1.1.13


01/01/13
Y bueno, ¿qué mejor modo de iniciar el año que con Oshima? Y con una pieza tan maravillosa como “Diary of a Shinjuku thief”. Le voy a dar una libre interpretación a todo esto y les desearé un nuevo año increíblemente culto y sensual a todos ustedes.



“¿Uno se ha de desnudar sólo porque se lo piden? Si hubiese estado solo, físicamente, personalmente, antropológicamente, no me hubiera importado quedarme completamente desnudo”

Torio y Umeko se conocen en una librería. Ella trabaja ahí y lo detiene a punto de robarse unos libros y lo lleva ante el jefe, quien se muestra interesado en las razones por las que el joven querría robar unos libros y le permite quedárselos. La situación se repite y es claro que las intenciones de Umeko al detenerlo obsesivamente van más allá de su deber laboral. Ella está fascinada por ese joven que roba libros sin necesidad. El jefe también está intrigado, en ambos, esos dos jóvenes representan para él a la confusa generación joven que representa ahora a Japón. A partir de ese momento la vida de ambos se entrelazará y tendrán que coincidir con numerosos personajes que tratarán de explicarles el proceso por el que están atravesando: psicoanalistas, humanistas, actores. ¿Quién puede hablar de lo que está sucediendo en los cuerpos jóvenes?

“Shinjuku thief” me parece una de las piezas que mejor analizan el proceso histórico y social por el que atravesaba Japón en los 60, a través de una disección obsesiva y detallada, al mismo tiempo que representa un punto culmen en la obra de Oshima, habiendo perfeccionado muchos de los elementos recurrentes en su filmografía. El guión, donde interviene la mano de Masao Adachi, pone cuidadosamente el dedo en la herida de toda una generación, de todo un momento histórico, sin perder de vista detalles estilísticos como la fijación de Oshima por las influencias occidentales, especialmente francesas, y las secuencias eróticas estéticamente impecables.

Torio y Umeko consiguen cautivar todo a su alrededor, su confusión resulta seductora, intrigante, vertiginosa. Su papel como eje de teorías, filosofías, acciones, abarca de manera concisa un amplio margen de sucesos de la época, la evidencia desesperada por explicar algo que en sí mismo no podía tener explicación para los individuos mismos que lo experimentaban. Ambos tan contrarios y complementarios, las situaciones tan extrañas por las que atraviesas tienen una fuerza violenta y seductora, paradójicamente cimentada sobre la frustración sexual que representaba la frustración de todo un país.

Para mí, uno de los más gratos detalles de la película es el protagonismo de Rie Yokoyama como Umeko. Si ya me parecía una actriz de lo más bella, aquí no sólo queda perfecta con su personaje sino que brilla con el mejor personaje que le he visto hasta el momento (y era difícil superar a “Ecstasy of the angels”). Recuerdo vivamente una de las últimas secuencias, cuando ambos participan de un grupo teatral y ella se inmiscuye abruptamente en la representación consiguiendo uno de los harakiris cinematográficos más fantásticos que he visto. La recuerdo y me emociono.

Me falta terminar con el ciclo de Oshima para pensar en qué orden iría mi top de sus películas, pero sin duda creo que ésta tiene que estar entre los primeros puestos. O eso creo, pero tiene tantas joyitas que igual y se me complica ese orden. Veremos.




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2 comentarios:

  1. empezaste el año con todo

    pues asi de bote pronto diria We Don't Live Here Anymore (2004)

    chica lo mejor para ti en este nuevo año un abrazo y buenas pelis ;) se feliz

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  2. Reptilio: Apuntada la recomendación, que no me suena pero tiene un gran título. Los mejores deseos para este año a ti también.

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