28.11.10


28/11/10
Porque uno necesita ver de vez en cuando películas sobre un montón de animales, o animales gigantes, o un montón de animales gigantes, fastidiando a la población humana. Y como uno suele enfocarse en los sospechosos comunes (esos animales que se ve a kilómetros que se aprovecharían de la población humana en caso de tener oportunidad), es de agradecer cuando nos encontramos con animales atípicos dentro de esas tramas. Como conejos, cientos de conejos gigantes.



"Attention! Attention! Ladies and gentlemen, attention! There is a herd of killer rabbits headed this way and we desperately need your help!"
Los productores y distribuidores de la película trataron de ocultar la trama esencial el mayor tiempo posible. Quizá con justa razón, porque seguro que el público que se arriesga a ver una película sabiendo de antemano lo de los conejos gigantes, se reduce drásticamente incluso entre los que verían serie B sin problemas. De modo que el título es casi eufemístico, los posters no mostraban ningún conejo y luego cruzaron los dedos, o algo así.

Creo que lo mejor de la película, que fue también la razón por la que me enteré de su existencia y por la que pensé en buscarla, es que al inicio hacen una introducción seudo-científica en que se habla de las posibilidades terroríficas de los conejos aunque todos los vemos muy bonitos. Y entonces pasan pietaje real de invasiones de conejos (no gigantes y no asesinos, claro) en Australia u otras regiones. Haciendo un énfasis muy claro en que como mascotas seguro que son de lo más tiernos, pero cuando tienes sembradíos y llegan un montón de conejos salvajes a meterse contigo, con tu sustento, con tu casa y etcétera, te lo piensas dos veces. Y en parte de esos hechos es que nace la descaballeda idea de agregarles también los rasgos de gigantes y asesinos. Y volverlos serie B.

En el desierto de Arizona tienen problemas con las invasiones de conejos. Casual. Y todo sería molesto pero regular hasta que unos científicos comienzan a experimentar con ellos a ver si pueden conseguir algún tratamiento hormonal que interrumpa su reproducción desenfrenada y ayude a que en un futuro no hayan tantos. Pero, claro, los científicos nunca saben lo que hacen y entre una cosa y otra resulta que los conejos comienzan a crecer y quedar sedientos de sangre. Que tampoco iría mucho más allá si el laboratorio tuviese mejor seguridad y no regalasen conejos creyendo que no han sido utilizados en experimentos a cuanto niño se aparece queriendo adoptar una bella criaturita. Claro, todo lo que puede salir mal sale mal y pronto la población se verá desplazada cuando cientos de conejos gigantes comiencen a destruir todo a su paso.

Fuera de que la idea es de lo más delirante y sería casi la única razón por la que alguien podría buscarla, la película en sí resulta considerablemente divertida. Sí que tiene algunos problemillas bastante lógicos, como los primeros ataques-conejo que están un poco piratas (tampoco es que podamos pedirle mucho más a una película del estilo), y que en algún punto es difícil darle un seguimiento con mejor ritmo y tenemos que detenernos largo rato en conejos corriendo, gente corriendo, gente muerta, conejos manchados de sangre. Y, bueno, que no está para asustar a nadie a menos de que le tenga fobia a los conejos, cosa que debe ser poco frecuente. Aún en estos puntos tiene algunos grandes aciertos, como no hacer de los conejos sencillas botargas ridículas y asesinas, sino que incluso gran parte de las escenas se graban con conejos de verdad en maquetas al caso. Se notan pero le da un aire mucho mejor logrado que si hubieran tratado de hacerlo más dinámico, creo yo.

Sigue siendo, claro, anecdótica, y supongo que pronto tendré que complementarla con "Black sheep" como películas de especies que fácilmente podrían invadir Australia y/o Nueva Zelanda. Con el tiempo que llevo queriendo ver a esas ovejas mutantes asesinas.

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