12.2.09



13/04/08
Hace algún tiempo, cuando volvía a ver rápidamente algunas películas relacionadas con la violencia en el cine, me topé con el trailer de "Allegro". Son de esos trailers que vienen en los dvds y que simplemente no puedes saltarte porque han conseguido quitarte la posibilidad. Tampoco es que me moleste, claro, en realidad me gusta ver los trailers, lo encuentro algo no sólo útil pero entretenido.

Desde el momento en que vi el trailer sabía, de algún modo, que era una película que estaba esperando. Aunque después de ver "Reconstrucción" del mismo director no me habían quedado demasiadas ganas de volver a ver algo de él, lo sabía. La conseguí rápidamente, aunque las películas suelan mantenerse muchísimo tiempo en mi lista de espera. Solamente tenía que llegar el momento indicado.
Ayer, casualmente, durante la plática con un amigo mencionó algo que no esperaba escuchar. Algo nimio, la verdad, y que tampoco tenía mayor relevancia. Pero en el momento en que lo dijo (y dado que llevaba ya unas horas pensando qué película vería este sábado aburrido sin nada qué hacer) me dije que quizá era el momento, tomé la cajita de la película y al ver la sinopsis la única palabra que leí me dijo que quizá sí, era el momento.
Dramáticamente epifánico, ¿no?



"Aquí está este hombre que, para ponerlo poéticamente, va a tener que morder el polvo para entender que esta mujer lo ama"

Christoffer Boe tiene algo único en sus películas, que no había podido ver del todo porque en "Reconstrucción" apenas se está formando de alguna manera. Y porque, claro, al haber sido la primera película que veía de él era muy pronto para establecer hipótesis generales. Tiene algo que en cuestión de género yo interpreto algo así como una ciencia ficción intimista. Mientras que en "Reconstrucción", como dice su nombre, una historia estaba siendo reconstruida bajo parámetros literarios provocando alteraciones temporales, en "Allegro" es como si se estuviese apenas creando. La historia no nos es narrada, si no creada por completo, en el justo momento en que la estamos mirando.
Hay una voz narrativa muy importante, que contrario a lo que suele suceder usualmente con esas voces en off, es todo un personaje por sí misma y la conviertes en parte de la misma historia. Sin exagerar, porque eventualmente descubriremos que este guía omnipresente se convierte en personaje: una especie de Dios íntimo que lleva al personaje dentro de sí mismo.
Aquí esta idea de ciencia ficción que había mencionado es un poco más evidente y contrasta con la posible interpretación romántica de la trama: Zetterstrom, un reconocido pianista, conoce por casualidad a Andrea, el amor de su vida, viven juntos pero ella un día, sin más, desaparece. Zetterstrom no lo soporta y huye de Dinamarca a hacer su carrera a Estados Unidos, pero 10 años después volverá a Copenhagen, ¿a buscarla?
Podría pasar por cualquier otro drama cinematográfico, pero no se queda ahí: tras tanto años en Estados Unidos y durante una entrevista, Zetterstrom descubre que es incapaz de recordar nada de su pasado antes de aquellos 10 años, no sólo no recuerda a Andrea sino que este olvido se extiende a su propia juventud y niñez. Decide regresar a Copenhagen sin saber bien qué y una nota misteriosa le indica que sus recuerdos están atrapados en La Zona, un área de la ciudad que 10 años antes se convirtió en una imagen y desde entonces se encuentra cerrada y a donde aparentemente es imposible entrar.
Así, Zetterstrom no está luchando sólo por recuperar al amor de su vida, sino incluso a sí mismo, a una especie de todo críptico que quedó en su pasado.
Este desarrollo se alterna de pronto con un poco de animación sencilla e infantil que nos cuenta de manera simbólica la vida anterior a Andrea de nuestro protagonista. Con mucha reflexión sutil sobre el modo en que se conforman nuestra vida, nuestra confianza y nuestra memoria. Además de que Andrea es hermosamente representada por Helena Christensen, quien luce enigmática y enmarca de manera exacta todas las escenas que comparten.
Ciertamente hay un mensaje más allá de "Allegro", sutil, muy lejos de la moraleja establecida del cine comercial, que se encuentra guiado de manera poética a través de la película con música clásica y escenas nocturnas. Una película íntima llena de imágenes extrañas pero sugerentes, perfectamente bien estructurada por este director danés.

Ahora me he quedado con ganas de ver más sobre él, aunque por lo que veo en su filmografía sólo tiene tres películas más que no sé qué tan sencillas sean de conseguir. Recuerdo que tras la reseña de "Reconstruccion", /fbrays me dijo que se dispuso a bajar todas (bueno, eso creo recordar) las películas del director. Me atrevería a preguntar ¿cuántas incluía ello?

Pregunta completamente subjetiva.
¿Has encontrado últimamente la película en la que te encuentres verdaderamente reflejado? (aunque esto sea también de modo subjetivo)

0 guiños:

Publicar un comentario