27.4.12


27/04/12
Continuando con el cine mexicano y revisando en retroceso la trilogía del México jodido de Luis Estrada, nos encontramos con, cómo no, un mundo maravilloso.



"Que Dios me perdone pero todos los pobres son unos hijos de la chingada"
Si veo la trilogía en conjunto me queda siempre la sensación de que ésta es probablemente la menos sólida de los tres. Es una impresión extraña porque en realidad creo que más bien quiere decir que es la que trata un tema menos agresivo, al menos en apariencia, como es la pobreza, en comparación a las otras dos que refieren a la corrupción y el narcotráfico. Pero volviendo a discutir sobre ellas con Adriana recientemente es el tipo de películas que aunque después de verlas puede parecerte que ha sido emoción de un rato, te quedas con muchas cosas a las que puedes volver y re-valorar y re-argumentar aún pasado el tiempo.

Juan Pérez es pobre. Muy pobre. Y un día se cuela en cualquier edificio que se vea mínimamente calientito para pasar la noche, con tal suerte que consigue colarse hasta uno de las oficinas superiores y todo habría sido perfecto sino fuera porque, previsiblemente, lo descubren. Su intento de escape termina por parecer un intento de suicidio y lo que era un pobre hombre buscando donde dormir es reinterpretado por la prensa como una clara manifestación en contra del gobierno. Al Secretario de Economía no le viene muy bien el revuelo y para tratar de conciliar las cosas decide 'sacar a Juan Pérez de la pobreza'. Que ya sabemos cómo funciona eso. Pero uno no puede sencillamente decidir qué pobre se sacó la lotería y esperar que de pronto eso resuelva el enorme abismo social, ¿no?

Al igual que las otras dos películas la puesta en escena está representada a modo de fábula, donde lo mismo aparecen las condiciones más duras de la sociedad mexicana como se mezclan situaciones extravagantes y fantasiosas que son clara alegoría de lo que no termina por nombrarse. El cuento, además, es crítico en ambos sentidos ya que es claro que la perspectiva de Luis Estrada ha sido siempre que si bien hay algunos más culpables que otros, nadie es por entero inocente. Juan Pérez es un tipo que lo único que quiere es casarse y tener su casita, "como todo mundo", pero también espera que sus deseos le caigan del cielo. El sistema político, por otra parte, está por completo viciado y resulta incapaz de enfrentar una situación social de manera eficaz y entonces sólo subsana lo que puede en el camino. Que más o menos es lo mismo que se puede decir de los intentos gubernamentales de los últimos sexenios "en contra de la pobreza", con esa idea abstracta de que darles tarjetas de crédito y sus despensas a un grupo de personas en los estratos sociales más bajos ya es lidiar con el asunto. 

Damián Alcázar, no tengo que decirles más porque ya saben que lo amo, es una vez más la pieza ideal para dirigir la trama. Consigue un personaje complejo, tan enternecedor como engañoso, y que reúna de manera convincente las contradicciones de la generalidad mexicana (y no dudo que de muchos otros países). Pero el resto del reparto no se queda atrás, destacando a Jesús Ochoa y Jorge Zárate. Si acaso a mí Cecilia Suárez siempre me parece que queda muy de más en las películas pero debe ser también porque suelen darle puros papeles de mosquita muerta. 

Y bueno, esta película es del 2006 pero ese lema ficticio de 'en México no hay pobres', ¿no les suena de algo?




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2 comentarios:

  1. Damián Alcázar puede ser el mejor actor mexicano a mi parecer.

    Cecilia Suárez me cae bien, me gusto su papel, si se la creo, ella me gusta mucho.

    R¡= 火垂るの墓, Hotaru no Haka, La tumba de las luciérnagas.

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  2. Otra requeteapuntada.

    Sobre lo de Elisa K, gracias por tu comentario. Era justamente lo que pretendía, una crítica más bien escueta, pero que dejara con ganas de más. Échale un ojo cuando puedas.

    Ciao.

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