24.2.13

















24/03/12
A estas alturas mejor no comentar los Oscares todavía. ¿Para qué hacer corajes innecesarios? Como los que hago de todos modos cuando opto por ir al cine a ver acción sin chiste.



"Quiere alguien que pague, quiere que el mundo sufra"

Al parecer Alex Cross es un personaje de una serie de novelas de detectives y ésta es la tercera vez que es llevado a la pantalla. La anterior fue con Morgan Freeman así que no sé si este intento con actores medianamente desconocidos era una buena propuesta. Yo no he visto ninguna de las otras películas, desconocía la conexión, y la verdad lo único que esperaba era que cumplieran la promesa del asesino serial obsesionado con el dolor que aparecía en el trailer. ¿Era mucho pedir?

Al parecer era mucho pedir.
Alex Cross es un detective que quiere cambiar un poco de vida e irse al FBI, a la unidad de profilers (o sea, irse a la serie de “Criminal Minds”). Su esposa no está del todo convencida, sus compañeros de oficina no están del todo convencidos, y entre que es una cosa u otra un homicidio particularmente violento tiene lugar en la ciudad. Una mujer y todo su equipo de seguridad mueren, ella después de haber sido terriblemente torturada. Velozmente se traza una teoría y descubren cuál debe ser el blanco final del asesino. Alex Cross está muy convencido de su perfil y no cuenta del todo con que, finalmente, está tratando con un psicópata serial obsesionado por el dolor. Y aquí es cuando las sinopsis de contraportada añadirían ‘el juego está a punto de comenzar’. O algo así.

La idea inicial sirve como cualquier otra. La verdad es que una vez presentada la teoría, las posibilidades del asesino se limitan bastante y pasan de ser un ‘posiblemente interesante asesino obsesionado con el dolor’ a ‘un asesino más, que entre otras cosas está obsesionado con el dolor’. Ahí es donde lo interesante vendría a partir del modo en que se maneja la historia, el desarrollo de los personajes, no sé, que se esmeraran un poco más. Pero nada, todo es increíblemente tópico a niveles inimaginables. Bueno, inimaginables poco antes de comenzar porque conforme van pasando las primeras escenas queda claro hacia dónde vamos: personajes en absoluto carismáticos con historias personales que se quieren introducir demasiado rápidamente y sin calzador, una trama super compleja que se cae a pedazos rápidamente y termina por ser bastante sosa.
Y es, en general, un thriller sin sal.

Oh, por no mencionar que las capacidades de Alex Cross como profiler quedan altamente en entredicho. Si intentaron hacer algo como 'alguien perfecto tiene un único error que le saldrá muy caro' no les quedó nada bien y más bien parece que Cross presume mucho de poder irse al FBI cuando falla hasta con perfiles bastante básicos. El propio asesino le reclama que su interpretación es prácticamente de manual. ¡El asesino! Es todo lo que tengo que decir. 

En la gran mayoría de las cosas ni siquiera puedo decir que sea una pena porque se veía a leguas que ni le echaron muchas ganas ni se podía hacer mucho más. Yo creo que quizá sí que podría haberse hecho más con el asesino, que se ve que el actor Matthew Fox se esforzó tanto como pudo. Y tampoco me explico qué hace ahí Jean Reno.

En fin, una película a la que no se le puede hacer nada, parece que desde el inicio estaba destinada a ser tan mala como fue. Y yo ahí, perdiendo mi tiempo.




¿Otros asesinos obsesionados con el dolor que recuerden?

2 comentarios:

  1. No me tienta, la verdad. Y ver tan delgado a Matthew Fox, da grima.

    ResponderEliminar
  2. Charly Hell: Yo como nunca lo había visto con más carnes no me pareció demasiado mal, hasta le sentaba bien a su personaje, creo. La película, por otro lado, no vale nada nada la pena.

    ResponderEliminar