22.3.10



22/03/10
Cuando se anunció que Park Chan-Wook sacaría su nueva película, "Thirst", sobre vampiros, no supe muy bien qué pensar. Park Chan-Wook es de mis directores favoritos, yo vería cualquier cosa de él, pero por otro lado esa moda que está ahorita de que todo gire en torno a vampiros que tratan de transformar su mito comenzaba a desesperarme. Porque, en general, casi ninguna de las nuevas películas que han salido al respecto me han gustado.
Pero, como dije, yo vería cualquier cosa de Park Chan-Wook.



"Like a man with tumor in the head let me lack judgment. Ravage my body sworn to chastity leave me with no pride, and have me live in shame. Let no one pray for me. But only the grace of the Lord Jesus Christ have mercy on me"

Claro que no podían ser vampiros sin más ni más, la cuestión física y ética debían ir más allá. Y por eso comenzamos centrándonos en el sacerdote Sang-hyeon, quien asiste en un hospital ayudando y orando por los enfermos. Es un hombre completamente entregado a su fe y que se siente impotente ante el sufrimiento humano que atestigua todos los días en el hospital. Harto de no poder ayudar más, pide permiso a su congregación para participar de unos experimentos en la búsqueda de la cura para una terrible y mortal enfermedad. Todos los intentos de disuadirlo en su casi suicida propósito son inútiles y termina por encerrarse en una especie de monasterio reformado donde le inyectan el virus que lo cubrirá de llagas y lo hará sangrar hasta poner en peligro su vida. Los intentos por evitar dicho deterioro parecen no surtir efecto y unas semanas después, tras un procedimiento quirúrgico de emergencia, Sang-hyeon muere. Para resucitar al poco tiempo, inexplicablemente, y comenzando a producir los anticuerpos que lo curarían de la desastrosa enfermedad.

Si Song Kang-ho ha demostrado ya en varias ocasiones que es un excelente actor, en esta ocasión se luce incluso mucho más interpretando a este complejo sacerdote. Durante los primeros minutos hay una visión dura, casi cruel, de esa fe dolorosa y ese intento de entrega máxima. Un hombre que verdaderamente pone su vida en las manos de Dios y cuyas oraciones encuentran respuesta en esta extraña resurección.
Todo a partir de ahí convierte su mundo en una especie de espectáculo caótico: él buscaba ayudar a las personas y de pronto se encuentra convertido en una especie de santo milagroso ante los ojos de las personas a su alrededor, quienes interrumpen constantemente sus actividades para solicitarle milagros desesperados.
Pero eso no es lo único que ha cambiado en el sacerdote, sus propios sentidos comienzan a desarrollarse hasta puntos inimaginables, su piel comienza a volverse sensible al sol, sus deseos carnales comienzan a traicionarlo. Y esta esa sed que no lo deja en paz.

Tras un inicio brillante, cautivador, deliciosamente siniestro, la historia comienza a tambalear. Después de establecer la relación del sacerdote con el matrimonio de Kang-woo y Tae-ju, especialmente en la fijación obsesiva-enfermiza que se establecerá con Tae-ju; ya no sabemos a donde vamos. Ya no sabemos entonces si el hilo central de la película es la inminente transformación en vampiro, su inmiscusión en los asuntos de la pareja, la creciente tensión erótica, su debate ético-moral con la situación. En un momento parece que todo gira únicamente en torno a la cuestión sentimental (más erótica que sentimental, en realidad), como todas las películas de vampiros actuales, y que toda la complejidad psicológica y el trasfondo religioso del personaje se pierden sin más en una trama que pierde sentido y que se convierte en una secuencia de acciones caóticamente desencadenadas.

Pasando por alto esa primera parte que me parecía brutalmente buena, la excelente fotografía que tiene toda la película (habría que seguirle más la pista a Chung Chung-hoon, el director de fotografía de cabecera de Park Chan-Wook) y la excelsa actuación de Song Kang-ho, la película realmente me decepcionó. Hacia el final ya todo había perdido el sentido y era imposible sentir empatía por ningún personaje, justificar la trama en ningún modo, ni esperar ninguna clase de resolución realmente concluyente. Las últimas escenas las sufrí, esperando que todo terminara de una vez y ya. Ya.

Técnicamente es impecable, pero tampoco es nada que nos sorpresa viendo la filmografía anterior del director, pero sin duda que hay un problema en el guión que no consigue cuajar. Y eso representa un gran paso hacia atrás en la genialidad del director, considerando sus últimas películas que eran sencillamente fantásticas.



¿Película favorita de Song Kang-ho?


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