8.7.09



08/07/09
El sólo título de la película me parece increíblemente hermoso. Si a eso le sumamos un guión de Marguerite Duras y la ambientación en la misma Hiroshima, es difícil explicar cómo había tardado tanto tiempo en conseguirla. Y aún más que no lo hice si no que tuve que hacerlo para la clase de cine. Oh.



"De la misma manera que existe esta ilusión en el amor, esta ilusión de ser capaz de no olvidar nunca, también yo he tenido la ilusión ante Hiroshima de que jamás olvidaría"

He leído algunas cosas sobre la película y creo que es un poco difícil de abordarla. Especialmente en las partes en que se habla de ella como surrealismo y yo creo que tiene una estructura bastante delimitada como para serlo. Quizá por las actuaciones y ciertas secuencias pueda parecer un poco absurda, pero me parece que aún así la idea continua clara.
Se podría decir que en su mayoría el diálogo prima por sobre la acción, al igual que las imágenes aisladas. Durante los primeros minutos lo único que podemos ver son imágenes de Hiroshima antes y después de la bomba e intermitentemente escenas muy cercanas de cuerpos enlazados. Cuerpos que muchas veces se convierten a sí mismos en metáforas al mostrarse cubiertos de arena, como la piel de algunos supervivientes que ha sido devorada por las explosiones.
Cuando uno pensaba que las cosas no iban para ningún lado más allá de una extraña semblanza sobre lo visto o no visto en Hiroshima por una mujer francesa, comienza propiamente la trama de la película. Una actriz ha ido a filmar una película y se encuentra durmiendo con su amante japonés. Ambos acaban de conocerse y durante un par de días tratarán de acercarse y alejarse paulatinamente entre ellos.

Creo que las actuaciones son lo primero que confunde, porque quedan por momentos muy acartonadas, exageradas, como si fueran títeres de los personajes reales. No estoy del todo segura si la intención es deliberada pero a mí me gusta pensar que sí, porque con ese toque de teatralidad queda también la sensación de que las cosas que se narren no deben ser tomadas como tal. Que la historia no es tan simple como una pareja que acaba de conocerse y no sabe qué le deparará el futuro en el tiempo en que ella permanezca en Japón.
El hombre parece especialmente renuente a dejarla ir y trata de conocer a la mujer con la que ha compartido algunas horas. Curiosamente, más que querer saber cosas de su vida diaria, de su presente, parece obsesionado con conocer su pasado amoroso, lo más innombrable y recóndito de ese pasado. La mujer va contando, de manera interrumpida entre los distintos escenarios de la ciudad, lo que le sucedió en su ciudad natal durante los conflictos entre Francia y Alemania, al haberse enamorado de un alemán.
Algunas de las críticas que he leído hablan de que se privilegia este relato por sobre el concepto central de Hiroshima. Yo no creo que esa haya sido la intención, de querer desplazar la importancia de un suceso como fue el brutal final de la Segunda Guerra. Más bien creo que es un modo retórico de mostrar que la Guerra dejó secuelas en todas partes y que todos llevamos destrozos de alguna manera. Que todas las historias fueron trágicas, ya fuera la destrucción de una ciudad o el encierro vergonzoso de una muchacha que había perdido la honra. Un modo sutil de querer decirnos que una guerra (o un episodio de una guerra) son todas las guerras. Del mismo modo en que los absurdos encuentros casi mecánicos entre los protagonistas nos dirán también que una historia de amor son todas las historias de amor. Por eso los protagonistas no tienen un nombre más allá de su historia.

Personalmente me pareció una película bella, con una fuerza visual devastadora tanto en las escenas sensuales como en la evidencia del dolor humano. Me parece que el mejor modo de querer honrar, de alguna manera, a todo lo que el pueblo japonés perdió durante esos ataques, fue no queriendo hacerlo particular. No hablar de ellos necesariamente en primera persona.
Además que debo decir que me encantó ver a Eiji Okada hablando un perfecto francés. Por no mencionar que Hiroshima, como palabra, tiene una fonética preciosa.




















2 comentarios:

  1. Recuerdo una tarde lluviosa, viernes, en que Ossip encontró en una librería de viejo la novela (o el guión) de la Duras en una increíble edición bilingüe de un cinclub o algo parecido, cómo casi se arrodilló y cómo me sableó mis parcos fondos para el resto del fin de semana. Nunca me lo agradeció, ahora que caigo.

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  2. Hermoso título, hermosa fonética. Tienes razón...

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