17.7.09



17/07/09
Con un título tan encantadoramente sugerente como "I'm a cyborg but that's ok" y siendo dirigida por Park Chan-wook, la verdad es que no me explico porqué pasó tanto tiempo antes de que la viera. Y eso que he tenido muchas oportunidades anteriormente. Pero no más, aprovechando que sería sin duda una de las películas que disfrutaría con mi hermana (y aún tengo pendiente ponerle "Oldboy" y "Sympathy for lady Vengeance") nos dispusimos a verla hace unos días.



"Por favor, roba mi compasión"

Me imagino que después de su tan conocida trilogía, Park Chan-wook exclamó: estoy harto de películas de venganza, ahora quiero hacer algo BONITO. Y es que resulta curioso ver como el trabajo de un director, en lo referente a tópicos más que nada, cambia tan radicalmente de una película a otra.
Aunque eso de radicalmente es sólo en apariencia, aunque la película se encuentra más cerca de una comedia romántica que de cualquier otra cosa, la verdad es que el director coreano consigue compaginar una estética muy distinta pero sin perder un cierto toque de estilo que hace que aún podamos reconocerlo dentro de las paredes tan hermosamente decoradas del psiquiátrico.
Yo no puedo dejar de pensarlo pero hay algo un poco "Amelie" en todo esto. Y sólo un poco, para tampoco establecer grandes relaciones. Quizá sea el corte de cabello y los grandes y expresivos ojos de la protagonista. También esa atmósfera que parece un poco irreal, aunque en este caso parece irse a un cierto estilo caramelo demasiado adorable en contraste con una realidad (sumamente irreal, por otro lado) como la vida dentro de un psiquiátrico.
Cha Young-goon es internada en un psiquiátrico después de un aparente intento de suicidio, que en realidad era el modo en que las voces que vienen de su radio le indicaban cómo recargarse. Ella no se lo puede contar a nadie pero es un cyborg y corre peligro porque se está quedando sin batería y aún no cumple con su primera misión: devolverle la dentadura postiza a su abuela y eliminar a los hombres de blanco que se la llevaron de la casa. Pero también corre peligro para los doctores que no saben cómo atenderla, ya que ella se limita a lamer pilas mientras que se niega a ingerir alimento.
Esta trama algo surreal, como debe ser el pensamiento de cualquier persona aquejada de locura, es un excusa para adentrarnos en un mundo extraño del que, por otro lado, estamos advertidos. Es como un país de las maravillas pero justificado: sabemos que todos esos personajes extravagantes están locos y eso les da licencia para sus extrañas tramas.
Un desfile de personajes de lo más curiosos van apareciendo, muchos de los cuales son representados por actores que han aparecido anteriormente en otras películas del director. La locura se entiende como fantasía, las explicaciones científicas son lo de menos. Vemos un hombre que es exageradamente educado y siente que todo lo que sucede es culpa suya, una mujer que de niña perdió un concurso musical y desde entonces vive metida en su papel de idol de la música, una mujer que cree que si usa unos calcetines mágicos por las noches y los frota sobre su cama podrá volar. Y principalmente un enigmático joven que siempre usa una máscara de conejo y que es capaz de robar las cosas más imposibles. Young-goon recurrirá desesperadamente a él para que le robe su compasión, que le ha evitado poder lograr sus objetivos.

Una película que oscila entre lo fantástico y el deseo de creer en lo irreal, en construir ese mundo como algo cierto más allá de su condición hiperbólica entre personas desequilibradas. Con una estética extremadamente cuidada que nos presenta el psiquiátrico más bonito del mundo, la historia, que podría parecer muy simple, no deja de atraparnos en cada momento. Sus personajes consiguen llegarnos y configurar escenas hermosas y divertidas. Sin dejar una serie de elementos propios del director que se ven transformados por el contexto en que se muestran.

Si de por sí me gusta el trabajo de Park Chan-wook, con esta película terminó de cautivarme. Pierde la elaboración de una trama complicada como era en sus anteriores películas, pero no deja de conformar un todo sumamente sólido y bien cuidado. Quizá con algunos puntos en contra por los efectos especiales que por momento evidencian demasiado sus faltas, pero nada tampoco demasiado importante.
Y una mención para los protagonistas. La chica tiene una anatomía tan curiosa que puede pasar de lucir increíblemente linda (y ameliesca) hasta transformarse en una figura extraña. Siempre en el punto adecuado. Me cuesta tanto creer que sea una de las chicas de "A tale of two sisters". Y el hombre conejo no podía ser más encantador. Prácticamente él hace la película girar.




Y pronto saldrá la nueva de Park Chan-wook. No puedo esperar y eso que he leído que parece que no está teniendo las mejores críticas. Eso que sea de vampiros no termina de convencerme pero, oh, igual la veré.
































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