3.7.09



03/07/09
Después de haber visto "The midnight meat train" y hablando de trenes y todo eso, Ian recordó que había visto el trailer de la película de "Transsiberian" que, básicamente, también involucraba trenes. Por alguna razón que no parece demasiado clara nos pareció una buena idea buscarla y ver si se podía hacer algo mejor con un tren más grande y algo más que un asesino de dos metros.



"In Russia, we have expression: 'with lies, you may go ahead in the world, but you may never go back'. Do you understand this, Jessie?"

Yo no estaba muy segura de qué iba la película, en cuestión del género exacto al que se inclinaba, y creo que uno de los problemas es que uno tarda demasiado en darse cuenta.
Primero hay una escena muy aislada de un asesinato en alguna parte de Rusia. Que no nos importa ver porque sale Ben Kingsley y fue la mejor sorpresa de la película. De hecho me queda un poco la duda de si él realmente habla ruso o tuvo que aprender o sus diálogos fueron doblados. No sé, pero es una delicia verlo.
Ajam, luego saltamos a la trama principal. Dos turistas norteamericanos que se encontraban en China para algún programa de ayuda social van a viajar en el transiberiano hasta Rusia antes de regresar a Estados Unidos. Las primeras escenas hacen hasta lo imposible por mostrarnos a Jessie como una mujer algo nerviosa y reservada y a Roy (un desafortunado Woody Harrelson) como el prototípico gringo idiota. A un punto que a uno le cuesta siquiera sentir empatía por los personajes.
Luego se encuentran con sus compañeros de cabina durante el viaje, Carlos (creo que nadie mejor que Eduardo Noriega hubiera podido hacer del español chulo pero tampoco sé si esa necesidad de caer en estereotipos le ayuda a la película) y Abby, quien también es reservada pero tiene un poco más de pinta de niña mala.
Todos sospechamos que algo no va muy bien porque todo en el ambiente quiere incitarnos a la sospecha, aunque el problema es que toda acción importante tarda años en suceder. Así que tenemos largas secuencias en el tren, de ver cómo se comportan todos los personajes y de querer adentrarnos en su llana complejidad que llegan a hacer todo un poco aburrido.
Creo que pasa más de una hora antes de que nos enteremos de qué va la cosa: Roy desaparece misteriosamente y Carlos se descubre como un traficante que quiere meter a Jessie en problemas. Mientras más traten de arreglar las cosas peor se pondrá todo.

Al final podría decirse que es el tipo de películas de 'fui a un país exótico y me fue de la chingada' que en general me parecen de mal gusto. Ahora, como espectador, tendré miedo de ir a Rusia porque probablemente me detendrán ante cualquier inocente situación malentendida y tratarán de cortarme los dedos de los pies en un bunker a mitad de Siberia.

Otro de los problemas es que uno no se traga a ninguno de los personajes. Jessie es el tipo de protagonistas de películas de suspenso que lucen lindas pero tienen un pasado turbio pero que cuando uno ve en acción se pregunta: ¿no deberías tener un poco más de colmillo para estas situaciones? Porque toma todas las decisiones equivocadas. No sólo el típico de 'no llamemos a la policía, mejor escondamos el cuerpo' que, bueno, quizá uno pueda entender. Pero es incapaz de hacer hasta lo más sencillo con tal de facilitarse la vida.
Carlos quizá habría sido un elemento interesante, con todo y el estereotipo de hispano chulo y maleante, pero la necesidad de hacer notar que es español ante la más mínima provocación es desesperante. Sí, todos sabemos que habla español, y no nos hubiera molestado escucharle algunas frases sueltas de repente, pero su spanglish completamente infundado consiguió crispar mis nervios después de un par de escenas. Es como si uno tuviese que enunciar todo en su idioma antes de traducirlo cuando es evidente que nadie lo entiende. Completamente innecesario.

Ya cuando uno llega a las partes finales de persecución y todo hasta llegan a ser buenas, pero después de tres cuartos de película en que no pasa nada la verdad es que ya cuesta trabajo engancharse. Además de que no sólo pintan a la policía rusa como unos malditos sin corazón, también son medio tontos para enfrentarse a dos tristes turistas sin defensa alguna.

Y bueno, el final medio feliz casi con moraleja tampoco es que fuera muy necesario pero quedaba un poco clara la idea de la película cuando Roy al ser atacado exclama como única y válida defensa: "Pero somos americanos".

Lo más extraño es que todo lo que he leído de la película son excelentes reseñas. Comienzo a plantearme si no soy yo la que está en el mood incorrecto.




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