanco, jejeje.

    Saludos.

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  2. Charly Hell: Jo, tengo un más que remoto recuerdo de 'Comillo blanco'. Qué tiempos aquellos.

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  3. Reptilio: Esas sí que he tratado de olvidarlas conscientemente.

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